"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
PERDONAD SIEMPRE
27 « Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien,
28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.
30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.
31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente.
32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que los aman.
33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!
34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.
35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.
36 « Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.
37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.
38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.» Lc. 6, 27-38)
El Señor no puede mandarnos algo, con tanto imperio, si no nos da la fuerza y su gracia para realizarlo: “amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian”... Y diremos: ¡esto es imposible a nuestra naturaleza que, está precisamente herida en el amor!... De acuerdo, pero “lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”... Y el Señor vela cuando hay un conflicto de enemistad en nuestro corazón...
Y lo primero que nos insinúa, es que quitemos la vista de nosotros mismos y la pongamos en Él: “Jesús, siendo Hijo de Dios, se sometió a afrentas y enemistades tan graves, como querer darle muerte por envidia y odio a su santidad y bondad: “Cuando le insultaban, no devolvía el insulto; En su Pasión, no proferíaamenazas”… ¿Y qué hacía entonces?: pues amaba a los que lo herían, por eso podía perdonar ampliamente. Los veía como lo que eran: unos pobres desgraciados que, lo eran, porque nunca conocieron el Amor de Dios al hombre, su criatura predilecta: “Si hubieran sabido a quién crucificaban, nunca hubieran crucificado al Señor de la Gloria”...
Nuestro perdonar no es nuestro, es el mismo perdón de Cristo que nos da para que lo disfrutemos, como regalo del cielo. Y este perdón está hecho de amor, bien, bendición y oración. Con estos frutos, vencemos el mal a fuerza de bien, y Dios nos reconoce como sus hijos, los que tienen el corazón con la impronta del Padre y por tanto divina... Pero no olvidemos que el poder perdonar, nos viene del cielo y nunca de nosotros… No nos engañemos pensando que, a fuerza de puños y con una voluntad férrea, podemos extraer de nuestro corazón el “jugo del perdón”...¡ ¡No, no, dejemos este camino y pongámonos en la pista de Dios, abriendo bien las manos para recibir, con sabor de amor, el perdón que sobrepasa con mucho nuestras expectativas y deseos humanos, aún los más buenos!!...
¡Señor, somos muy pobres y por ello venimos a Ti para que nos regales unos ojos nuevos y limpios de todo apego de amor propio, de todo ensimismamiento en mi persona!... ¡Fuera mi ego, olvido de mí, y sólo mirada amorosa hacia tu Corazón que es todo un horno de caridad y misericordia y desea, a manos llenas,derramarse sobre los que se le acerquen pidiéndole el don del perdón, el don del Amor a los que quizás no me aman, pero son amados por Ti, pues “Tú nunca has odiado nada de lo que has hecho” y el hombre, todo hombre, es la hechura de tus manos, a tu imagen y semejanza...
¡Gracias, Dios mío, porque siempre escuchas mis plegarias!...
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