"Ventana abierta"
‘Ante el nuevo curso pastoral’, carta pastoral
de inicio de curso del Arzobispo de Sevilla
Queridos
hermanos y hermanas:
Acentos y prioridades
del nuevo curso pastoral
1.Comienzo la carta
pastoral de inicio de curso saludando cordial y fraternalmente al señor Obispo
auxiliar, a los sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y laicos de la
Archidiócesis. A todos os deseo que hayáis podido descansar unos días para tomar
fuerzas para el nuevo camino que se abre ante nuestros pies y reemprender así
con ilusión renovada nuestras tareas apostólicas y evangelizadoras. Comenzamos
un nuevo año pastoral que el Señor nos ofrece como don para continuar
escribiendo con nosotros una historia de amor y de salvación. Nos ponemos en
camino con gozo y esperanza, con nuestra confianza puesta en el Señor, que es
quien, por medio de su Espíritu, “obra en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito”
(Flp 2,13).
2. Como en años anteriores, a
principio de curso, deseo señalar a todos los fieles, y muy especialmente a los
más implicados en la vida pastoral de nuestra archidiócesis, los acentos y
prioridades pastorales que deberemos tener muy presentes, asumiéndolas y
aplicándolas en nuestras comunidades con empeño y generosidad. Invito a todos
los miembros de nuestra Iglesia, especialmente a los sacerdotes, religiosos y
religiosas, y a los fieles laicos que tienen alguna responsabilidad en la vida
pastoral, a ponerlas en práctica con entusiasmo. Presento estas líneas
operativas para el curso pastoral que comienza, respetando los carismas de cada
uno, pero muy consciente de la importancia de la comunión que, si en plano
pastoral es siempre fuente de eficacia, tiene un valor por sí misma, pues la
Iglesia se realiza y crece imitando la unidad de la que procede, ya que como
escribiera san Cipriano de Cartago, la Iglesia es un pueblo reunido por la
unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. (LG 4).
Atentos a las orientaciones del
Santo Padre y a la situación religiosa actual
3. Abiertos a la
comunión de la Iglesia universal, no olvido los acentos que el papa Francisco
nos está señalando en los últimos años, a los que aludiré en el desarrollo de
esta carta. Ahora subrayo las prioridades que marca nuestro Plan Pastoral
Diocesano, Siempre
adelante, porque Dios nos espera, porque los hermanos nos esperan, que
tiene vigencia hasta el año 2021. El objetivo fundamental para el curso
2018-2019 es Desarrollar
la Iniciación Cristiana y primar una catequesis kerigmática y mistagógica.
4. En las orientaciones
pastorales que siguen, apunto algunos datos que justifican por qué deberemos
poner el énfasis en este curso en la iniciación cristiana: todos somos
conscientes de que hoy, al contrario de lo que sucedía hace unas décadas, la fe
no puede darse por supuesta. Por otra parte, en los últimos años se ha
debilitado la trasmisión de la fe en la escuela y en la catequesis y se ha
cegado en buena medida uno de los canales tradicionales y más importantes en la
transmisión de la fe, la familia. Hoy son legión los padres que no inician a
sus hijos en la fe, en la oración, en la piedad y en el conocimiento del Señor.
5. A todo ello se suma el
incremento de la indiferencia religiosa de muchos conciudadanos nuestros, para
quienes Dios ha desaparecido del horizonte de su vida diaria, mientras crece el
número de los no bautizados. El secularismo, por otra parte, envuelve a un
amplio número de bautizados, que engrosan lo que hemos dado en llamar el cristianismo sociológico,
pero que normalmente piensan, deciden y viven como si Dios no existiera. Todo ello,
lejos de apagar nuestra esperanza, ha de hacerla más humilde y capaz de confiar
sólo en Dios. A pesar de que muchas a veces, como en el pasaje evangélico de la
tempestad calmada (Mc 4, 35- 41;Lc 8, 22-25), pueda parecer que el
Señor duerme en la popa y deja su barca al antojo de las olas
encrespadas, no podemos abandonar la certeza de que el Señor, por el don
de su Espíritu, está siempre presente en su Iglesia y actúa en ella y en
la historia de la humanidad. Él prolonga en el tiempo de la Iglesia su misión,
haciendo que sea una corriente de vida nueva, que fluye dentro de la vida de la
humanidad como signo de esperanza para todos.
