Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.
Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.
Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!
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Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...
Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.
Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)
domingo, 31 de diciembre de 2023
Cuento: Los relatos de la abuela. "La niña de los fósforos". REFLEXIÓN Y MORALEJA. "La pequeña vendedora de cerillas" (Teatro de marionetas). Dibujos Clásicos Navidad. Domingo, 31 - Diciembre - 2023
"Ventana abierta"
LA NIÑA DE LOS FÓSFOROS O CERILLAS
Érase una vez un día de diciembre muy, muy
frío. Había nevado durante toda la mañana y la tarde, y la noche comenzaba a
caer; era la última noche del año, la famosa noche conocida por el nombre de
San Silvestre.
Bajo la oscuridad de
la noche y el penetrante frío, una pequeña niña caminaba descalza y apenas
abrigada por las nevadas calles del pueblo. La pequeña había salido de su hogar con un calzado para protegerse los pies, pero era tan pobre, que llevaba unos zapatos más grandes de su
talla, y desgraciadamente, los perdió por el camino mientras cruzaba la calle
rápidamente para no ser atropellada.
Todo el día intentando
vender fósforos sin éxito. Agotada y con su cabello dorado cubierto de nieve,
se acomodó junto a una casa y rodeó sus piernas con los brazos para
resguardarse del frío.
“No puedo volver así a casa, sin un
centavo, papá se enfadará mucho conmigo y no podré cenar”.
“Además, en casa también hace mucho
frío… ¿Y si enciendo un fósforo? ¿Se dará cuenta papá? ¡Mis manos se están
entumeciendo!”.
Así que cogió un
fósforo y las manos lo frotó con la caja. Inmediatamente, las chispas saltaron
y se encendió una pequeña llama que se sentía muy calentita entre.
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