"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Llamó el nombre del Señor que con ella hablaba:
Tú eres Dios que ve.
Génesis 16: 13
Que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría
de los hombres, sino en el poder de Dios.
1 Corintios 2: 5
Dios no se explica, sino que se
revela
No podremos demostrar la existencia de Dios
mediante una serie de argumentos, pues Dios no se explica, sino que se revela,
es decir, se acerca a nosotros. Su existencia se percibe por el hecho de que nos
busca hasta encontrarnos. Quizá nos conformaríamos con un dios impersonal, o
con un dios a nuestra manera; con una fuerza de vida sin forma que irrumpiría
en nosotros, un inmenso poder del que podríamos sacar fuerzas. Pero Dios mismo,
el Dios vivo que se acerca a nosotros, a mí personalmente, es otro asunto. ¡Qué
experiencia conocer al Dios vivo! Una persona que hasta ese momento no quería
saber nada de él, que le era hostil, cambia repentinamente. ¡Dios se vuelve
real y presente a la vez! Pero, ¿qué sucedió, y cómo?
Desde el principio hasta el fin, la Biblia está
llena de pasajes e imágenes que permiten aclarar tal acontecimiento. Revela a
un Dios activo que muestra su existencia mediante llamados directos y acciones.
Su encuentro con Saulo de Tarso quizá sea el mejor ejemplo. “¿Quién eres,
Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hechos 9: 5). De repente Dios se hizo real en la vida de Saulo; él experimentó su presencia y
sus intervenciones.
Jesús nos busca de maneras muy diferentes para
hablarnos y para revelarse a cada uno de nosotros. Todavía hoy llama a nuestra
puerta.
¿Estoy dispuesto a recibir a aquel que murió
por mí, que está listo para perdonar todos mis pecados, que quiere borrar mi
pasado y ayudarme a vivir todos los días con él?
Adaptación de A.M. G
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