"Ventana abierta"
NOTA
SOBRE EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN EN LA ACTUAL SITUACIÓN DE PANDEMIA
Arquebisbat
de Tarragona
La Penitenciaría
Apostólica de la Santa Sede ha hecho pública una nota sobre el sacramento
de la reconciliación en la actual situación de Pandemia provocada por el Covid-19 (Coronavirus)
en la que, «ante la gravedad de las circunstancias actuales», señala la
posibilidad de impartir la absolución colectiva cuando el obispo así lo
determine «por grave necesidad» teniendo en cuenta la situación de pandemia en
su diócesis.
También le corresponde al obispo indicar a los sacerdotes y
penitentes las atenciones que deben adoptarse en la celebración individual de
la reconciliación sacramental.
Esta nota se hizo pública el 20 de marzo de 2020, firmada por el Cardenal
Mayor Penitenciario, Mauro Piacenza, y el Regente, Mons. Krzysztof Nykiel.
¿Qué
dicen el código de Derecho canónico y el Ordo
Paenitentiae?
La nota comienza recordando que también en la época del Covid-19 «el
Sacramento de la Reconciliación se administra de acuerdo con el Derecho
canónico universal y según lo dispuesto en el Ordo Paenitentiae».
La Penitenciaria Apostólica explica que sobre todo en los lugares más
afectados por el contagio de la pandemia y hasta que el fenómeno no remita se
producirán los casos que permiten impartir la absolución colectiva por grave
necesidad citados en el can. 961, § 2 CIC, «cuya consideración corresponde al
obispo diocesano, teniendo en cuenta los criterios acordados con los demás
miembros de la Conferencia Episcopal.»
Además, teniendo en cuenta lo dispuesto en el Ordo
Paenitentiae (n. 32), recuerda que «en caso de que surja la
necesidad repentina de impartir la absolución sacramental a varios fieles juntos,
el sacerdote está obligado a avisar, en la medida de lo posible, al obispo
diocesano o, si no puede, a informarle cuanto antes.»
Ante
la emergencia pandémica actual
En la presente emergencia pandémica, continúa la nota, corresponde al
obispo diocesano indicar a los sacerdotes y penitentes las atenciones que deben
adoptarse en la celebración individual de la reconciliación sacramental. Y
señala, entre ellas, la celebración en un lugar ventilado fuera del
confesionario, la adopción de una distancia adecuada, el uso de mascarillas
protectoras, «sin perjuicio de la absoluta atención a la salvaguardia del
sigilo sacramental y la necesaria discreción».
Además, al obispo le corresponde, teniendo en cuenta el nivel de contagio
pandémico en su diócesis, determinar los casos de grave necesidad en los que es
lícito impartir la absolución colectiva. En este sentido, la nota señala «por
ejemplo a la entrada de las salas de hospital, donde estén ingresados los
fieles contagiados en peligro de muerte, utilizando en lo posible y con las
debidas precauciones los medios de amplificación de la voz para que se pueda
oír la absolución».
La Penitenciaria Apostólica también señala que «hay que considerar la
necesidad y la conveniencia de establecer, cuando sea necesario, de acuerdo con
las autoridades sanitarias, grupos de capellanes extraordinarios de hospitales,
también con carácter voluntario y en cumplimiento de las normas de protección
contra el contagio, para garantizar la necesaria asistencia espiritual a los
enfermos y moribundos».
Por último, recuerda que «cuando el fiel se encuentre en la dolorosa
imposibilidad de recibir la absolución sacramental, debe recordarse que la
contrición perfecta, procedente del amor del Dios amado sobre todas las cosas,
expresada por una sincera petición de perdón (la que el penitente pueda
expresar en ese momento) y acompañada de votum confessionis,
es decir, del firme propósito de recurrir cuanto antes a la confesión
sacramental, obtiene el perdón de los pecados, incluso mortales (cf. Catecismo,
n. 1452)».
«Nunca como en este tiempo –afirma la nota de la Penitenciaria Apostólica-
la Iglesia experimenta el poder de la comunión de los santos, eleva a su Señor
Crucificado y Resucitado votos y oraciones, en particular el Sacrificio de la
Santa Misa, celebrada diariamente, incluso sin el pueblo, por los sacerdotes».
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