"Ventana abierta"
Domingo 8. CICLO C
P. Leonardo Molina García. S.J.
“De lo que rebosa el corazón habla la boca”
La última parte del “Discurso de la
llanura” desconcierta por la variedad de personajes que aparecen: dos ciegos,
un discípulo y su maestro, dos miembros de la comunidad, un hombre bueno y otro
malo. Y también son muy diversas las imágenes: un hoyo, la mota y la viga en el
ojo, el árbol sano y el árbol podrido; higos y zarzas, uvas y espinos.
Evidentemente, se trata de frases de Jesús pronunciadas en diversos momentos y
circunstancias. Sin embargo, pueden relacionarse con el tema que preocupa a
Lucas, leído el domingo pasado: “no juzguéis, no condenéis”.
Cuatro grandes errores
1. Si te consideras con buena vista para
juzgar y condenar a los demás, te equivocas. Estás ciego. Y si un ciego guía a
otro ciego, los dos caen en el hoyo.
2. Si te consideras muy listo y bien
preparado para juzgar y condenar a los demás, te equivocas. No eres un
catedrático, sino un alumno de 1º. A lo más que puedes aspirar, después de
mucho esfuerzo, es a ser como el catedrático.
3. Si te consideras digno de juzgar y
condenar a los demás, te equivocas y eres un hipócrita. Tus fallos son mucho
mayores. La viga de tu ojo es mucho más grande que la mota en el ojo de tu
hermano y te impide ver bien.
4. Si piensas que cuando juzgas y críticas
a los demás lo único que haces es disfrutar o hacerles daño, te equivocas. Te
haces daño a ti mismo, porque las palabras que salen de tu boca dejan al
descubierto la maldad de tu corazón. [En esta última comparación del árbol
bueno y el malo, la clave está en las palabras finales: “De lo que rebosa el
corazón habla la boca”. Del hombre bueno nunca saldrán críticas, juicios
malévolos ni murmuraciones; solo saldrá perdón y generosidad. En cambio, quien
critica, juzga, murmura, revela que tiene el corazón podrido.]
1ª lectura: ¿Quieres saber cómo es una
persona? (Eclesiástico 27,5-8)
Este breve texto, desconcertante a primera
vista, resulta claro cuando lo relacionamos con las palabras del evangelio: “De
lo que rebosa el corazón habla la boca”. ¿Quieres saber cómo es una persona?
Fíjate en lo que hace la gente de tu entorno (estamos en el siglo II a.C.).
Cuando quiere separar el trigo de la paja,
criba.
Cuando quiere probar una vasija de barro,
la mete en el horno del alfarero.
Cuando quiere saber si un árbol es bueno,
mira sus frutos.
Cuando tú quieras conocer a fondo a una
persona fíjate en cómo razona y en lo que dice. “De lo que rebosa
el corazón habla la boca”.
Reflexión
El “Discurso de la llanura”, aunque no
tenga la fama del “Sermón del monte” de Mateo, es un resumen muy bueno de la
actitud que debemos tener ante enemigos y hermanos. Generalmente se recuerda
más el amor a los enemigos, y es frecuente olvidar el amor a los otros miembros
de la iglesia, la obligación de no juzgar ni condenar a quienes piensan o
actúan de forma distinta.
El carácter tan radical de algunas
afirmaciones requiere explicación. Pero el mejor comentario no está en inglés
ni en alemán. Es el mismo evangelio de Lucas. Leyendo y releyéndolo se iluminan
muchas frases misteriosas.
José Luis Sicre
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