"Ventana abierta"
EL CALEIDOSCOPIOWeb católico de Javier Olivares
Existía un hombre que
a causa de una guerra en la que había combatido de joven, había perdido la
vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló
una gran habilidad y destreza con sus manos, lo que le permitió destacarse como
un estupendo artesano. Sin embargo, su trabajo no le permitía más que
asegurarse el mínimo sustento.
Cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco
años, quien nunca había conocido más juguetes que los trastos del taller de su
padre con los que fantaseaba reinos y aventuras. Su papá tuvo entonces la idea
de fabricarle con sus propias manos un hermoso caleidoscopio como alguno que él
pudo poseer en su niñez. Por las noches, fue recolectando piedras de diversos
tipos que trituraba en decenas de partes, pedazos de espejos, vidrios, metales.
En la cena de Nochebuena pudo, finalmente imaginar a partir
de la voz del pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo. El
niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble Navidad le
había traído de las manos rugosas de su padre ciego.
Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todo
sitio portando el preciado regalo, y con él regresó a sus clases en la escuela
del pueblo. En el receso entre clase y clase, el niño exhibió y compartió lleno
de orgullo su juguete con sus compañeros que se mostraban fascinados con
aquella maravilla.
Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo,
finalmente se acercó al hijo del artesano y le preguntó con mucha intriga:
"Oye, qué maravilloso caleidoscopio te han regalado... ¿dónde te lo
compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo..."
Y el niño, orgulloso de poder revelar aquella verdad
emocionante desde su pequeño corazón, le contestó: "No, no me lo compraron
en ningún sitio... me lo hizo mi papá"
A lo que el otro pequeño replicó con cierto tono incrédulo:
"¿Tu padre?...imposible... ¡si tu padre es ciego!"
Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero, y al
cabo de una pausa de segundos, sonrió como sólo un portador de verdades
absolutas puede hacerlo, y le contestó: "Sí... mi papá es ciego ... pero
de los ojos... solamente de los ojos..."
El amor solo se puede ver con el corazón... "Lo esencial
es invisible a los ojos."
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