"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
NEGOCIAR CON LAS MINAS
11 Estando la gente escuchando estas cosas,
añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el
Reino de Dios aparecería de un momento a otro.
12 Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un
país lejano, para recibir la investidura real y volverse.
13 Habiendo llamado a diez siervos suyos,
les dio diez minas y les dijo: "Negociad hasta que vuelva."
14 Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron
detrás de él una embajada que dijese: "No queremos que ése reine sobre
nosotros."
15 « Y sucedió que, cuando regresó, después
de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a
los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
16 Se presentó el primero y dijo:
"Señor, tu mina ha producido diez minas."
17 Le respondió: "¡Muy bien, siervo
bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez
ciudades."
18 Vino el segundo y dijo: "Tu mina,
Señor, ha producido cinco minas."
19 Dijo a éste: "Ponte tú también al
mando de cinco ciudades."
20 « Vino el otro y dijo: "Señor, aquí
tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo;
21 pues tenía miedo de ti, que eres un
hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no
sembraste."
22 Dícele: "Por tu propia boca te
juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo
que no puse y cosecho lo que no sembré;
23 pues ¿por qué no colocaste mi dinero en
el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses."
24 Y dijo a los presentes: "Quitadle la
mina y dádsela al que tiene las diez minas."
25 Dijéronle: "Señor, tiene ya
diez minas."
26 "Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará." (Lc. 19, 11-26)
Esta parábola que propone Jesús, responde también a
un hecho histórico que sucedía en tiempos de Jesús: Arquelao, hijo de
Herodes el Grande, que construyó suntuosos edificios, fue
a Roma para conseguirse el título de rey. Y
tras él marcharon cincuenta judíos para impedírselo. Jesús
aplica este hecho a Sí mismo, a través de una parábola: Él, salido
del Cielo, fue “a un país lejano”: la tierra, “para conseguirse
el título de Rey”. Jesús, que es Rey, quiere ser reconocido como
tal por su pueblo amado. Pero éste, ingrato, se
lo quiso impedir... Nosotros, también a veces, nos oponemos a lo
que es voluntad de Dios, desde toda la eternidad: “Tú lo
dices, soy Rey, para esto he nacido y para esto he venido al
mundo: “Yo soy el Testigo de la Verdad y el que me sigue, escucha mi
voz"…
Pues Jesús, Nuestro Señor, Dios y Rey, al subir al
cielo, nos ha repartido unos “dones” a cada uno, “unas
minas” (moneda o peso que se usaba en tiempos de Jesús) para que
negociemos con ellas. Cada uno recibió justamente según su capacidad, que
Dios le concedió al crearle. El que recibió diez, había de
producir otras diez; el de cinco otras cinco; y el de
una, otra una... Es curioso que en la parábola, el que
más recibió, trabajó con más afán y entusiasmo para
devolverle al Señor los dones duplicados. Mas el que recibió
poco, tenía su mente estrecha y era mal pensado. Y sin escrúpulos, le
devolvió al amo su mina “envuelta en un pañuelo”. “Su
envoltorio” era su ensimismamiento y tacañería, así como su aislamiento en
quejas y murmuraciones: “sé que eres un hombre exigente, que retiras
lo que no has depositado y siegas lo que no
has sembrado”… Y Jesús le llamó “siervo
malo" que, con sus palabras, a sí mismo se
juzgaba...
¿Cómo es posible que seamos tan ciegos al no ver que
Dios no nos debe nada? Nuestra vida, con sus dones, es pura
liberalidad de su bondad y misericordia... Él quiere que,
como hijos, “trabajemos en su viña”, con los dones que nos ha
regalado, para así parecernos a Nuestro Padre-Dios que no puede dejar
de ser el Creador de todas las cosas, porque el bien que posee como
atributo es difusivo y no puede dejar de prodigarse en los seres que
ama... Así, al que mucho se le dio y
lo multiplicó, recibirá el ciento por uno en gracias de
Dios. Y su corazón se desbordará en gratitud y
amor, devuelto por Amor... Y el que tenía poco y estaba
quejoso, se empobrecerá más al serle quitado lo que se le regaló…
¡Dios no quiera en absoluto que protestemos nunca a
nuestro Dios!... ¡Seamos hijos obedientes y sensatos, y con gran
humildad nuestra vida sea una continua acción de gracias:
en lo poco y en lo mucho; en la prosperidad y en la adversidad!...
¡Señor, tú lo puedes todo, hazlo en cada
uno de nosotros, por tu gran bondad!... ¡Amén, Amén!...
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