"Ventana abierta"
La cajita del tesoro
Por Caudet, 1998. Adaptado por: Daniel Caciá
Nana Panchita era una anciana muy respetada por su comunidad, especialmente por la sabiduría que tenía. Cuando estaba gravemente enferma, llamó a su nieta y sus dos nietos y les dijo:
- Pronto moriré, pero les tengo un regalo. Les entrego esta cajita de madera que contiene 25 perlas. Cada perla es antigua y tiene un gran valor. Esta cajita con las perlas es un regalo para ustedes pero deben cumplir una condición: No abran la cajita hasta cuarenta días después de mi muerte.
Un día Nana Panchita murió. La historia de la cajita con 25 perlas se fue contando de boca en boca. Muchas y muchos tenían curiosidad. Otras y otros comenzaron a pensar cómo quitárselas.
Un hombre rico llamado Wankar, pensó en comprar las perlas y se dijo a sí mismo: “La nieta y los nietos de la anciana no sabrán calcular el precio de las perlas. Les ofreceré una cantidad de dinero, después las venderé más caras y así ganaré mucho”. Además, pensó, les diré que no abran la cajita porque me pueden pedir mucho dinero si se dan cuenta que valen más de lo que les ofreceré. Con esa idea en mente, Wankar visitó a los nietos y la nieta de Nana Panchita para comprar las perlas. Curiosamente logró comprar la cajita. Muy contento se apresuró para llegar a la casa y abrir lo que tanto ansiaba.
Pero su sorpresa fue grande cuando la abrió. Muy enojado regresó a buscar a los nietos y la nieta de Nana Panchita y les gritó: - ¡Ladrones! ¡Han robado mi dinero!
- ¿Qué ocurre- preguntó la nieta.
- Pues abrí la cajita y solamente encontré un papel – respondió Wankar. ¡Devuélvanme el dinero porque me engañaron!- agregó.
Como no le hacían caso, Wankar decidió buscar a una jueza. Una vez que la encontró, le contó el problema y pidió un juicio.
La jueza aceptó y llamó a los nietos y la nieta de Nana Panchita.
- Nuestra madre siempre fue honrada y hablaba con la verdad dijo la nieta ante la jueza. Antes de morir nos regaló esa cajita y pidió que la abriéramos cuarenta días después de su muerte. No la habíamos abierto pero vino este señor a comprarla y, equivocadamente, se la vendimos.
- Sí – agregó uno de los hermanos. Ni siquiera sabíamos lo que contenía la cajita pero Don Wankar estaba que se moría por comprarla. Por necesidad de dinero se la vendimos.
- Para sentenciar necesito ver el papel guardado dentro de la cajita- dijo la jueza.
El hombre rico le entregó el papel a la jueza, y ella lo leyó en voz alta:
Querida nieta y queridos nietos:
Primero quiero que sepan que las y los quiero mucho. Estoy muy anciana y enferma, presiento que pronto moriré. No sé cuando venga la muerte a tocar mi puerta, quizás mañana, la otra semana, no lo sé. No tengo ahorros ni terrenos para heredarles. Sólo guardo unas perlas muy antiguas que les dejo como regalo. Nunca las vendan porque no hay dinero que las compre. Si utilizan las 25 perlas serán felices y les respetarán por el resto de la vida. Las perlas son:
1. Digan siempre la verdad.
2. Respeten a los ancianos y las ancianas.
3. Nunca ofendan a otras personas.
4. Aprendan a perdonar.
5. Elijan bien a sus amigos y amigas.
6. Siéntanse orgullosos y orgullosas de su identidad.
7. Piensen en forma positiva.
8. Sean amables.
9. Crean en el Ajaw.
10. Apoyen a sus vecinos y vecinas en tiempos alegres y tristes.
11. Piensen antes de actuar.
12. Respeten su palabra.
13. Cuiden su salud.
14. Reciban consejo antes de tomar decisiones.
15. Hagan bien su trabajo.
16. Luchen por sus objetivos.
17. Traten bien a las compañeras y compañeros con quienes trabajan.
18. Cuiden la madre naturaleza.
19. Sean limpios y limpias.
20. Sean honradas y honrados.
21. No se metan en problemas hablando mentiras.
22. No deseen las cosas ajenas.
23. No engañen a nadie.
24. No digan malas palabras.
25. No se maltraten.
- ¡Ah! - Exclamaron al mismo tiempo la nieta y los dos nietos. - ¡Qué perlas más preciosas nos dejó Nana Panchita! – dijo la nieta.
- No pensamos bien cuando las vendimos- dijo el otro nieto. Esas perlas no se compran ni con un millón de quetzales. Son consejos que serán como estrellas que alumbrarán el camino de nuestras vidas.- agregó.
- Aquí está su dinero – dijo la nieta a la vez que devolvía todo a Wankar. Y agregó: No hay por qué pelear si las perlas de mi madre no se compran.
-Es cierto- dijo Wankar. Aquí todos nos equivocamos. Yo por ambicioso y ustedes por vender sin ver lo que había adentro. Pero también aprendimos que las mejores perlas son los consejos que nos dan nuestros abuelos, abuelas, padres, madres y otras personas sabias.
La jueza que escuchaba atentamente dijo:
- No diré sentencia para este caso tan curioso. Pero sí digo que es el mejor lío en el que he estado. Esas perlas las llevo para mí, para mis hijas e hijos y para todo aquél o aquélla que llegue al juzgado. Bien les caería conocer esa cajita de perlas antes de meterse en problemas.
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