La certeza de que el Señor
acompaña nuestras tareas pastorales, pero espera nuestra colaboración
6. La cercanía de Jesús
resucitado, que vela por su Iglesia a través de su Espíritu no nos exonera, sin
embargo, de colaborar con el Señor en el anuncio de su persona, de su palabra,
de su doctrina y de sus promesas como fuente de vida y de esperanza. Hoy más
que nunca es necesario un nuevo anuncio, una Nueva Evangelización, con nuevo
ardor, con nuevos métodos y nuevas expresiones, como nos pidiera el papa san
Juan Pablo II en Haití en marzo de 1983. Como decimos en el texto de las
orientaciones pastorales, hoy es más necesaria que nunca la iniciación
cristiana y la catequesis, para suscitar de nuevo la fe, la esperanza y la
caridad. Nuestra Iglesia está llamada a engendrar, cuidar, alimentar y ayudar a
crecer a los nuevos cristianos. Es la misión maternal de la Iglesia. Ella debe
anunciar a Jesucristo con convicción y con coraje, una palabra muy repetida en
la Iglesia de los orígenes. Sin coraje, muy poco habrían podido hacer los
primeros evangelizadores. Su coraje nace de la fe en el mensaje de Jesús y de
la certeza de su presencia y asistencia. El coraje nace del amor a Dios y al
hombre. No es prepotencia, sino la audacia y valentía de los humildes que saben
que actúan en el nombre del Señor y con su fuerza.
7. Muy cerca del coraje está
el “entusiasmo”, que
es la actitud de quien ha encontrado algo grande y quiere compartirlo. Es la
situación de quien se ha encontrado con Dios y no puede acallar su suerte,
porque en realidad, ha encontrado un tesoro. Y no es para menos. Nos chirría el
oído el entusiasmo escandaloso de los locutores deportivos cuando cantan un gol
o el triunfo de uno de nuestros atletas. Es el entusiasmo que deberíamos
derrochar nosotros para anunciar la encarnación del Señor, o su nacimiento en
Belén, o su pasión, muerte y resurrección. Los tesoros que hemos recibido
reclaman de nosotros coraje y entusiasmo. Por eso falseamos el mensaje, cuando
sale de nuestra boca sin entusiasmo y alegría, porque anunciamos a Cristo, nada
más y nada menos.
La guía del Directorio de la
Iniciación cristiana
8. En la iniciación
cristiana, hoy tan necesaria, hemos de seguir fielmente cuanto prescribe el
Directorio Diocesano, aprobado y promulgado como norma a acoger y cumplir el 1
de septiembre de 2016. Se trata de una verdadera pastoral misionera, pues hemos
de aprovechar la preparación para la recepción de los sacramentos del bautismo,
primera comunión y confirmación para llegar también a las familias de los
candidatos. En otro orden de cosas, tanto un servidor, como el señor Obispo
auxiliar, estamos contentos y agradecidos por la recepción inicial de las
normas del Directorio en estos dos años y también por la acogida de los
Catecismos aprobados por nuestra Conferencia Episcopal, lo que garantiza la fidelidad
doctrinal en la transmisión de la fe y la integridad de los contenidos.
Parroquias, colegios y otras instituciones han aceptado con un gran sentido de
comunión las prescripciones del Directorio sobre edades, contenidos, procesos y
lugares de recepción de los tres sacramentos, buscando la unidad básica de
criterios pastorales en nuestra Archidiócesis.
