"Ventana abierta"
¿Durante cuánto tiempo debemos orar por nuestros difuntos?
DESDE LA FE
Hay quienes rezan por difuntos que no
conocieron, y también quienes rezan por alguien que murió hace mucho tiempo.
¿Qué dice la Iglesia al respecto?
“Hoy celebré Misa por Don Hernán
Cortés y, de paso, pedí también por Doña Marina”, me decía hace ya
algunos años un amigo sacerdote.
En seguida, me explicaba que hay un patronato
fundado por Don Hernán Cortés que se encarga de atender el Hospital que
construyó con su capital económico. Ese patronato acostumbra mandar celebrar
Misas por su fundador.
Así es que, quinientos años después, un
sacerdote sigue celebrando Misas por el eterno descanso de ese hombre
tan controvertido.
Yo pido, con frecuencia, por mis abuelos. Y eso
que a dos de ellos no tuve la suerte de conocerlos, pero me basta saber que mi
papá los amaba mucho para yo también amarlos.
Cuando celebramos Misa en la parroquia vemos
que hay difuntos por los que sus familiares siguen pidiendo después de muchos años.
Y no sólo pedimos por nuestros difuntos
conocidos: tenemos la profunda convicción de orar por todos los difuntos.
Me tocó ser párroco en uno de esos
hermosos pueblos del sur de la Ciudad de México. En ellos hay raíces
sumidas en el mundo indígena e injertadas en la primera evangelización.
Allí vi con movedoras escenas de amor a los
fieles difuntos. En la víspera de los días de muertos, todo el pueblo
acude al panteón a limpiar, enflorar y alumbrar las tumbas de sus seres
queridos.
No falta por allí alguna tumba abandonada
porque los familiares del muertito ya no viven o se han ido del pueblo.
Entonces, los vecinos se dan a la tarea de limpiar, enflorar y alumbrar la
tumba abandonada. También hacen oración por ese muertito al que a lo mejor ni
conocieron.
No cabe duda de que estas buenas gentes
aprendieron en la práctica la obra de misericordia que nos dice “orar
por vivos y difuntos”. Pedir por un difunto es una obra de caridad.
¿Por qué pedimos por los difuntos? Creo que
todos lo sabemos. Pedimos porque nuestras oraciones son obras buenas que Dios toma
en cuenta para que los que están en el purgatorio puedan ir, adornados por
nuestros actos de amor, al encuentro de Dios en el cielo.
¿Por cuánto tiempo debemos pedir? Recordemos
que, después de la muerte, comienza la eternidad que no se mide por
relojes ni calendarios. Allí el tiempo no existe.
Por lo tanto, pedimos por nuestros difuntos
mientras los recordemos. A mí me gustaría que alguien pidiera por mí a lo largo
de los años, ¡me va a hacer mucha falta!
*El padre Sergio Román es sacerdote emérito de la Arquidiócesis Primada de México.
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