"Ventana abierta"
UN HOMBRE MUY AGRADECIDO
Web católico de Javier Olivares
Una noche tormentosa
hace muchos años, un hombre mayor y su esposa entraron en el vestíbulo de un
pequeño hotel en Filadelfia.
Intentando conseguir resguardo de la copiosa lluvia, la
pareja se aproxima al mostrador y pregunta:
- ¿Puede darnos una habitación?
El empleado, un hombre atento con una cálida sonrisa, les
dijo:
- Hay tres convenciones simultáneas en Filadelfia... Todas
las habitaciones, las de nuestro hotel y las de los otros, están ocupadas.
El matrimonio se angustió pues era difícil que a esa hora y
con ese tiempo horroroso fuesen a conseguir dónde pasar la noche. Pero el
empleado les dijo:
- Miren...no puedo dejarles marchar con esta lluvia. Si
ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación, yo me
arreglaré en un sillón de la oficina.
El matrimonio lo rechazó, pero el empleado insistió de buena
gana y finalmente terminaron ocupando su habitación.
A la mañana siguiente, al pagar la factura, el hombre pidió
hablar con él y le dijo:
- Usted es el tipo de Gerente que yo tendría en mi propio
hotel... quizás algún día construya un hotel y en ese caso, le buscaría para
que usted fuese el gerente.
El conserje tomó la frase como un cumplido y se despidieron
amistosamente.
Pasaron dos años y el conserje recibió una carta del hombre,
donde le recordaba la anécdota y le enviaba un pasaje de ida y vuelta a Nueva
York, con el pedido expreso de que los visitase.
Con cierta curiosidad, el conserje no desaprovechó esta
oportunidad de visitar gratis Nueva York y acudió a la cita.
En esta ocasión, el hombre mayor lo llevó a la esquina de la
Quinta Avenida y la calle 34 y señaló con el dedo un imponente edificio de
piedra rojiza y le dijo:
- ¡¡Este es el Hotel que he contruido!! ¡Me gustaría que
fuese usted el Gerente!
El conserje miró anonadado y atinó a balbucear:
- ¿Usted está bromeando, verdad?
- Puedo asegurarle que no...-le contestó con una sonrisa
cómplice el hombre mayor.
Y así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf
Hotel original y contrató a su primer gerente de nombre George C. Boldt (tal
era el nombre del conserje en la noche lluviosa).
Obviamente, George C. Boldt nunca soñó que su vida estaba
cambiando para siempre cuando realizó su ofrecimiento para atender al señor
Waldorf Astor en aquella noche tormentosa.
No tenemos muchos "Waldorf Astor" en el mundo, pero un jefe satisfecho o un cliente sorprendido pueden equivaler a nuestro Hotel Waldorf personal.
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