"Ventana abierta"
LLAMARADAS DE COLORES
PENTECOSTÉS EN EL MONASTERIO
24 MAYO 2015
Toda la Iglesia celebra el gran día de la venida del Espíritu Santo. En el
monasterio también es un día muy especial marcado por un rito que sólo tiene
lugar este día del año. ¿Quieres saber cuál?
"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo
lugar."La Tradición nos dice que posiblemente los apóstoles estaban
reunidos orando a la hora de Tercia (al rededor de las nueve de la mañana). En
ese momento, "vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se
repartían posándose sobre cada uno." Este hecho se revive en el convento
de una forma muy especial... Los rosales de la huerta exhiben ya sus primeras
flores. Las sacristanas han preparado dos cestos de mimbre, llenándolos con pétalos
de todos los colores. El aroma de las rosas impregna por completo la capilla.
Durante la oración personal, los cestos están sobre el altar. En cuanto el
reloj de la capilla toca las nueve de la mañana, las monjas ocupan sus sitios
en la sillería. Se percibe la emoción contenida. Empieza la oración de Tercia.
Las primeras notas del órgano vibran en el aire. No son las notas del himno
habitual... se trata del "Veni, Creator" ("Ven, Espíritu
Creador") una oración cantada en latín con la que la Iglesia invoca la
venida del Espíritu Santo.
El ambiente se llena de gran solemnidad. Las cantoras entonan el primer
verso y, acto seguido, doblan las rodillas hasta el suelo. Unas, de pie; otras,
arrodilladas: Toda la Comunidad canta unida al Espíritu Divino, igual que los
apóstoles aquella mañana en Palestina.
En ese momento las sacristanas abandonan sus sitios de la sillería. Ellas,
mientras todas las demás van cantando las diferentes estrofas, se acercan
lentamente al altar. Tras una inclinación, cada una coge su cesto de mimbre. Ha
llegado el momento más emocionante.
Con caminar tranquilo y pausado cruzan toda la capilla, alejándose del
altar hasta el final de la sillería. Entonces, las sacristanas se separan a la
vez a ambos lados del coro. Cada una de ellas, con inmenso cariño, toma un
puñado de pétalos y los deja caer suavemente sobre la cabeza de la primera
monja. La lluvia multicolor se posa sobre su cabeza, sus hombros y sobre el
breviario que sostiene abierto entre sus manos.
La melodía latina continúa acompañando el momento mezclada con las voces
que siguen cantando al Espíritu Santo. Las sacristanas van pasando lentamente
de una a otra, dejando tras de sí una bella alfombra de pétalos de rosas.
Creo que no encontraría palabras para expresar todo lo que surge en el
corazón al sentir caer sobre ti esos preciosos pétalos mientras suena el himno
al Espíritu Santo. Sin embargo, dicen que una imagen vale más que mil
palabras... Así pues, te dejo con esta galería de imágenes y el audio del
"Veni, Creator". ¡Que escuchando este himno sientas la fuerza del
Espíritu Santo para que Él te transforme en valiente testigo del amor de
Jesucristo!
Ven Espíritu Creador;
visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones
que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre,
pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía
evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre
y al Hijo que de entre los muertos
resucitó, y al Espíritu Consolador,
por los siglos de los siglos.
Amén.
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