"Ventana abierta"
ÁNGELUS
LA CARIDAD DE MARÍA
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
Anteriormente les hablé a ustedes de un aspecto de la vida de María relacionado con su larga etapa de la vida en Nazaret, el aspecto de la buena vecindad; pero me fijé sobre todo en una de las características que tuvo que tener aquella buena vecindad, y les invité a ustedes a que a imitación de María cuidaran mucho el no criticar, especialmente el no criticar al ausente.
Fíjense si todas esas buenas mujeres o buenos hombres, que aman tanto a la Virgen, y que quizá no dejan de rezar el rosario ni un solo día, si todas esa personas por amor a la Virgen e imitación a Ella dejaran de criticar a los vecinos, a los amigos o a los familiares, sería un gran logro de Nuestra Señora.
Siguiendo con esta idea, con este tema de ver cómo vivió María esos años de vida oculta para poder imitarla, creo yo que esa vecindad de maría, ese comportamiento de la Virgen en Nazaret, debe de estar marcado también lamentablemente por una actitud de caridad hacia todos, que fuera una caridad de servicio a todo aquel que pudiera necesitar de Ella.
Hay que ir a Nazaret -si no han ido- y, desde luego si no han ido les recomiendo que lo hagan porque el viaje merece absolutamente la pena.
Hay que ir a Nazaret para darse cuenta de dónde estaba la casa de la Virgen en lo alto de la colina, y dónde estaba por ejemplo la fuente a la que necesariamente todos los vecinos de Nazaret tenían que acudir en busca de agua; y hay que pensar lo fácil que era bajar y lo difícil que debía de ser subir cargada la Virgen con los cántaros.
Estoy seguro de que para María la caridad pasaba por detalles tan concretos como ayudar a una vecina más anciana a llevarle el cántaro, o incluso hacer algún viaje extra para socorrer a una que estaba a lo mejor enferma y no podía hacerlo. Una caridad que pasaba por esos detalles de buena vecindad.
Pero no solamente detalles hacia los conocidos, sino también hacia los extraños, por ejemplo hacia los pobres e incluso hacia los leprosos.
La mentalidad de la época les llevaba a pensar que la lepra era extraordinariamente contagiosa, e incluso que era un castigo de Dios y, por eso los leprosos, tenían que vivir fuera de la población, alejados, y tenían que hacer notar su presencia con algún tipo de esquila, o badajo, o campana, para que la gente al oír su llegada tuviera tiempo de alejarse.
Estoy seguro de que la Santísima Virgen vivió su caridad arriesgando -no su salud, porque verdaderamente la lepra no es contagiosa en contra de lo que entonces se creía- sino arriesgando a veces hasta su buen nombre, porque más de una vecina o vecino diría:
"Si tú te contagias, nos puedes contagiar a nosotros que vivimos a tu lado".
María vivió la caridad de forma heroica, la debía de vivir tanto que, posiblemente San José debió de pensar en más de una ocasión que tendría que hacer horas extras en la carpintería, porque en aquella casa no había sólo tres bocas, la de él, la de la Virgen y la del Niño Jesús, sino que había tantas, que a veces resultaba casi milagroso poder atenderlos a todos.
Pues bien, estos dos puntos de vista creo que tenemos que tenerlos presente en nuestra vida cotidiana, vivir una actitud de servicio en los pequeños detalles:
Vemos una persona conocida que necesita una ayuda, si puedes hacerlo, hazlo.
Demuestra que tu fe te convierte en una persona amable.
Demuestra que tu fe te ayuda a tener los ojos y los oídos bien abiertos para descubrir que hay alguien a tu lado que te pide ayuda, o incluso sin que te la pida, que tú sabes que la necesita y puedes echarle una mano.
Y también con los extraños, con los desconocidos, con los emigrantes, con estos otros que no tienen nada que ver con tu vida y que no sabes ni su nombre ni apellidos, pero que estás siendo consciente de que en ese momento necesitan de ti.
Les quiero poner como modelo, como lugar donde pueden acudir a rezar, a cuatro santuarios a cual más hermoso, en donde se veneran en todos ellos imágenes de la Virgen relacionadas con la fuente, con el agua; quizá porque esta advocación ha sido enormemente prolífica en un país que ha apreciado tanto el agua, como es España.
Podemos acudir a cualquiera de estos sitios a rezarle a la Virgen María para que nos ayude a ser una fuente en la cual encuentre descanso las personas que se acercan a nosotros.
Pidámosle a María ser como Ella, que cuando una persona necesita ayuda nos pueda encontrar., igual que nosotros acudimos al lado de María pidiéndole que sea como un vaso de agua fresca para nuestro cansancio, para nuestra sed. Que nosotros seamos así para los demás siempre.
Feliz día para todos.
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