"Ventana abierta"
MARÍA COMO AMA DE CASA
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
Buenos días amigos/as
La vez anterior les hablé a ustedes de que la normalidad, la rutina, casi fue la característica más importante de los muchos años que pasó la Virgen María con su marido y con su Hijo en Nazaret, para eso, para que esa normalidad, esa rutina, no fuera causa de amargura, sino de felicidad.
Ya les dije que hacía falta una condición, una característica, la de la humildad, pero no les dije en qué consistía precisamente esa rutina para la Virgen, qué era lo que tenía que hacer cada día.
En nuestro idioma tenemos palabras que designan casi todos los oficios:
Una persona que arregla grifos, le llamamos por ejemplo fontanero.
Y una persona, un hombre o una mujer que hace lo que hacía la Virgen María se le designa con el nombre de "Ama de casa". María fue durante todos los años de Nazaret el ama de casa, y fíjense lo hermoso del término, y el profundo significado que tiene después de estar acrisolado por su uso durante tantos años.
La palabra ama, significa señora, significa dueña, es la dueña de la casa, la que gobierna la casa, eso es efectivamente el concepto que algunos peyorativamente a veces le dan.
Pero sin embargo, yo creo que lo que una mujer hace en la casa no es parecido al gobierno despótico de un tirano, sino por el contrario, mucho más parecido a otro tipo de señorío de que habla Jesús y de que Él mismo lleva a la práctica, cuando por ejemplo el Jueves Santo, se pone de rodillas delante de sus discípulos y les lava los pies.
El ama de casa es la señora de la casa, porque es la que sirve en la casa. Con muchísima frecuencia es la primera que se levanta y la última que se acuesta. También con muchísima frecuencia no tiene ni ratos libres, ni días libres, e incluso cuando los demás están librando, ella tiene más trabajo, porque tiene que hacer lo extraordinario de ese día de fiesta. Además y por desgracia también con mucha frecuencia, cuando un matrimonio se rompe, el ama de casa, a veces, no la dejan más que una mísera pensión, si es que le dejan la mísera pensión, cuando es posible que incluso ella haya renunciado en un momento determinado de su vida a ejercer su profesión, incluso una brillante profesión, para poder dedicarse a su familia, a su marido, a sus hijos.
Por eso María como ama de casa, es modelo de una mujer que emprende un camino lleno de sacrificios y lleno de actitud de servicio.
Yo creo que esto es algo que nosotros tenemos realmente que valorar en María, y valorar también en las mujeres que lo están llevando a cabo hoy en día. No en vano la Iglesia insiste, aunque pueda parecer un tópico a los economistas, insiste en reclamar un salario para el ama de casa y unos derechos para el ama de casa que no la dejen tan a la intemperie, eso sin llegar naturalmente a los extremos de la violencia que es condenable absolutamente por todos.
María por lo tanto, modelo del ama de casa, modelo de actitud, de servicio, creo que realmente esto vale para todos, no solamente para la mujer, porque me parece que avanzamos afortunadamente en esto, hacia una época en la cual todos, hombre y mujer, marido y esposa, tienen el deber de comprometerse en las faenas domésticas.
María como modelo de servicio, no vale sólo para la mujer, vale también para el hombre.
María como ama de casa es un modelo de servicio y de generosidad absolutamente para todos.
Quiero proponerles a ustedes como un punto de referencia al que acudir en esta ocasión por ejemplo el Hospital de Jesús Nazareno que se encuentra en Córdoba, y allí se venera precisamente la Virgen Nazarena, la Virgen Nazarena que es un sitio bueno, digo, donde acudir para venerar a María en su humildad de Nazaret, recordando ante Ella que también en los pucheros se encuentra Dios, a través de ellos, a través de la rutina de cada día podemos hacernos santos.
O por ejemplo a ese prodigio de la naturaleza y de belleza que es la ciudad de Ronda a rezar ante la Virgen del Buen Amor, pidiéndole a Nuestra Señora que nos haga capaces de vivir con esa actitud de servicio en las cosas de cada día en un sitio o en otro, seamos hombre o mujer, incluso estemos solteros o casados, porque al final todos vivimos en familia de una manera o de otra, seamos padres e hijos,, abuelos o nietos, pensemos en María como modelo de actitud de servicio. Pensemos en María como Aquella que no está con el reloj en la mano, diciendo: ¡Ha llegado la hora de fichar o que no está pendiente de cuál es su parte y cuál es la parte del otro, sino que se muestra dispuesta a hacerlo todo y hacerlo todo por amor..
Quizá Ella, porque practicó esa ley, fue la que después enseñó a su Hijo que lo vio en Ella con su ejemplo, aquello de “haz al prójimo lo que el prójimo necesita de ti, ama al prójimo como a ti te gustaría ser amado por él”.
Feliz día para todos.
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