9. Estamos también muy
contentos del alto número de adultos que han recibido el sacramento de la
confirmación, después de un proceso serio de preparación la mayor parte de las
veces. Sin duda, para muchos está siendo una ocasión para volver a repensar su
fe y acercarse a la Iglesia. Ojalá que en las parroquias y en los demás ámbitos
eclesiales seamos capaces de brindarles la posibilidad de integrarse en un grupo
de vida cristiana, en el cual puedan seguir formándose como discípulos del
Señor y fortalecer su compromiso apostólico. Estamos seguros de que Dios
nuestro Señor sacará muchos bienes de esta iniciativa de una tonalidad
verdaderamente misionera.
Nuestra gratitud a los
catequistas
10.No quiero dejar de subrayar
la trascendencia de la tarea eclesial de los catequistas, que exige obediencia
y comunión con la Iglesia a la hora de llevarla a la práctica en el precioso
quehacer de la iniciación cristiana. Que Dios recompense con muchos dones
sobrenaturales a tantos catequistas fieles que, de forma gratuita y generosa,
comparten su fe con nuestros niños y adolescentes, jóvenes y adultos. Cuentan,
desde luego, con la gratitud, la oración y el afecto de sus obispos.
La educación afectivo sexual de
los adolescentes y las formas abreviadas de catequesis kerigmática
11. Sin separarnos un
ápice de la iniciación cristiana, tengo muy en cuenta las iniciativas
legislativas que desde los poderes públicos propician hoy en la escuela una
educación sexual de nuestros niños y jóvenes, que hace tabla rasa de la ley
natural, al tiempo que conculca los derechos de los padres, los primeros
educadores de sus hijos. Por ello, con la tutela de la Delegación diocesana de
Familia y Vida, ofrecemos a las parroquias y colegios cursos fiables de
educación afectivo-sexual para los adolescentes y jóvenes fundamentados en una
sana antropología cristiana. En las orientaciones pastorales que siguen a esta
carta se señalan dos modelos recomendables que están dando muy buenos frutos.
12. Muy buenos frutos están
dando también formas abreviadas e intensas de catequesis kerigmática, como los
Cursillos de Cristiandad, camino de vida cristiana, que los obispos tratamos de
apoyar y acompañar. Como no podía ser de otra forma, apoyamos también los
Ejercicios Espirituales, auténtico camino de conversión y de encuentro con el
Señor, que tantos frutos de santidad han producido a lo largo de los siglos.
Otro tanto cabe decir de las Misiones populares y del aprovechamiento
catequético y pastoral de los Medios de comunicación en todas sus gamas,
incluyendo los más modernos que, si encierran muchos peligros latentes, también
pueden producir muchos frutos si son bien aprovechados.
La conversión personal y
pastoral: Discípulos misioneros
13. En las
Orientaciones Pastorales para el quinquenio, se habla también, como eje
transversal que ha de ser tenido en cuenta en estos cinco años, de la necesidad
de avanzar en la conversión misionera y en la reforma de las estructuras
eclesiales. A lo largo de estos años el papa Francisco nos ha exhortado en
incontables ocasiones a ser discípulos misioneros, entendiendo que discipulado
y misión son dos caras complementarias de la misma moneda. Sólo viviendo en las
cercanías del Señor, gozando de su amistad y experimentando su intimidad, nos
sentiremos impulsados a anunciarlo, mostrarlo y darlo a todos.
14. Insisto en que no puede
haber evangelización sin conversión, ni misión sin discipulado. La conversión
personal es la finalidad última de la predicación del papa Francisco. Es verdad
que él busca decididamente la conversión pastoral y la renovación de las
estructuras curiales, pero él está convencido de que esta renovación será
imposible sin la conversión de nosotros los pastores, los consagrados y los
fieles laicos. Efectivamente, una Iglesia que quiera ser luz y sal, tiene que
ser una Iglesia convertida, una Iglesia de santos. Sólo así será posible la
Nueva Evangelización, que no avanzará sin la renovación de la vida interior de
pastores y fieles mediante el encuentro con el misterio de Cristo, viviendo con
Él, viviendo como Él, para vivir en Él.
