"Ventana abierta"
ÁNGELUS
VIDA COTIDIANA DE LA SAGRADA FAMILIA EN NAZARET
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
Buenos días amig@
José y María aprendieron pronto en Nazaret que el Señor no necesita de los truenos y de los relámpagos para manifestarse, que prefiere hacerlo en la brisa y en la vida cotidiana.
Aprendieron naturalmente que el Señor es capaz de hacer milagros y que puede hacerlos con más facilidad con que nosotros respiramos, pero que prefiere comportarse como si fuera uno de nosotros vestido con la ropa de diario y no con la endomingada de los días de fiesta.
Diciendo la experiencia de aquella vida cotidiana en Nazaret con una frase de Santa Teresa pronunciada muchos siglos después, diríamos que aprendieron eso, de que "Dios está entre los pucheros". Entre los pucheros, es decir, en la vida de cada día Dios actúa, Dios trabaja, Dios obra sus milagros que a veces pasan casi desapercibidos, esto lo aprendieron.
Y lo aprendieron con una lección que se llama la de la humildad; la de la humildad de no hacer nada extraordinario, de no hacer nada aparente ni llamativo.
Recuerdo que en una ocasión conocí a un muchacho espléndido de origen irlandés, que pertenecía a uno de estos nuevos movimientos de espiritualidad que son realmente ricos en obras de santidad. Este muchacho que contaba su experiencia, había salido de su patria cuando era poco más que un adolescente, en esa época en la cual tantos iban a Oriente buscando el gurús -personajes un poco istriónicos y llamativos, de no sé qué tipo de filosofía o misterios arcanos- había hecho un montón de experiencias en la vida, hasta que se había encontrado precisamente con Dios en ese movimiento.
Al encontrarse con el Señor, curiosamente él, que era de origen católico, le pareció que encontraba algo completamente nuevo y, se dio cuenta de que allí había encontrado su sitio.
Pues bien, este muchacho me decía, que a él lo que le había costado realmente esfuerzo, no había sido dejar su hogar -ya lo había dejado- dejar su trabajo, ni siquiera era dejar el plan de formar su propia familia -porque a eso yo también de alguna manera había renunciado, nos explica el Padre Santiago- lo que le había costado trabajo era hacerse a la idea de que había encontrado, de que tenía que dejar de buscar, de que tenía que asumir raíces, de que tenía que pararse en un sitio, y eso -me decía el muchacho- era una experiencia de auténtica humildad.
Creo que esta fue la experiencia de la Sagrada Familia en Nazaret:
Habían pasado por momentos realmente de temor cuando huían de Belén camino de Egipto, quién sabe si con el galopar de los soldados de Herodes pisándoles los talones.
Habían pasado por momentos de dificultad al no encontrar alojamiento o al tener que vivir como extranjeros en una tierra extraña.
Habían pasado por todo tipo de peripecias y, ahora, de repente, tenían que vivir en un sitio tranquilo día tras día, como si no pasara nada, viviendo en auténtica humildad.
Y esa, como digo, es la lección para cada uno de nosotros.
Queridos amigos, tenemos que aprender a ser santos en la vida de cada día. Tenemos que aprender a ser santos, cumpliendo simplemente nuestras obligaciones, perfeccionándonos en nuestras obligaciones, haciendo bien nuestro trabajo y haciéndolo por amor a Dios y por amor al prójimo.
Si eres médico, sé un buen médico.
Si eres ingeniero, sé un buen ingeniero.
Y si eres ama de casa, sé una buena ama de casa..
Si eres estudiante, no tienes que hacer otra cosa más importante que estudiar.
Quizá algún día Dios te pedirá no sé qué tipo de peripecias; pero ahora te pide que hagas exactamente eso, sencillo, pequeño, quizá desapercibido que es lo que tienes que hacer..
Digámosle al Señor, como han hecho los Santos:
"Si quieres darme dificultades, dámelas.
Si quieres darme días de 24 horas de actividad, si quieres darme temporadas de auténticamente pasar sin reposo, dámelo.
Y si quieres que esté en la cama de un enfermo. Si quieres que esté metido en la carne de un viejo que ya no puede hacer nada. Si quieres que esté parado y sin poder ayudar incluso a los demás, o necesitando ayuda, dámelo, Señor, con tu fuerza naturalmente, para poder llevarlo adelante.
A propósito de esa vida escondida en Nazaret, de esa lección de humildad, quiero hablarles de un Santuario que no está en España, del Santuario de Loreto, donde según la tradición los Ángeles llevaron la Casa de Jesús, la Casa de María, para evitar que fuera destruida.
Y hablando de la Virgen de Loreto, les hablo de un Santuario que sí que está en España y donde se la venera, me refiero al que tienen los P.P. Franciscanos en Espartinas, en Sevilla, al lado de Sevilla, en donde tienen una imagen realmente bellísima de la Virgen.
Vallamos allí a decirle a la Virgen que nos ayude a vivir con humildad, que nos ayude a ser Santos en las cosas de cada día, que no estemos soñando en que mañana seremos grandes, o en que mañana haremos cosas estupendas, o que, queremos cambiar el mundo, o que, queremos que no haya guerra, que no haya hambre, que no haya injusticias cuando nosotros a nuestro alrededor, estamos provocando injusticias y guerras probablemente con nuestro egoísmo o con nuestro orgullo.
Feliz día para todos.
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