"Ventana abierta"
P. Leonardo Molina García. S.J.
PARÁBOLAS PARA UNA CRISIS (2ª PARTE)
DOMINGO 16 TIEMPO ORDINARIO. CICLO A
Mateo resume la crisis que atravesó su comunidad a finales del
siglo I en cinco preguntas a las que responde con siete parábolas.
El domingo pasado vimos la primera (¿por qué no aceptan todo el
mensaje de Jesús?), a la que respondía la parábola del sembrador.
En este domingo se plantean otras dos preguntas (¿qué actitud
adoptar ante quienes no aceptan el mensaje? y ¿tiene futuro esto tan pequeño?),
a las que se responde en tres parábolas. La primera de ellas (el trigo y la
cizaña) debió considerarla Mateo difícil de entender, y por eso ofrece su
explicación. Sin embargo, no lo hace de inmediato.
Cuenta tres parábolas seguidas y más tarde, cuando los discípulos
llegan a la casa, interrogan a Jesús y éste aclara su sentido. En cambio, las
parábolas terceras (grano de mostaza) y cuarta (levadura) carecen de
explicación en el evangelio.
La liturgia permite, por motivos pastorales (en España podría ser
la ola de calor que estamos padeciendo), limitarse a la parábola del trigo y la
cizaña, omitiendo su explicación y las otras dos.
¿Qué actitud adoptar con quienes no viven el mensaje?
La parábola puede leerse desde diversas perspectivas, según
pensemos que la finca es el pueblo de Israel, la comunidad cristiana, o el
mundo entero. Ya que esta parábola sólo la cuenta Mateo, vamos a verla primero
desde el punto de vista de su comunidad, seriamente enfrentada con los judíos.
1ª hipótesis: La finca es el pueblo de Israel
En ella, el Señor ha plantado buena semilla (los cristianos). Pero
el enemigo ha plantado también cizaña (los fariseos y demás enemigos de la
comunidad). La tentación de cualquiera de los dos grupos es decidir por su
cuenta y riesgo quién es trigo y quién cizaña. Pablo, por ejemplo, antes de
convertirse, pidió permiso a las autoridades de Jerusalén para perseguir a los
cristianos. También la comunidad cristiana corre el riesgo de intentar acabar
con los que no forman parte de ella o no la tratan como consideran justo. Así
ocurrió cuando una aldea de Samaria no acogió a Jesús y dos discípulos, Juan y
Santiago, le propusieron hacer bajar un rayo del cielo que acabase con todos
(Lc 9,51-56). Con esta parábola, Mateo hace una exhortación a la calma, a dejar
a Dios la decisión en el momento final.
2ª hipótesis: La finca es la comunidad cristiana
La parábola también podría entenderse dentro de la comunidad
cristiana (sola ésta sería la finca), donde hay gente que responde al
evangelio (trigo) y gente que no parece vivir de acuerdo con él (cizaña). El
mensaje es el mismo en este caso. Aunque las cosas parezcan claras, es fácil
que al arrancar la cizaña se lleven por delante el trigo. Porque cualquier de
nosotros, por muy preparado que se considere teológica y moralmente, puede
equivocarse. No son raros los casos de personas condenadas por la Iglesia que
terminaron no sólo rehabilitadas sino también canonizadas.
3ª hipótesis: la finca es el mundo
Finalmente, la parábola se puede interpretar en un contexto más
general, donde la finca es el mundo, la buena semilla los ciudadanos del Reino
y la cizaña los secuaces del Malo. En esta línea se orienta la explicación de
los versículos 36-43, que se puede omitir por motivos pastorales.
En cualquiera de estas tres hipótesis (todas válidas), Jesús
advierte contra el peligro de que paguen justos por pecadores. Es preferible
tener paciencia y dejar la justicia a Dios, el único que puede emitir un
veredicto exacto, sin temor a equivocarse.