15. En este sentido nos pide
el Papa recuperar la dimensión vertical, mística y espiritual de la vida
cristiana y esto también en la vida de los sacerdotes, que deben ser orantes y
maestros de oración, con una fuerte experiencia de Dios, que viven la comunión con el Señor y
experimentan cada día su amor, su gracia y su amistad. Es necesario recuperar
la oración como camino para centrar y sustentar la vida en Cristo, en la
intimidad y en la unión con Él, para soslayar el peligro de caer en un cierto
pelagianismo, es decir, poner la confianza en las estructuras y programas más
que en la gracia de Cristo, que tiene que fecundar todos nuestros proyectos y
acciones. Sólo así seremos discípulos misioneros, como nos pide el papa
Francisco. Solo así superaremos, un cristianismo tibio, sociológico y
conformista, anclado en una espiritualidad de mínimos y con escasa proyección
misionera.
No olvidar el servicio a la
piedad popular y a los pobres y descartados
16. Aunque figurarán como
objetivos pastorales respectivamente en los cursos 2019-2020 y 2020-2021, no
podemos orillar en este curso los objetivos previstos para dichos períodos:
potenciar el servicio evangelizador de la piedad popular y cuidar la dimensión
social de la evangelización y la opción por los pobres. El primero pertenece a
la entraña más profunda de la religiosidad sevillana. No estaríamos
respondiendo a lo que el Señor espera de nosotros como Iglesia diocesana si
viviéramos enfrentados o de espaldas a la piedad popular que, si tiene cosas que
purificar y mejorar, tiene incomparablemente más valores como escuela que es de
vida cristiana, palestra de formación y camino de servicio a los pobres.
Sigamos, pues, ayudando a nuestras hermandades a vivir su identidad más genuina
y a potenciar cada día su compromiso evangelizador, ruego que transmito
principalmente a los directores espirituales y a los hermanos mayores y juntas
de gobierno.
17. El papa Francisco
no deja de reclamar a todos los católicos un compromiso cada día más consciente
y eficaz en el servicio a los pobres. Él ha acuñado un término bien descriptivo
de la situación de tantos hermanos nuestros que yacen en las cunetas de la vida
social. Son los descartados, los
refugiados que vienen a nosotros huyendo del hambre y de las guerras, los
inmigrantes, los parados, los sin techo, las víctimas del desamor y de la
indiferencia de la sociedad opulenta e insolidaria. Entre nosotros, se ha
anunciado con cierto triunfalismo el final de la crisis económica, que en el
último decenio ha golpeado con dureza a la sociedad española. Parece cierto que
de esa situación más bonancible se está lucrando lo que los técnicos llaman la
macroeconomía, es decir, las cuentas de resultados de las instituciones
financieras y las grandes empresas. Pero este bienestar no ha descendido a la
llamada microeconomía, a la economía de nuestras familias, en las que sigue
existiendo mucho dolor, mucho sufrimiento y muchas privaciones.
18. Estudios recientes nos
dicen que en Andalucía el paro afecta a un 24 % de los adultos y a un 47,9 % de
los menores de 25 años, mientras que el 33,2 % de la población tiene problemas
en relación con la vivienda, y en el flanco de la salud, el 24, 8% tiene algún
tipo de dificultad, todo lo cual genera exclusión social. Por otra parte, son
bien conocidos los datos pavorosos sobre la pobreza en los barrios de Sevilla.
No bajemos, pues la guardia. Los pobres y los que sufren siguen estando ahí, en
nuestras calles, junto a nuestras casas y a las puertas de nuestras Iglesias.
No nos tapemos los ojos ni demos un rodeo para no verlos. La acogida y el
servicio a los pobres es la prueba más palpable de la autenticidad de nuestra
vida cristiana, pues, como nos dice san Juan, no podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos, si no
amamos al prójimo a quien vemos (1 Jn 4,20).
