"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
Beatriz Melguizo
UN ICONO MASACRADO
El icono de “La Anunciación” no ha dejado
indiferente a nadie.
Procede de la ciudad de Homs, ciudad siria que,
como otras tantas, ha sufrido el horror de la guerra y donde los
cristianos sufren persecución. Vemos en él una bala incrustada y
varios impactos de metralla. Se refleja en él que personas inocentes han
sido víctimas de esta guerra.
La bala incrustada representa el horror que
sufre el ser humano por la guerra, por la persecución, por el atentado contra
la libertad de profesar la fe en la que cree.
Estos hermanos nuestros nos interpelan, necesitan que les ofrezcamos nuestra
voz, ya que ellos no la tienen. Han sido víctimas del mayor de los
atentados como tantas a lo largo de la historia de la Iglesia.
A una señora ciega le mostré el icono cogiendo
sus manos y pasándolas suavemente por su superficie. Tocó la bala,
sintió, lloró y rezó ante él; se tapó sus ojos posteriormente por si tal vez
llegaba el milagro de la vista. Ella vivió esa experiencia con fe.
Esa fe que no nos van a arrebatar nunca, esa fe que vencerá por encima de
cualquier circunstancia, sea la que sea. Persecución e incluso si llega, la
muerte; pero una muerte siendo libre, dando hasta la última gota de la sangre
por Él.
Estos hermanos nuestros perseguidos, son
testimonio para nosotros, su martirio es semilla de nuevos cristianos.
Se repite la historia de un perseguido que hoy
sigue siendo perseguido.
Se repite en tantas personas que, a pesar de
ser víctimas de tanta violencia, dan un testimonio de perdón.
La bala intenta arrebatar lo más profundo
del ser humano, pero no lo consigue. Se queda ahí, haciendo que su
contemplación lleve a muchos a interpelarse cómo viven su fe.
De un mal sale un bien mayor. La gente se
acerca a Dios al contemplar tanto sufrimiento, muchos universitarios que
tuvieron la oportunidad de ver de cerca el icono, se quedaron en silencio
atónitos mirándolo…
Quién sabe qué les diría este icono masacrado,
a qué reflexión les llevaría después, a cuántos compañeros más se lo
contarían…
Estamos en una época en la que necesitamos
estos testimonios para que nuestra fe se fortalezca y estos hermanos nuestros
nos están dando un ejemplo de cómo hay que vivir la fe hasta la heroicidad.
El icono de Homs es el icono de cada uno de
nosotros, nuestra trayectoria vital a través de las vicisitudes de la vida, es
el icono de la Iglesia que camina en un mundo donde es atacada, es la esperanza
de que el mal no la vencerá porque tenemos la esperanza de que Dios está en su
Iglesia.
Un icono que se fue de Sevilla pero que no dejó
a nadie que lo contempló, indiferente.
Afortunadamente, estas y otras muchas miles de
personas que sufren el horror de la guerra, no se encuentran solas
gracias a la Fundación Pontificia, Ayuda a la Iglesia Necesitada,
promovida por el Papa Pío XII e iniciada por el P. Werenfried en 1947, para
ayudar pastoralmente a la iglesia necesitada o que sufre persecución en
cualquier parte del mundo.
La esencia de nuestra labor es secar las lágrimas de Dios dondequiera que Él llore P. Werenfried van Straaten, fundador de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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