"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
PARÁBOLA DE LA RED ECHADA AL MAR
47 « También es semejante el Reino de los
Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases;
48 y cuando está llena, la
sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los
malos.
49 Así sucederá al fin del
mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos
50 y los echarán en el
horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
51 « ¿Habéis entendido todo
esto? » Dícenle: « Sí. »
52 Y él les dijo: « Así,
todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al
dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo. »
53 Y sucedió que, cuando
acabó Jesús estas parábolas, partió de allí. (Mt. 13, 47-53)
Esta parábola que les propone Jesús es
escatológica, es decir, del fin del mundo, al igual que la parábola de la
cizaña en el campo. Lo que sucederá al fin del mundo, nadie lo sabe, sólo el
Hijo, Jesús… Pero Él no quiere que estemos ignorantes de algo tan importante
para nosotros, como es nuestra salvación. Así, nos dice, que todos estamos
llamados al Reino de Dios.
En la red de “El gran Pescador”, se recogen
toda clase de peces: malos y buenos. Todos están juntos en este tiempo
intermedio, entre la primera venida del Hijo del Hombre y la segunda, la
definitiva. Este tiempo es largo, porque Dios no tiene prisa con los pecadores:
les da tiempo amplio para que se conviertan, pues quiere que todos los hombres
se salven y que ninguno se pierda, por falta de tiempo, para conocer la Verdad,
que es Jesús y su Amor por el hombre… “Dios también se sienta”…
Y dice la parábola que los que seleccionan
malos y buenos “se sientan”. Son los ángeles los que harán la separación y como
el Señor, “se sientan”… Ellos, siempre hacen lo que ven hacer a su Dios y
Creador. Son fieles… Pero el final, es un hecho… Porque habrá un fin para todos
los hombres y seremos juzgados según nuestra vida: si creímos que Jesús es el
Hijo de Dios y tomamos su Amor como código de vida, entonces seremos salvos…
Así, nos dijo Jesús: “el que cree en el Hijo, tiene vida eterna”… Pero no es
cualquier fe la que nos ha de hacer santos: es la fe y el seguimiento de la Persona
de Jesús, en sus obras y en su Palabra…
Mas, por mucho que hagamos, nuestra
salvación es obra de la gracia, obra de la misericordia de Dios sobre todos los
hombres convertidos a Él. Porque Jesús, Él mismo, es nuestra salvación y “bajo
el cielo no se nos ha dado otro Nombre que pueda salvarnos”…
¡Que deseemos ser de los peces que seamos
echados en el cesto y no tirados fuera!…
¡Pero todo con gran confianza y abandono en
las manos poderosas del Padre, que nos ama “excesivamente” en su Hijo Jesús y
con Él, nos lo ha dado “Todo”!…
¡¡Vivamos en acción de gracias y continua
alabanza!!...
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