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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 25 de diciembre de 2023

A NUESTROS NIETOS EN LA NAVIDAD. Lunes, 25 - Diciembre - 2023

"Ventana abierta"

A NUESTROS NIET@S EN LA NAVIDAD

"Nuestros nietos :
Ángel, Iván, Sergio,
Víctor, Aarón, Carmen,
son la felicidad para mí,
y hasta los ángeles del cielo
hoy les van a aplaudir.
¡Vamos, niños y entonemos
una bonita canción!
Yo a mis nietos acompaño 
y disfruto un montón.
Los nietos tocan panderetas,
los abuelos tocamos el tambor,
y nuestros hij@s tocan la zambomba
para cantarle al Amor,
A ese Niño pequeñito
a ese que llamamos Dios.
Y porque mis nietos cantan
la melodía mejor,
yo para ellos pido
la más grande ovación".


Y es que días antes de aquellas fiestas de Navidad, cada vez más días antes, en cuantito que asomaban las luces, villancicos, nacimientos que ver, y revuelo de gentes y tiendas, a cada uno se nos instalaba firmemente en el ánimo y en las ganas: la Navidad, el Fin de Año y los Reyes. Pero algo agridulce quería aflorar en mí, "mucha fiesta y, al mismo tiempo, mucha nostalgia". Siempre pensé que esta repetición no debía ser... ¡Y mira por dónde -al menos personalmente- he ido logrando vencer esa sensación a causa de los nietos, y por el Niño -con mayúscula- que cada 25 de Diciembre nos nace.


Os cuento:
Primero fue que venían los nietos, cuando supe que era verdad de la buena, me desbordó la ilusión.
Yo ya sé lo que me sé, 
que me venía al mundo un nieto
para poderlo querer.

Luego me vino otro,
y me impacienté,
pues tenía grandes deseos 
de poderlo ver, 
y así uno, y otro, 
y otro también, 
hasta que llegó la niña 
y ahí sí, que ya me pude perder.
Y así dejándome ser
la que se asomara a su cuna
y poderlos mecer.

Mis nietos tan pequeñitos eran coscones, polvorillas, especialistas en chucherías, dicharacheros, que decían como Dios manda ¡abuela y abuelo! -o al menos yo así lo oía- y que me robaban el corazón constantemente.
Para mis nenes y nena una nana
con la que cantar bajito
aquel dicho del "culito,
culito de rana,
 que si no sana hoy,
sanará mañana".
Nanas para mis cielitos 
que sonaba a gloria
y ya nada podía parar mi cariño...
me buscaba un pañolito,
¡pero un pañolito bien grande
con que la baba limpiarme!,
que no me caía desde niña
y en aquel entonces me caía a cada instante.

Con este simple conocimiento sin más, aprendí a traducir lo humano a lo divino, esos versos sirven tanto para el Dios que nace, como para mis nietos y nieta -me decía a mí misma- ¡mirad qué cosas!, me nacen a Jesús cada diciembre. 
Ellos, como el tierno Niño-Dios, también suplían, esas más que sentidas carencias de mis mayores que ya me faltaban y, que, allí arriba, se enfadarían conmigo si yo no asimilara aquí abajo la lección del amor, la alegría, la ternura, la continuidad...
"¡Estad alegres en el Señor!".

¡Qué lección de amor
el Niño Jesús nos da,
en estas santas fechas 
de la Navidad!

Cada año ponemos el nacimiento en casa, ¡tiene migas!, porque una pretende hacerlo enjaretando no más de cuatro cosas: serrín, plata, corcho y barro, y siempre resulta de "mírame y no me toques". 
Por aquel entonces que Ángel ya comenzaba a corretear, e Iván empezaba a dar sus primeros pasitos, mis nietos lo amenazaban. 
Y así han ido llegando un nieto tras otro, y siempre había alguno, la última Carmen, que también le gustaba tocarlo todo e investigar.
Siempre quedaba con el abuelo: 
- "¡De tocar los nietos el nacimiento ni mijita!".
- "¡Sin problema!, contestaba él.

Llegaban mis nietos, y ellos mismos convertían su vendaval en una brisa, por muy "culillo de mal asiento" que tuvieran:
Los pies iban por un lado, 
las manos lo tocaban 'to',
y yo les decía a mis niños...
¡la madre que os parió!

Y el Niño Jesús y la Virgen, y el mismo San José, salían sin sufrir daño de un toqueteo que siempre traía de cabeza a padres y abuelos.

Para ver a los Reyes Magos en el forzoso recuerdo de esa esquina junto a casa, donde los bisabuelos- "los bisa", como: la seño, las chuches, la guarde, el profe...", en este afán de ahora por acortar las palabras -donde los bisabuelos -digo- veían pasar la cabalgata con sus nietos, porque sus bisnietos tan solo la bisabuela Angelita ha llegado a conocerlos, y este recuerdo me deja hecha cisco.

Pero la realidad es el ¡no va más de ser felices! Os confieso que así he llegado a vivir estas fiestas como entiendo que verdaderamente son: El Niño Jesús que venía, que continúa viniendo, y que ya nunca se fue, y todo con la inapreciable ayuda de unos micos que te lo hacían vivir con candor, que se te subían al alma y te hacían ver a Dios palpablemente.
Os confieso que así he ido venciendo el agridulce que podría empañar la Navidad, mi Navidad, nuestra Navidad. Al fin y al cabo no tiene mérito alguno, se trataba de un regalo que nos viene de lo alto. En la plena conciencia de que, como yo, hay tantísimos abuelos, ¡es para felicitarse!
En la calle sonaba una voz con la manida canción "Blanca Navidad", que no nos cansábamos nunca de escuchar, y me decía para mis adentros: 
¿Blanca? ¡estas mías sí que son auténticas navidades blancas, o no!
Un cariñito y un mimo de vuestros abuelos.


Ahora los nietos ya nos han ido creciendo en número y, claro, también en edad.
A nuestros queridos nietos, ahora en la Navidad de 2023 y por orden de nacimiento:
Ángel 18 años, Iván 17 años, Sergio 15 años, Víctor 13 años, Aarón 12 años, Carmen 6 años. 
Con todo el amor y la ternura de las abuelas, y de los abuelos, que de algunos de los nietos además también somos madrinas y padrinos. Muchos besos. 
¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2024!

 

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