"Ventana abierta"
Web católico de Javier Olivares
Hoy cierras un
volumen más del libro de tu vida, pues acaba el año. Cuando comenzaste este
libro todo era tuyo, te lo puso Dios en las manos, podías hacer de él lo que
quisieras: un poema, una pesadilla, una blasfemia, un sistema, una oración...
Podías... Hoy ya no puedes; no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios. Te
lo va a leer Dios el mismo día en que mueras con todos sus detalles. Ya no
puedes corregirlo. Ha pasado al dominio de la eternidad.
Piensa por unos momentos en esta última noche del año. Toma
tu viejo libro y hojéalo despacio, deja pasar sus páginas por tus manos y por
tu conciencia. Ten el gusto de verte a ti mismo. Lee todo. Repite aquellas
páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo.
No te olvides de que uno de tus mejores maestros eres tú
mismo. Lee también aquellas páginas que quisieras no haber escrito nunca. No,
no intentes arrancarlas. Es inútil, ten valor para leerlas. Son tuyas, no
puedes arrancarlas; pero puedes anularlas cuando escribas tu siguiente libro.
Si lo haces, Dios pasará éstas de corrido cuando lea tu próximo libro en el
último día.
Lee tu libro viejo en la última noche del año. Hay en él
trozos de ti mismo, es un drama apasionado en el que el primer personaje eres
tú. Tú en la escena con Dios, con tu familia, con tu trabajo, con la sociedad.
Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libre albedrío sobre la
superficie inmensa y movediza del mundo. Es un libro misterioso que en su mayor
parte, la más interesante, no pueden leerlo más que Dios y tú.
Si tienes ganas de besarlo, bésalo; si quieres llorar, llora;
llora fuerte sobre tu libro viejo en esta última noche del año. Pero sobre
todo, reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el
cielo y dile a Dios solo dos cosas: ¡Gracias! y ¡Perdón!... Después dáselo a
Cristo.
No importa cómo esté, aunque tenga páginas negras. Cristo
sabe perdonar. Esta noche te ha de dar Dios otro libro completamente blanco y
nuevo. Es todo tuyo. Vas a poder escribir en él lo que quieras.
Pon el nombre de Dios en la primera página. Después dile que no te deje escribirlo solo. Dile que te lleve siempre de la mano... y del corazón..."
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