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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 28 de marzo de 2020

Arzobispo de Sevilla. SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA. 28 - Marzo - 2020

"Ventana abierta"


Archidiócesis de Sevilla


SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA


Fuertes en la fe, comprometidos con la caridad

En los tiempos de crisis se comprueba la verdad de nuestras convicciones. Como el crisol aquilata los metales, así esta pandemia examina la autenticidad de nuestra fe. Así ocurrió en los primeros siglos de la Iglesia. En las epidemias, bastante comunes en el ocaso del Imperio Romano, los cristianos de la primera hora mostraron la autenticidad de su fe y el compromiso de su caridad.

Ante una epidemia que asoló el imperio en el año 251 y que causaba en Roma la muerte diaria de cinco mil personas, el obispo Cipriano de Cartago alentaba a sus fieles y les pedía que no sucumbieran a la angustia. Luchando con afán por cuidar a sus enfermos y evitar el contagio, los animaba «a no temer a la muerte» y a mostrar «valientemente la fortaleza de nuestra fe» (Cipriano, De mortalitate).

En otra región del imperio, Alejandría de Egipto, el obispo Dionisio encomiaba el amor fraterno de sus fieles: «La mayoría de nuestros hermanos, por exceso de amor y de afecto fraterno, olvidándose de sí mismos y unidos unos con otros… visitaban a los enfermos, les atendían en todas sus necesidades, los cuidaban en Cristo y hasta morían contentísimos con ellos» (cartas festales).

La caridad bien entendida implica cuidar a los demás, procurando impedir el contagio, para evitar que la pandemia siga difundiéndose. Ahora bien, incluso siendo exquisitos con las recomendaciones sanitarias, la fe y la caridad deben ser ejercidas también ahora: una fe que consuela y da esperanza en situaciones de hastío y dolor; una caridad que responde a los demás con delicadeza y cuida de los otros con ternura. Ojalá que los grandes santos de la primera época se sientan orgullosos de nosotros.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla


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