La actitud de Dios, modelo de moderación e indulgencia
La primera lectura, tomada del libro de la Sabiduría, se mueve en
esta línea de bondad y tolerancia, poniéndonos a Dios como modelo. Un Dios al
que el poder impulsa, no a castigar sino a perdonar, que gobierna con
moderación e indulgencia, y que siempre da un voto de confianza al pecador,
esperando que se convierta.
[Lo que sigue puede omitirse]
¿Tiene algún futuro esto tan pequeño?
Este es el otro tema tratado por las parábolas de hoy. La
comunidad de Mateo es pequeña. Las otras comunidades también. Han pasado ya
cincuenta años de la muerte de Jesús; aunque el cristianismo se va extendiendo
por el Imperio Romano sus miembros representan una minoría. ¿Qué futuro tiene
este grupo tan pequeño? ¿Qué futuro tiene la iglesia actual, que carece del
influjo y el poder de hace unos años? Mateo responde con dos parábolas: la del
grano de mostaza y la de la levadura. Ambos coinciden en ser algo pequeño, pero
más importante de lo que puede parecer a primera vista.
El grano de mostaza
Esta parábola se comprende mejor fondo cuando se conoce una
parábola del profeta Ezequiel que utiliza Jesús como modelo. A comienzos del
siglo VI a.C., cuando el pueblo de Israel se encontraba deportado en Babilonia,
para expresar que su suerte cambiaría y sería espléndida, Ezequiel cuenta lo
siguiente:
Cogeré una guía del cogollo del cedro alto y encumbrado;
del vástago cimero arrancaré un esqueje
y lo plantaré en un monte elevado y señero,
lo plantaré en el monte encumbrado de Israel.
Echará ramas, se pondrá frondoso
y llegará a ser un cedro magnífico;
anidarán en él todos los pájaros,
a la sombra de su ramaje anidarán todas las aves. (Ez 17,22-23).
Jesús acepta la imagen del árbol y la idea de que sirve para
acoger a todas las aves del cielo. Pero introduce un cambio radical: no elige
como modelo el cedro alto y encumbrado, sino el modesto arbusto de mostaza,
que, cuando crece, «sale por encima de las hortalizas». Es un ataque lleno de
humor e ironía al triunfalismo. Lo importante no es que el árbol sea grandioso,
sino que pueda cumplir su función de acoger a los pájaros. Para la comunidad de
Mateo era una excelente lección, y también debe serlo para nuestras
tentaciones de triunfalismo eclesial.
La levadura
Algo parecido ocurre con la parábola de la levadura. Se usa en
poca cantidad, pero cumple su función, hace que fermente la masa. La tentación
de la comunidad cristiana es querer ocupar mucho espacio, ser masa, llamar la
atención por su volumen, por el número de miembros. Jesús dice que lo
importante es la función de fermentar la masa.
Resumen
Mateo ofrece una explicación de la realidad (sembrador) y una
llamada a la serenidad (trigo y cizaña) y a confiar en algo que tiene unos
comienzos tan modestos (mostaza y levadura). El próximo domingo, otras tres
parábolas completarán esta enseñanza
Enseñanzas (no) complementarias:
“la línea divisoria entre el bien y el mal pasa por el corazón de
cada uno. No podemos decir: vosotros sois los malos, nosotros los buenos”.
Podríamos decir que el Reino de los cielos
se parece a una madre de familia que le sirve a sus tres hijos un suculento
plato de bocachico (pescado de los ríos de Colombia que tiene la característica
de tener muchas espinas) para el almuerzo. El primer hijo opta por escarbar un
poco el pescado y comerse sólo lo pulpito por miedo a las espinas. Deja casi
todo el alimento en el plato. El segundo hijo, se come el pescado sin mucho
cuidado y se atraganta con las espinas hasta que le tienen que dar un pedazo de
yuca o de papa para que no se ahogue. Y el tercero, pacientemente, va
masticando con cuidado cada bocado y va sacando a un lado las espinas, hasta
que termina de comerse el delicioso bocachico que su mamá le ofreció.
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