"Ventana abierta"
DIOS SABE LO MEJOR PARA TI
Web católico de Javier Olivares
Mary era una linda niña de 3 años de edad. Vivía en algún
lugar de los Estados Unidos, frente al mar. Su familia era cristiana. Ellos
iban todos los domingos a la iglesia. ¡Mary era muy feliz! Amaba a su familia y
admiraba los ojos azules de su padre, su madre y sus hermanos... Todos en la
casa de Mary tenían ojos azules... ¡Todos... excepto Mary! El sueño de Mary era
tener los ojos azules como el mar... ¡Ah! ¡Cómo deseaba eso Mary!
Un día, en la escuela dominical, oyó a la
"señorita" decir: "Dios responde a todas las oraciones".
Mary pasó todo el día pensando en eso... A la noche, a la
hora de dormir, se arrodilló al lado de su cama y oró: "Papá del Cielo,
muchas gracias porque creaste el mar que es tan hermoso! Muchas gracias por mi
familia. Muchas gracias por mi vida! Me gusta mucho todas las cosas que hiciste
y haces! Pero... me gustaría pedir...por favor... que cuando me despierte
mañana, tenga los ojos azules como los de mamá! En el nombre de Jesús,
amén."
Ella tuvo fe. La fe pura y verdadera de un niño. Y, al
despertar, al día siguiente, corrió al espejo. Miró...y ¿cuál era el color de
sus ojos?... ¡Continuaban castaños! ¿Por qué Dios no escuchó a Mary? ¿Por qué
no atendió a su pedido? Eso habría fortalecido su fe.
Bueno...aquel día, Mary aprendió que un NO también era
respuesta! La niñita agradeció a Dios del mismo modo... pero...no
entendía...sólo confiaba.
Años después, Mary se fue como misionera a la India. Ella
"compraba niños para Dios" (los niños eran vendidos por sus familias
- que pasaban hambre - para ser sacrificados en el templo, y Mary los
"compraba" para libertarlos de ese sacrificio). Pero, para poder
entrar en los "templos" de India, sin ser reconocida como extranjera,
necesitó disfrazarse como una mujer de la India:
Pasó café en polvo por su piel, cubrió los cabellos, se
vistió como las mujeres del lugar y entraba libremente en los locales de venta
de niños. Mary podía caminar tranquila en todo "mercado infantil",
pues aparentaba ser una mujer hindú.
Un día, una amiga misionera la miró disfrazada y dijo:
"¡Guau, Mary! Menos mal que tienes los ojos castaños y no claros como los
de tu familia. ¡A qué Dios más inteligente servimos... Él te dio ojos oscuros,
pues sabía que eso sería esencial para la misión que te confiaría después!!!".
Esa amiga no sabía cuánto Mary había llorado en la infancia por no tener ojos
azules... Pero Mary pudo finalmente entender el por qué de aquel NO de Dios
hacía tantos años!
Bueno... ¿Cuál es la moraleja de esta historia? ¡¡¡Que Dios
sabe lo que más te conviene!!!
Él conoce cada lágrima que ya rodó desde tus ojos... Él sabe
que, tal vez, quisieses "ojos de otro color"... Él oye, sí, TODAS las
oraciones... ¡Pero Él las responde de manera sabia! No necesitas llorar si tus
ojos siguen siendo castaños... o si aún no has sido complacida como te
gustaría. ¡¡¡Dios sabe lo que más te conviene!!!
Ten siempre esta seguridad en tu corazón.
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