"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
TRIUNFO DE JESÚS EN SU
MUERTE.
20 Había algunos griegos de los que subían a
adorar en la fiesta.
21 Estos se dirigieron a Felipe, el de
Betsaida de Galilea, y le rogaron: « Señor, queremos ver a Jesús. »
22 Felipe fue a decírselo a
Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
23 Jesús les respondió: «
Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre.
24 En verdad, en verdad os
digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si
muere, da mucho fruto.
25 El que ama su vida, la
pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna.
26 Si alguno me sirve, que
me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve,
el Padre le honrará.
27 Ahora mi alma está
turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado
a esta hora para esto!
28 Padre, glorifica tu
Nombre. » Vino entonces una voz del cielo: « Le he glorificado y de nuevo le
glorificaré. »
29 La gente que estaba allí
y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: « Le ha hablado un
ángel. »
30 Jesús respondió: « No ha
venido esta voz por mí, sino por vosotros.
31 Ahora es el juicio de
este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera.
32 Y yo cuando sea levando
de la tierra, atraeré a todos hacia mí. »
33 Decía esto para
significar de qué muerte iba a morir. (Jn. 12, 20-33)
Aquí nos trae Juan varias Palabras para orar y
reflexionar. Pero la más importante es que Jesús ve que se avecina “su hora” y
su alma está agitada. Y se pregunta si puede pedir al Padre verse libre de lo
que siente se le echa en encima… No, no puede pedirlo porque para entregar su
vida en muerte ignominiosa, para eso ha venido, pues cuando sea alzado en la cruz,
todo será atraído por Él y salvado del poder del “príncipe de este mundo”.
Todo será rescatado y llevado consigo a la gloria. Por
esta entrega, por amor al Padre, El mismo lo glorificará y ya lo está
glorificando, porque en todo obedece la voluntad de Dios.
Juan no nos relata la agonía de Getsemaní, pero sí que
nos dice que Jesús está turbado en su espíritu… Y en su debilidad, Satanás
intenta apartarle del designio de Dios: que ha de pasar por una pasión y
muerte. Momento muy duro para su naturaleza humana, que quisiera rehuir el
sufrimiento y la muerte. Jesús no era un superhombre, era Dios. Pero su
naturaleza humana era muy sensible y así lo manifiesta a lo largo de los
Evangelios: llora, se alegra, se entristece, tienes sed y hambre y se aíra…
Jesús es hombre verdadero, por ello nos podemos acercar a Él con infinita
confianza, porque su humanidad nos comprende y asume, y su divinidad nos salva
y nos eleva al rango de hijos de Dios en Él…
Y sigue Jesús declarando: “mirad, el grano de trigo en
el saco se pudre, pero si se le confía a la tierra, entonces, sin saber cómo,
se multiplica en muchos granos”. Lo mismo nosotros: si celosamente reservamos
nuestra vida, la guardamos en “el pañuelo” de nuestro egoísmo y del querer
salvarla y no la damos a Dios y a los hermanos, que esto es “morir a lo vivo”,
entonces se nos pudre o al menos enmohece. Pero si “suicidamente”, como el
grano de trigo, la ofrecemos al amparo de la tierra, que es el humus de la
voluntad divina, a veces incomprensible, o a las miserias y necesidades de los
hombres, entonces, sin saber cómo, mi alma y mi vida salen revestidas de luz y
de poder y aún más, se multiplican en miles de dones y entregas que me llevan,
por la fuerza del amor, hasta la presencia de Dios.
Igual que Jesús, que elevado sobre la tierra, atrae y da
vida a todas las cosas restaurándolas y devolviéndoles su primitivo brillo y
luz como cuando fueron creadas.
Señor, enséñame, día a día, sin cansarte, a dejarme
atraer desde la Cruz, para que el morir a mí mismo se parezca en algo a tu
entrega y muerte en la cruz. Que te mire a Ti fijamente y nada me podrá
atemorizar, porque Tu Amor es más fuerte que la muerte…
¡Gracias Jesús¡…
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