Atención al Sínodo de los
jóvenes
19. En el próximo mes
de octubre, tendrá lugar en Roma el Sínodo de los jóvenes. Este acontecimiento,
desde que fuera anunciado por el Papa Francisco en enero de 2017, por sus
formas, contenido y desarrollo previsto, está llamado a convertirse en un hito
en la historia de la Iglesia. En el marco de la XV Asamblea General Ordinaria
del Sínodo de los Obispos, y bajo el título la fe, los jóvenes y el discernimiento vocacional, este
nuevo Sínodo pretende ser un espacio de estudio, trabajo y reflexión acerca de
la juventud, sus necesidades actuales y futuras, su papel y presencia en la
Iglesia y, sobre todo, la evangelización de los jóvenes. En palabras del Papa,
este ha de ser “el
Sínodo de y para todos los jóvenes”, creyentes y no creyentes,
involucrados o alejados, agnósticos y ateos… La Iglesia quiere estar con todos
los jóvenes del mundo y quiere escucharlos, porque cada uno de ellos tiene
mucho que decir. Ellos van a ser el centro del Sínodo porque ocupan el centro y
el corazón de la iglesia.
20. Los últimos Sínodos han
estado dedicados respectivamente a la Nueva Evangelización y a la familia. En
el primero se nos dijo que la misión de la Iglesia es el anuncio de la alegría
del Evangelio. La Exhortación Apostólica Evangelii gaudium nos está ayudando a sacerdotes,
consagrados y laicos a percibir cómo debemos vivir la misión en el mundo de
hoy. Los dos Sínodos sobre la familia y la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia nos
han clarificado cómo debe ser el acompañamiento de las familias para que vivan
la auténtica alegría del amor. Faltaba una palabra dirigida a los jóvenes. Por
ello, el Sínodo del próximo mes de octubre va a preguntarse cómo acercarnos a
los jóvenes para anunciarles la alegría del Evangelio.
21.Hasta la publicación
reciente del instrumentum
laboris es mucho el trabajo que se ha desarrollado, teniendo a
los jóvenes como centro y protagonistas de toda esta labor. A través de muchos
y muy diferentes medios (encuestas, grupos de trabajo, encuentros diocesanos y
nacionales…), con una atención especial a las redes sociales, se ha
posibilitado que los chicos y chicas de todo el mundo puedan expresarse con
libertad sobre ellos mismos, la sociedad que les rodea y su percepción sobre la
Iglesia. Han podido así manifestar sus opiniones, inquietudes, perspectivas,
ideas, quejas, expectativas y sueños. El punto más importante llegó en marzo de
este mismo año con la celebración del pre-sínodo en Roma, donde 300
representantes de todas las realidades de juventud de los cinco continentes
(incluso de otras confesiones o religiones, ateos y agnósticos) elaboraron un
documento final a modo de marco-síntesis que recoge todos los datos y
conclusiones a las que los propios jóvenes han llegado en este proceso.
22. ¿Qué es lo que
han pedido nuestros jóvenes a la Iglesia? ¿Qué es lo que han dicho de la
Iglesia y a la Iglesia? ¿Qué es para ellos la fe y cómo la viven? Sus
respuestas han sido exigentes y decididas. Han pedido a la Iglesia, ante todo,
autenticidad. Quieren que la Iglesia sea humilde y que sepa perdonar, mirando
de frente a cada realidad para acompañar al joven que se reconoce desorientado
en un mundo de contantes cambios. Desean ser escuchados, que la Iglesia
comparta su alegría, que la mujer ocupe el lugar que se merece y que el
lenguaje con el que le hablemos les sea cercano y reconocible, que se les
acompañe en todos los aspectos y momentos de la vida, que la pastoral
vocacional no esté volcada exclusivamente en el sacerdocio o la vida consagrada,
que se utilicen en la evangelización los medios actuales y se abra camino a la
creatividad que ellos pueden aportar.
