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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 18 de agosto de 2018

Cuentos con moraleja: San José, abogado de la buena muerte. 18 - Agosto - 2018

"Ventana abierta"


Cuentos con moraleja: San José, abogado de la buena muerte


Adelante la Fe
Por
Padre Lucas Prados

El día 2 de Enero de 1884, un anciano desconocido se presentó al cura párroco de una población de Francia, pidiéndole, por favor, que fuese a ver a una enferma que se estaba muriendo. No sólo el anciano indicaba la calle, casa y número, sino que también se ofreció a acompañar al sacerdote hasta la puerta de la casa.
La calle nombrada tenía muy mala reputación, el anciano era desconocido, y la oscuridad de la noche hacía que el ministro de Dios pusiera algún reparo a la invitación del visitante; más éste le dice:

—Es preciso que usted venga, y sin tardar, porque es cuestión de administrar los santos sacramentos a una pobre mujer que está agonizando.

Después de oír eso, el sacerdote no vacila ni un momento, y, acompañado del anciano, se pone en camino para cumplir con su deber.
La puerta de la casa estaba cerrada; y aunque era la de peor aspecto de toda la calle, pensó el sacerdote que Dios vino al mundo para salvar a los pecadores, así que tiró de la campanilla… No contestaron.
Creyendo que lo estaban engañando, se disponía a marcharse, cuando el anciano que le acompañaba, empujó la puerta y la abrió.
Al entrar, se oyó una voz, que desde una alcoba apartada decía:

— ¡Un sacerdote! ¡Un sacerdote! ¡Que no me dejen morir sin sacramentos!

—Aquí está el sacerdote —dijo éste, acercándose al lecho.

— ¡Gracias a Dios! —respondió la moribunda. ¡No me puedo creer que alguien de esta casa iría a avisar a un sacerdote!

El ministro de Dios la consoló, la confesó y le administró los santos sacramentos. Cuando ya había cumplido su misión, éste preguntó a la mujer, si, en medio de su vida de pecadora, había conservado alguna devoción.

—Una sola —contestó ésta— la de rogar a San José que me obtuviese una buena muerte.

Pocos minutos más tarde, la mujer entregaba su alma a Dios, después de haber obtenido su gracia y haber conseguido tener una muerte cristiana.

Cuando el sacerdote se disponía a retirarse, se dio la vuelta para agradecer al anciano por haberle llamado y no encontró a nadie. La casa estaba vacía.

*** *** ***

San José es el patrono de la buena muerte, pues nadie murió con mejor compañía que él; rodeado nada menos que de Jesús y María. Que también nosotros le tengamos una gran devoción a este santo; y todas las noches, antes de acostarnos, le pidamos humildemente: ¡San José, concédeme una buena muerte!

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