"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo.
Romanos 10: 9
No tenían conocimiento de Dios
Lectura propuesta: 1 Samuel 2: 12-17
La historia de los dos hijos del sacerdote Elí
nos llama la atención. Ofni y Finees fueron criados en una familia que servía a
Dios, pero no heredaron la piedad de su padre. Al contrario, se atrevieron a
usar su posición de sacerdotes para su propio beneficio. La razón principal de
su mala conducta era que no conocían a Dios: “Los hijos de Elí eran hombres
impíos, y no tenían conocimiento del Señor” (1 Samuel 2: 12). Por
supuesto, sabían que Dios existía, conocían el ritual del servicio religioso,
las fechas y las estaciones de las ofrendas especiales y de las fiestas
anuales. Incluso conocían las leyes concernientes a cada tipo de ofrenda; no
obstante, hacían las cosas para su propio beneficio. ¡Pero conocer los rituales
no significa conocer a Dios! Podían repetir oraciones aprendidas de memoria,
pero no habían tenido un encuentro personal con Dios.
El verdadero conocimiento de Dios es el
resultado de la fe en él. Dios se da a conocer al que lo busca. Todas las
personas que lo deseen pueden encontrarlo hoy y ser liberados de sus pecados,
si creen en su Hijo Jesús y en el valor de su obra. Este encuentro, que nos
establece en una relación viva con Dios, es fundamental.
Los hijos de Elí nunca tuvieron este encuentro inicial con Dios. ¡Su ejemplo es una advertencia muy seria! ¡Los ritos religiosos no nos salvan! Al contrario, pueden volvernos insensibles al estado de nuestro propio corazón y hacernos menospreciar a Dios. Lo que importa no son solo nuestros actos, sino nuestro corazón, pues Dios desea “la verdad en lo íntimo” (Salmo 51: 6).
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