"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL SÁBADO DE LA UNDÉCIMA
SEMANA DEL T.O. (2)
“Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan,
ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis
vosotros más que ellos?”
En la lectura evangélica de ayer Jesús
enfatizaba en el desapego a los bienes terrenales. En esa misma línea, en el
evangelio que nos propone la liturgia para hoy (Mt 6,24-34) nos reitera la
radicalidad que Él exige a los que decidimos seguirlo, cuando dice a sus
discípulos: “Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a
uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso
del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero”. Es claro; si nos decidimos
seguir a Jesús no puede haber nada que se interponga a ese seguimiento, ni
bienes, ni riquezas (Cfr. Mt 19,21; 1 Tim 6,10). Al no tener nada que
pueda agobiarnos o preocuparnos, podemos dedicar toda nuestra atención al
Maestro y a la misión que Él nos encomiende. Eso implica una confianza absoluta
en que Él no nos abandonará.
Para enfatizar esto último, Jesús pronuncia
unas de sus palabras más hermosas y provocadoras de todo el Evangelio: “Mirad a
los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre
celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a
fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os
agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan
ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno
de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en
el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca
fe?” Esto se puede resumir en un pensamiento: tenemos que confiar en la Divina
Providencia.
Jesús no nos está diciendo que podemos
sentarnos a esperar que Él nos provea todas nuestras necesidades. No, lo que
nos está diciendo que, al igual que lo hace con los pájaros, Dios va colmar con
creces nuestra actividad, por más humilde que sea, especialmente cuando esa
actividad está ligada al “Reino de Dios y su Justicia” (v.33). Lo demás, “se
nos dará por añadidura”. Por eso cuando envió a los discípulos a predicar la
Buena Nueva del Reino, “les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un
bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: ‘Calzados con
sandalias y no vistáis dos túnicas’” (Mc 6,8-9).
Se trata de no atarnos a las cosas, para poder
ser libres para servir a Dios y a nuestros hermanos. Cuando nos “vaciamos” de
las cosas de este mundo, podemos “llenarnos” plenamente del amor de Dios. Se
trata de vivir la verdadera “pobreza evangélica”. Solo entonces podremos
experimentar la verdadera libertad, aunque estemos físicamente encadenados,
como lo hizo el Cardenal François-Xavier Nguyen van Thuan, durante
sus 13 años en prisión.
No tenemos que llegar a ese extremo; basta con
que todo lo tengamos “por basura para ganar a Cristo” (Fil 3,8).
Pidámosle hoy al Padre que nos ayude a confiar
en su Divina Providencia, para no caer bajo el agobio de las preocupaciones de
la vida, ya que perderíamos de vista lo que es verdaderamente esencial: la
opción por el Reino.
Que sigan disfrutando de este hermoso fin de
semana, y celebren en familia el día de los padres.
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