"Ventana abierta"
Los pimientos rojos
En el curso de un viaje, Mulla Nasrudin llega a
un pueblo. En el mercado, se queda pasmado delante de un tenderete de frutas
exóticas, desconocidas, que encuentra de lo más apetitosas. Le dice al
vendedor:
- Estas frutas me parecen excelentes. ¡Póngame
un kilo!
Se va la mar de contento con su compra. Un poco
más lejos, le hinca el diente a una de estas frutas rojas, pero al instante
siente que la boca le echa fuego. Se pone rojo. Sus ojos lloran y sin embargo
continúa comiendo. Un transeúnte, que le está mirando desde hace un momento, le
aborda:
- Pero ¿qué hace usted?
- Creía que estas frutas eran muy buenas.
Pensando que no iba a tener bastante con una sola, he comprado un kilo.
- Comprendo, pero ¿por qué se empeña usted en
comérselas? Son pimientos rojos, y son terriblemente fuertes.
- No son los pimientos lo que yo me como ahora
-profiere Mulla-, sino mi dinero.
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Uno ha hecho grandes esfuerzos para conseguir
una situación o para formar una pareja u otra cosa y sin embargo se ha
equivocado, pero insiste: uno se obstina en comerse los pimientos. En esta
historia, los pimientos representan el esfuerzo que se ha realizado. No somos
lo bastante humildes para reconocer que hemos cometido un error. Continuamos
invirtiendo todo lo que poseemos en los pimientos.
Si uno quiere cambiar, en un momento dado, hay
que ser lo bastante humilde para decirse: “Me he equivocado. He comprado un
kilo de pimientos que no puedo comerme, pues me hacen daño. Los dejo y empiezo
otra cosa”.
La sabiduría de los cuentos – Alejandro Jodorowsky
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