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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 27 de octubre de 2019

DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO (CICLO C) “El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no”. 27 - Octubre - 2019

"Ventana abierta"


 DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no”

Aciprensa


Evangelio: Lucas 18,9-14

En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: “Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.” El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.” Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

Reflexión:
Por P. Juan José Paniagua

La Sagrada Escritura llama justos a aquellos que conforman su vida a las leyes de Dios y procuran cumplir su plan. En este pasaje, Jesús se dirige a quienes se consideran justos porque cumplen prácticas religiosas y buenas obras o servicios a la comunidad, pero que olvidan el espíritu de la religión, que es humildad y misericordia.

No es el hombre el que se salva a sí mismo y por eso no debe andar creído. Dios es quien hace justo al hombre perdonándolo y concediéndole que persevere en el buen camino. Por eso en este texto el fariseo más que alabar a Dios, se alaba a sí mismo, confiando en que recibirá el premio debido a sus obras buenas y no sabe exponer sus derechos sin despreciar al publicano.

En cambio, este pobre hombre, este pecador es consciente de su maldad. También él insultaría a Dios si dijera: “¡Qué importa!”. Pero sin embargo, se condena a sí mismo y se atreve a pedir el perdón. Y porque ha creído en el amor de Dios, es que vuelve a su casa justificado, en gracia de Dios.

Muchas veces creemos que debemos ganar méritos para ir al cielo, esto significa que nuestra felicidad en el otro mundo será un premio concedido por Él, que nos ama, a los que lo queremos. Pero tengamos cuidado, no nos equivoquemos, ni creamos como el fariseo que Dios nos debe algo por tantos méritos nuestros.

Él es el que nos concede que actuemos bien y que ganemos méritos. Por eso, si bien debemos esforzarnos por cumplir el plan de Dios con todo nuestro corazón, igualmente tenemos que hacer un esfuerzo inmenso por ser humildes, por reconocer que todo lo que recibimos de Dios es pura bondad, puro amor y pura misericordia y que si fuera por nuestros méritos, en el fondo, no recibiríamos nada.

Entonces pues, humildes y penitentes como el publicano en el templo, acerquémonos siempre al Dios justo y pidámosle que tenga piedad de nosotros, que también nos reconocemos pecadores.

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