"Ventana abierta"
Mostaza para todos
P. Leonardo Molina García S.J.
¿Miedo, preguntas o conversión?
Ante los acontecimientos que estamos
soportando, la guerra de Ucrania, la pandemia, la crisis económica, la crisis
social en nuestro revuelto y convulso mundo, caben múltiples reacciones.
Entiendo lo complejo de las soluciones, pero voy a atenerme al evangelio donde
proclama Jesús que Él es la luz del mundo (Juan 8,12) y que con Él no
caminaremos en tinieblas…
Dos terribles acontecimientos estaban en
la boca de todos y provocaron preguntas acuciantes a los rabinos, a los
escribas, a Jesús. Las respuestas no cabían en la razón ni en los sentimientos
de la buena gente. Indudablemente en aquella cultura, la respuesta debía ser
religiosa.
¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. (Lucas 13,4"
Antes, Pilato se había empleado a fondo y había liquidado una revuelta de Galileos.
Según la mentalidad judía, aquellas muertes tenían su origen en un pecado; o suyo personal o de sus antepasados. Jesús niega esta solución y abre un camino nuevo.
Nuestras reacciones
1.- Miedo, angustia, incertidumbre. ¿Cuál será mi futuro? El de la sociedad parece nos importa menos. Cuando nos muestra la TV las máquinas destructivas, el alcance de los misiles y la frialdad de los que pueden apretar el botón rojo, se nos llena el corazón de espanto y congoja. Y los vaivenes de la economía, manejados por poderes ocultos, maléficos o benéficos, nos llenan de incertidumbres e impotencia.
2.- Preguntas, preguntas. ¿Cómo Dios que es tan bueno y poderoso, permite tantas barbaridades, tanto horror, tanto sufrimiento de inocentes, tanta manipulación de las conciencias? Él lo puede (¿) todo, nos han enseñado desde pequeños... Y si puede y no lo hace es que es insensible a la bondad o maldad de los seres humanos... ¡No existe naa" - gritaba una de las hermanas en la aldea de Puerto Hurraco ante tanta maldad y odio en su vida... Es una tentación.
3.- Jesús no da una respuesta teórica. Pero sí nos señala una dirección: Reflexionad. El creyente ha de estar siempre dispuesto a dar buenos frutos. Y refuerza esta admonición con la parábola de la higuera, destruida (a pesar de que le dan varias oportunidades) por no dar frutos de amor y de justicia (Lucas 13, 6-9). Así que el mundo está en manos de limpiadoras, amas de casa, albañiles, abogados, médicos, políticos, educadores, eclesiásticos. Tuyas. Cristianos. Los problemas de la vida son una lección.
O sea, que si no tienes esos valores, tienes que convertirte. Tienes que sembrar en ti semillas de amor, de paz, de integridad, de libertad y de verdad... Y cuidarlas, defenderlas, alimentarlas. Siempre con humildad, confianza en Dios y perseverancia. Pensemos. ¿Qué sociedades hemos construido?
Dios alienta ese esfuerzo. Esas mijitas de bien juntas unas con otras, hacen un mundo más de Dios y menos de las fuerzas maléficas que nos envuelven y que aparentemente son las triunfadoras. Haremos nuestro ambiente más respirable y ya eso es un avance. (Parábola de la mostaza, Marcos 4, 30).
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