"Ventana abierta"
EL RAMILLETE DE ESPINAS
Web católico de Javier Olivares
Era la víspera del
Día de Acción de Gracias, pero Sandra se sentía muy infeliz cuando entró en una
floristería. Su hijo habría nacido estos días si no lo hubiese perdido en un
accidente de automóvil... Lamentaba mucho su pérdida.
No bastando eso, aún había posibilidad de que su marido fuera
operado. Y para colmo de males, su hermana canceló la visita que le iba a hacer
próximamente.
¿Acción de Gracias? ¿Agradecer qué? se preguntó.
Una amiga tuvo el coraje de decir que el sufrimiento era una
dádiva de Dios, que hacía madurar y fortalecer...
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la vendedora,
diciendo:
- ¿Quiere un arreglo tradicional o le gustaría innovar con lo
que yo llamo "Especial"? ¿Está buscando algo que realmente demuestre
gratitud en el Día de Acción de Gracias?
Sandra explicó que nada tenía para agradecer y la otra
replicó, enfática:
- ¡Pues tengo el arreglo perfecto para usted!
En ese momento entró una cliente que vino a buscar su pedido:
Un arreglo de largos y espinosos tallos de rosa. Todo muy
bien arreglado, pero no había ninguna flor.
Sandra se quedó pensando por qué alguien pagaría por tallos
de rosa, sin flor.
- Este es el "Especial", lo llamo "Ramillete
de Espinas de Acción de Gracias" - explicó la vendedora.
- ¿Pero qué la llevó a crear el ramillete de espinas? -
preguntó Sandra.
- Aprendí a ser agradecida por las espinas... Siempre
agradecí a Dios las cosas buenas en mi vida y nunca le pregunté por qué esas
buenas cosas sucedían.
Pero cuando vinieron las adversidades, yo lloré y grité: ¿Por
qué? ¿Por qué yo?
Con el tiempo aprendí que las épocas difíciles son
importantes para nuestra fe y nuestro fortalecimiento. Delante de las
dificultades nos aproximamos a Dios y valoramos la vida y sus buenos momentos.
Sandra recordó lo que su amiga le había dicho, y exclamó: -
Perdí mi bebé y yo estoy enojada con Dios...
En ese momento entró un hombre en la floristería, que también
venía a buscar un ramillete de tallos espinosos.
¿Esto es para su esposa? - preguntó Sandra, incrédula. ¿Pero
por qué ella quiere un ramillete como ese?
Mi esposa y yo casi nos divorciamos, pero con la gracia de
Dios, nosotros enfrentamos problema tras problema y salvamos nuestro
matrimonio. El ramillete especial nos recuerda las épocas
"espinosas". Etiquetamos cada tallo con uno de los problemas
solucionados y damos gracias por lo que Él nos enseñó. ¡Yo le recomiendo el
ramillete especial!
- No sé si puedo ser agradecida por las espinas en mi vida.
Es todo tan reciente...
La vendedora respondió, cariñosamente:
- La experiencia me mostró que las espinas vuelven las rosas
mas preciosas. Apreciamos más el cuidado providencial de Dios durante los
problemas que en cualquier otra época.
Varias lágrimas se deslizaron por la cara de Sandra.
- Me llevaré una docena de estos tallos largos y llenos de
espinas, por favor. ¿Cuánto le debo?
Nada. Nada si me promete que permitirá a Dios que cure su
corazón. El primer ramillete va siempre por mi cuenta.
La vendedora sonrió y le entregó una tarjeta a Sandra.
Colocaré esta tarjeta en su ramillete, pero tal vez usted
quiera leerla primero.
-Y Sandra leyó: "Señor, yo nunca agradecí mis espinas.
Agradecí mil veces las rosas, pero nunca las espinas. Enséñame el valor de mis
espinas. Muéstrame que, a través de mis lágrimas, los colores de Tu arcoiris
son mucho más brillantes."
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