23. El recién publicado Instrumentum laboris recoge
muchas de estas cuestiones, que serán objeto de estudio por los Padres
sinodales. El resultado final lo conoceremos cuando se publiquen las
proposiciones aprobadas por el Sínodo y, sobre todo, la exhortación apostólica
postsinodal, que nos servirá de guía en los próximos años en la pastoral
juvenil y universitaria. Estoy seguro de que nos pedirá que sigamos ayudando a
los jóvenes a descubrir a Jesucristo, camino, verdad y vida y fuente de sentido
y esperanza para sus vidas, a encontrarlo en los sacramentos de la penitencia y
de la eucaristía, a descubrirlo en los hermanos y en la Iglesia, a robustecer
su adhesión al Señor y a dar testimonio de Él en el mundo como miembros activos
y responsables de la Iglesia, como pedía el papa Francisco a los jóvenes en
Río.
Un compromiso renovado de
sacerdotes, consagrados y laicos en la pastoral de jóvenes
24. Bien sé que en
Sevilla en los últimos años hemos recorrido un camino positivo en el trabajo
pastoral con la juventud, una pastoral juvenil seria y enraizada en el
Evangelio, que tiene a Jesucristo como centro. Pero no nos podemos engañar ni
caer en el triunfalismo, porque si tenemos jóvenes en la Delegación de Pastoral
Juvenil, en el SARUS, en los grupos juveniles parroquiales y en las
Hermandades, hay otra juventud incomparablemente más numerosa, hechizada por
ofertas engañosas, por mitos efímeros y falsos maestros, que es víctima de
múltiples seducciones, la seducción de la noche, del gregarismo que
despersonaliza, la seducción de lo material, del dinero, que endurece y
esclaviza el corazón, del placer, el goce rápido, el alcohol, las drogas y el sexo,
que en tantos casos, sólo conducen al hastío, la infelicidad y la tristeza. Se
trata de una juventud desencantada, desesperanzada, con un gran vacío interior,
con una visión del hombre exclusivamente materialista, víctima de la falta de
trabajo, del desamor, de la desestructuración familiar, sin el calor de un
hogar, y en ocasiones, atrapada en las redes de la droga y del nihilismo
existencial.
25. En los comienzos del nuevo
curso pastoral y en las vísperas del Sínodo de los jóvenes, animo a los sacerdotes
y a los jóvenes de nuestros grupos y movimientos a no contentarse con cultivar
a los de casa. Les
animo a salir al encuentro de estos jóvenes de las periferias para descubrirles
que Jesucristo es el camino que verdaderamente libera. Sé muy bien que el
trabajo con los jóvenes, acompañándoles y alentándoles, es duro y difícil, pero
nunca es una siembra estéril, pues antes o después termina dando fruto. Por
ello, animo a los hermanos sacerdotes a crear en todas las parroquias, con la
ayuda de laicos verdaderamente comprometidos, grupos juveniles parroquiales,
que propicien la formación doctrinal de los jóvenes, les inicien en la oración
y en la recepción de los sacramentos, en la devoción a la Santísima Virgen, en
la experiencia de la generosidad y el descubrimiento del prójimo, y todo ello
para favorecer el encuentro personal con Jesucristo y su inserción en la
Iglesia como militantes cristianos y apóstoles.
26. Como más de una
vez os he repetido, una parroquia sin jóvenes es una parroquia triste, sin esperanza
y sin futuro, del mismo modo que la Escuela Católica o cualquier otra
institución docente de la Iglesia, si no tiene una clara proyección
evangelizadora, olvida una parte esencial de su identidad más genuina, pues la
Iglesia y cada una de sus instituciones tienen como misión casi exclusiva hacer
presente a Jesucristo, anunciarlo, mostrarlo y darlo a todos. Todo lo demás,
aunque sea importante, no deja de ser secundario. Parroquias y Escuela Católica
deben sentirse urgidas a presentar a los jóvenes la propuesta explícita de una
existencia vivida con Cristo, desde la Palabra y los sacramentos, de la cual
brotan siempre energías renovadas para trabajar en la propia conversión y, de
forma incansable, en la tarea de construir un mundo mejor.
27. Todos somos conscientes del bien inmenso que
las Jornadas Mundiales de la Juventud, con el impulso de los papas san Juan
Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, han hecho a la pastoral juvenil, poniendo
el énfasis en lo esencial, en los acentos a los que acabo de hacer referencia.
