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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 3 de agosto de 2020

REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA DÉCIMO OCTAVA SEMANA DEL T.O. (2) 3 - Agosto - 2020

"Ventana abierta"


De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA DÉCIMO OCTAVA SEMANA DEL T.O. (2)  


“Tú has roto un yugo de madera, yo… pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones.”

La lectura evangélica que nos ofrece la liturgia para hoy (Mt 14,13-21) es la misma que leímos ayer, décimo octavo domingo del T.O., la versión de Mateo de la “primera multiplicación de los panes”.

La primera lectura (Jr 28,1-17) nos presenta una situación que no es ajena a nuestro tiempo: los falsos profetas. Jeremías ha venido denunciando los pecados del pueblo y anunciando el castigo que habría de sobrevenir a manos del rey Nabucodonosor. Como gesto simbólico de lo que le esperaba al pueblo, Yahvé había ordenado a Jeremías colocarse un yugo de madera al cuello, y advertirles al rey Josías y a los embajadores de los reinos vecinos, que no importaba lo que éstos hicieran, Él los iba a someter a todos bajo el yugo de Nabucodonosor (Jr 27).

Dios, conociendo la naturaleza humana, les advirtió: “Vosotros, pues, no oigáis a vuestros profetas, adivinos, soñadores, augures ni hechiceros que os hablan diciendo: “No serviréis al rey de Babilonia”, porque cosa falsa os profetizan para alejaros de sobre vuestro suelo, de suerte que yo os arroje y perezcáis”.

A pesar de esas advertencias, en el pasaje de hoy encontramos a Ananías, profeta de la corte, quien, contrario a lo profetizado por Jeremías, dice que el Señor le reveló que Nabucodonosor sería derrotado por Sedecías y sus aliados, devolviendo al templo todos los tesoros, y a Judea aquellos que ya había sido desterrados (para este momento todavía no se había completado la deportación a Babilonia, y el Templo no había sido destruido aún). Y para enfatizar su “profecía”, Ananías le quitó el yugo de madera que Jeremías llevaba al cuello y lo rompió, diciendo: “Así dice el Señor: ‘Así es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años’”.

Jeremías, que había deseado que las palabras de Ananías fueran ciertas (“Amén, así lo haga el Señor”), no quiso confrontarlo y decidió marcharse. Pero el Señor le detuvo y le ordenó regresar para decirle a Ananías: “Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo… pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia”. De paso, le anunció la muerte de Ananías antes de un año, lo que, de hecho, ocurrió.

Ananías se presenta como el prototipo del profeta que “acomoda” el mensaje de Dios, escogiendo solo aquellas partes que todos queremos escuchar. ¡Cuántos de esos “profetas de la prosperidad” escuchamos a diario! Por el contrario, tendemos a rechazar el mensaje de aquellos que nos predican el verdadero Evangelio, que implica negaciones, sacrificios, “tomar nuestra cruz de cada día” y abandonarlo todo para seguir a Jesús.

Es bien fácil anunciar la felicidad (es lo que todos deseamos, ¿no?). Por eso cuando escuchamos un mensaje como “Pare de sufrir”, todos corren a buscar el aceite, o el pañuelo, o la rosa, que les va a traer la felicidad y la prosperidad aquí y ahora. Lo cierto es que a quien único trae prosperidad ese mensaje es al falso profeta que vende sueños a quienes el mensaje de Jesús les resulta incómodo.

¡Ojo!, mantengamos los ojos abiertos para no caer presa de esos embaucadores (Cfr. Mt 7,15).

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