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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 6 de agosto de 2021

Una meditación para cada día. ¡Necesito un Salvador! Viernes, 6 - Agosto - 2021

 "Ventana abierta"

La Buena Semilla

Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.

1 Pedro 3: 18

¡Necesito un Salvador!

Si caigo al agua sin saber nadar, no necesito buenos consejos, ni lecciones de natación, sino a alguien que me salve sacándome del agua.

Si tengo muchas facturas que no puedo pagar, necesito a alguien que me libre de las manos de los acreedores y de los alguaciles, aceptando pagar en mi lugar.

Por naturaleza soy pecador, culpable a los ojos de Dios. Lo que necesito no es una lección de moral, sino un Salvador que pague en mi lugar mis pecados y sufra el castigo ante la justicia divina.

Así como una moneda tiene dos caras inseparables, Dios es inseparablemente amor y luz. Como es amor, nos busca para hacer de nosotros sus hijos. Como es luz, no puede soportar en su presencia a ningún pecador cargado con sus faltas. Su justicia exige que nos condene, pues todo acto malo, al igual que toda palabra mala, debe ser castigado. Dios es justo castigando a los pecadores, sin embargo, en su gran amor quiere que los culpables lleguen a ser justos a sus ojos santos. ¿Cómo?

Las exigencias de la justicia de Dios y la abundancia de su amor se expresaron en la cruz. El mal tenía que ser castigado; y lo fue cuando el Hijo de Dios se entregó y murió en la cruz en nuestro lugar. Él es nuestro rescate; él sufrió el castigo que nosotros merecíamos por nuestros pecados: ¡esta es su justicia, y al mismo tiempo su amor hacia nosotros!

Los que creen son “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3: 24).

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