"Ventana abierta"
¿Es normal llorar la muerte de un ser querido?
Si la muerte nos ha arrebatado a un ser amado, seguramente hemos sentido el dolor emocional que ocasiona esa tragedia.
Es lógico, que un suceso como el fallecimiento
de un ser querido o de alguien cercano nos provoque un profundo dolor nos deja
un enorme vacío en la vida.
Decía alguien, que, cuando murió su padre eso le dolió demasiado y que aún al correr de los años todavía se acordaba de él y le seguía doliendo mucho.
Pero también lo recordaba bonito, recordaba sus refranes y su gracejo, como cuando decía:
"Cuando yo
estaba muchacho me besaban las muchachas, ahora que estoy más viejo me besan
las cucarachas". Y a
diario ella lo repetía.
Decía; lo extraño, de veras que sí. Pero tengo la esperanza de que
él se fue a un mejor lugar, donde no hay dolor ni llanto. Y esto me reconforta. "Estoy segura de que lo veré de nuevo en la resurrección, pero aún lo extraño
mucho".
¿Qué dice la Biblia acerca de esto?
"Además, hermanos, no queremos que estén en
ignorancia respecto a los que están durmiendo en la muerte; para que no se
apesadumbren ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza." (1 Tesalonicenses 4:13)
La Biblia nos dice también que la muerte de un
familiar cercano va acompañado de un período de aflicción, los sentimientos que
se manifestaban en esas ocasiones solían ser muy intensos.
Abrahán, tenía una fe firme en que Dios podía
resucitar a los muertos (Hebreo 11:19) aun cuando falleció su esposa, Sara, le
dolió mucho y lloró. (Genesis 23;1,2).
Jacob rasgó sus mantos y lloró a su
querido hijo José, cuando sus otros hijos le contaron la mentira de que había
muerto (Genesis 37:34,35).
El rey David también lloró la muerte de sus hijos
(2 Samuel 13:28-39).
Dios nunca quiso que perdiéramos la vida. Su
propósito original, como dijo a Adán y Eva, era que la Tierra se transformara
en un hermoso paraíso y se llenara de una familia amorosa y feliz.
Es normal que cause dolor, y Yavé no considera
que llorar la pérdida de un ser querido sea una falta de fe en la resurrección.
Como hemos visto en los casos de estos hombre de fe.
Si a los cristianos nos causa dolor la muerte,
no nos apesadumbramos "como lo hacen también los demás que no tienen esperanza" (1 Tesalonicenses 4:13), confiamos de todo corazón en que Jesús, "la
resurrección y la vida", cumplirá su promesa de levantar a "todos los que están
en las tumbas conmemorativas" (Juan 5:28,29; 11:24,25).
Por lo tanto, si en este momento lloramos la desaparición de alguien amado, consolémonos pensando que Yavé comprende nuestro dolor. Y que este conocimiento y la esperanza de la resurrección alivien nuestra pena y nos ayuden a hacer frente a nuestra pérdida.
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