"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
TRES PARÁBOLAS: LA CIZAÑA, EL GRANO DE MOSTAZA Y LA LEVADURA.
24 Otra parábola les propuso, diciendo: « El
Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su
campo.
25 Pero, mientras su gente
dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Cuando brotó la hierba y
produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.
27 Los siervos del amo se
acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo?
¿Cómo es que tiene cizaña?"
28 El les contestó:
"Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres,
pues, que vayamos a recogerla?"
29 Díceles: "No, no
sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo.
30 Dejad que ambos crezcan
juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged
primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en
mi granero." »
31 Otra parábola les
propuso: « El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó
un hombre y lo sembró en su campo.
32 Es ciertamente más
pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y
se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus
ramas. »
33 Les dijo otra parábola:
« El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la
metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo. »
34 Todo esto dijo Jesús en
parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas,
35 para que se cumpliese el
oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba
oculto desde la creación del mundo.
36 Entonces despidió a la
multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «
Explícanos la parábola de la cizaña del campo. »
37 El respondió: « El que
siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
38 el campo es el mundo; la
buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno;
39 el enemigo que la sembró
es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40 De la misma manera,
pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del
mundo.
41 El Hijo del hombre
enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los
obradores de iniquidad,
42 y los arrojarán en el
horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
43 Entonces los justos
brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. (Mt.
13, 24-43)
Tenemos aquí tres parábolas de Jesús que clarifican lo
que es el “Reino de Dios”: “Se parece a un hombre que siembra buena semilla”…
O, “Un grano de mostaza que se siembra”… O, “Un puñado de levadura que se amasa
con la harina”… El Reino de los cielos no es una cosa estática, sino que
requiere la actividad de Dios primero, y la colaboración buena del hombre
después… Lo que Dios hace siempre es bueno e irremediablemente conduce a la
irrupción del Reino de los Cielos en nuestra tierra, pero la actividad del
hombre, muchas veces, está mediatizada por “un enemigo” que tiene como “afán”
sembrar “malas hierbas” en la tierra de nuestro corazón… Desde el principio de
la Biblia, ya en el Génesis, Dios avisó a Caín: “A la puerta está el Enemigo
acechando, como fiera que te codicia, pero tú puedes dominarlo”…
- En esta primera parábola, parece que el Diablo
consiguió su propósito y “la buena semilla” creció rodeada de la cizaña. Y es
que la cizaña es muy parecida al trigo. La diferencia está en los frutos: el
trigo da un grano grueso y dorado, mientras esta malas hierbas tienen los
granos vacíos… ¡El hombre bueno quiere, en el momento en que se da cuenta de
esta maldad, arrancarla inmediatamente!… Pero el dueño del campo nos pide
paciencia, pues en esta operación podríamos también dañar al trigo… Dios
permite que convivan en este mundo el mal y el bien… ¡Y el hombre bueno, como
el labrador, sabe que nunca han visto que un grano de trigo se convierta en
cizaña! El bien siempre es bien, aunque se vea acosado por el Maligno. En esta
paciente espera de Dios Él sabe sacar siempre fruto, porque “el tiempo de Dios”
es “acoso” para invitar a la conversión…
- La segunda imagen nos habla de “lo pequeño”, ¡que se
convierte en algo muy grande: el Reino de Dios!, que con la Palabra siembra en
mucha debilidad, en persecuciones, en actos buenos minúsculos, pero por la
fuerza germinativa de la gracia lo que parecía insignificante ¡se convierte en
algo impensablemente grandioso!… Esta es una de las paradojas del Evangelio:
con hombres rudos y pecadores Jesús construyó su Iglesia a la que “todo el
poder del infierno no la derrotará”... Todos los grandes Imperios, que parecían
inexpugnables, cayeron como jarro de loza que cae y se hace añicos… Pero la
Iglesia, por el poder de Jesús, permanece y permanecerá hasta la Venida del
Señor en Gloria…
- Y la tercera imagen nos habla de lo mismo: “un
puñadito de levadura hace fermentar toda la masa de harina” con la que se puede
hacer un pan bueno y apetitoso que alimenta la vida del cuerpo… Y con esta
imagen quiso Jesús darnos a conocer el Misterio más grande que nos salva y nos
está salvando: ¡la Eucaristía: un trocito de pan blanco que es, por el poder de
Dios, Su Hijo Jesús!... ¡El mismo que nació en Belén sufrió, murió en una cruz
y Resucitó gloriosamente!… ¿Quién podrá admitir tamaño salto cualitativo?: ¡El
pan es Dios y Hombre verdadero!…
¡La fe es capaz de captar este Misterio y de adorar en
la Hostia consagrada, a Jesús como Hijo de Dios!…
¡¡Danos ojos de fe, Señor, para amar estas maravillas y darte gracias!!…
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