Muchos jóvenes de todo el mundo podrían dar testimonio de lo que ha supuesto
para ellos la participación en las Jornadas, un jalón importante en sus vidas,
que ha dado un nuevo sentido a su existencia, nutriéndola de sentido y de esperanza.
Son incontables los que se han encontrado con el Señor en estas ocasiones. Son
miles también los que allí decidieron seguir a Jesucristo en el sacerdocio o en
la vida consagrada. Pues bien, entre los días 22 y 27 de enero de 2019, tendrán
lugar en Panamá las XXXIV Jornadas con la presencia del papa Francisco. Nuestra
presencia, por desgracia, sólo podrá ser testimonial. Las fechas desde luego,
en plena preparación de los exámenes de febrero, no son para nosotros las más
oportunas. Por otra parte, los precios conocidos de los vuelos, son
incompatibles con las débiles economías juveniles. No obstante, procuraremos
participar unidos, por los lazos invisibles de la plegaria y de la comunión, a
los jóvenes que puedan hacerlo, estando además atentos a los mensajes que el
Papa dirija a la juventud. Las Delegaciones diocesanas de Pastoral Juvenil y de
Pastoral Universitaria, verán la forma de organizar algún acto que visibilice
nuestra participación, siquiera sea simbólica, en las Jornadas.
No olvidemos la misión ad gentes: el octubre misionero de 2019
28. El mes dedicado a
las misiones, octubre, cobrará en 2019 un significado especial. Se cumplirán
cien años de la encíclica Maximum
illuddel papa Benedicto XV, considerada la carta magna de las
misiones en nuestro tiempo. El Santo Padre anunció esta celebración en la
audiencia que concedió en junio de 2017 a los participantes en la asamblea
anual de las Obras Misioneras Pontificias. El Papa desea que esta efeméride
ayude a renovar el ardor y la pasión misionera. A lo largo de dicho mes habrá
actos importantes en Roma presididos por el Papa. Pero el Santo Padre desea que
el protagonismo lo tengan las iglesias particulares que elaborarán sus propios
calendarios, procurando que las parroquias y comunidades se impliquen en esta
celebración. Para ello, en su momento enviaremos materiales para inspirar,
provocar y estimular a la reflexión. Dios quiera que la celebración del octubre
misionero de 2019 sea en nuestra archidiócesis un verdadero acontecimiento de
gracia que nos ayude a todos a conocer mejor la teología de la misión “ad gentes”, a
dinamizar nuestro ardor misionero y a comprometernos eficazmente en el anuncio
de Jesucristo en la misión.
Planificar la pastoral y rehacer las agendas, también en la vida
espiritual
29. Comenzamos un nuevo curso pastoral. Es hora de
planificar muy bien nuestras actividades pastorales, procurando no dejar nada a
la improvisación. Es necesario también rehacer nuestro plan de vida personal y
comunitario, y poner en la agenda los medios y tiempos que necesitamos para
mantener ardiente el amor al Señor. Tiempos de oración personal, adoración
eucarística, sacramento de la reconciliación, lectura espiritual y examen de conciencia,
rezo del santo Rosario, retiros y Ejercicios espirituales, previstos en nuestra
agenda, según el estado de vida y la vocación de cada uno, no serán tiempo
perdido o restado al trabajo pastoral, sino muy al contrario, serán garantía de
fecundidad y manantial de coraje y alegría para afrontar sin desánimo la dureza
del camino.
Con la compañía de la Virgen
30. En los inicios de un nuevo curso, el Señor nos
invita a echar las redes y a remar mar adentro confiando en su Palabra. Cristo
resucitado nos ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo (Mt
28,20). En su compañía iniciamos esta nueva andadura con la esperanza y el
ánimo que nos da su palabra: “¡mar adentro!” (Lc 5,4). En las manos de la
Virgen de los Reyes, ponemos todos nuestros anhelos y esperanzas. Que ella nos
acompañe con su mirada maternal a lo largo de este curso.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
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Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo
de Sevilla