ventana

ventana

Sean bienvenidos

Sean bienvenidos

Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 20 de febrero de 2022

REFLEXIÓN PARA EL SÉPTIMO DOMINGO DEL T.O. (C) 20 - FEBRERO - 2022

  "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL SÉPTIMO DOMINGO DEL T.O. (C) 

San Juan Pablo II visitando en prisión para perdonar personalmente a Ali Agca, quien intentó asesinarlo.

El evangelio de hoy (Lc 6,27-38) nos presenta una especie de “secuela” a las Bienaventuranzas que contemplábamos el pasado domingo. En este pasaje Jesús pretende dar contenido a las Bienaventuranzas. Jesús nos está diciendo que las normas contenidas en las Bienaventuranzas no son algo teórico, sino que podemos identificar a nuestros “enemigos” con unos personajes concretos: los que nos odian, los que nos maldicen, los que nos injurian, los que nos pegan, los que nos engañan, los que nos roban… Contrario a la reacción natural de nosotros ante esas situaciones, Jesús nos pide que amemos, que bendigamos, que hagamos el bien, que “presentemos la otra mejilla”, que no reclamemos, que no esperemos nada…

Si miramos a nuestro alrededor, no será muy difícil encontrar varias personas a quienes se nos hace difícil amar; personas que parecen vivir para “hacernos la vida cuadritos”. Y Jesús nos está pidiendo que amemos a esas personas; que les deseemos el bien de todo corazón, que oremos por ellas, que seamos generosos con ellas, que no les reclamemos, que seamos compasivos. Jesús no se está refiriendo a meros sentimientos; nos está hablando de asumir actitudes concretas respecto a esos enemigos. “Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis?”  Esa es la “prueba de fuego” del que quiere seguir a Jesús, del verdadero “discípulo” que quiere vivir el Evangelio.

Jesús nos pide que nos pongamos en el lugar de estos “enemigos”; que los tratemos como nos gustaría que nos trataran a nosotros, porque la misma medida que usemos con ellos la usarán con nosotros: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante”. La Palabra siempre nos interpela, nos hace enfrentarnos con nosotros mismos. Si todo el mundo nos tratara como merecemos, ¿cómo sería ese trato?

¡Uf! Nadie ha dicho que esto de ser cristiano es fácil: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16,24). ¿Difícil? Sí. ¿Imposible? No. “Todo lo puedo en Aquél que me fortalece” (Fil 4,13).

Hace tiempo leí un relato de un sabio que decía: “Amar es una decisión, y el fruto de esa decisión es el amor”. Jesús nos está pidiendo que asumamos unas actitudes concretas hacia nuestros “enemigos”; en otras palabras, que tomemos la decisión de amarlos, amarlos como Dios los ama y como nos ama a nosotros, a pesar de todas nuestras faltas.

Por otro lado, un viejo proverbio chino nos recuerda que un viaje de mil leguas comienza con un paso. Hoy Jesús nos invita a dar ese “primer paso” con la promesa de que Él nos brindará la fortaleza para continuar adelante, para que esa decisión de amar a nuestros enemigos rinda fruto. Y ese fruto ha de ser el amor…

No hay comentarios: