"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
El segundo don del Espíritu Santo es el entendimiento, que ilumina la
inteligencia. Es la capacidad de captar algo de las verdades más profundas de
la fe, la habilidad para entender el sentido más profundo de la Palabra de
Dios. Pero no es un don de los estudiosos, porque el Espíritu Santo puede
derramar este don de una manera preciosa en una persona que ni siquiera sepa
leer y que no haya recibido ninguna instrucción. Esa persona, aunque no sepa
explicar con claridad lo que sabe, puede poseer una gran intuición espiritual
que le permite entender las cosas más altas y más sublimes de la fe cristiana.
Cuando uno trata de estudiar, de profundizar su fe, o de comprender la Biblia,
tiene que invocar al Espíritu Santo para que derrame este don con mayor
intensidad; porque nuestra mente, sin la luz del Espíritu Santo, nada puede
comprender de los misterios de la fe.
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