"Ventana abierta"
EL RUISEÑOR Y LA ROSA
(Oscar Wilde)
Esta, es una adaptación libre y personal del
famoso cuento de Oscar Wilde,
y dice así:
Un ruiseñor vivía en un hermoso jardín, en el
que existía una casa impresionante…
Todas las mañanas una ventana de esa casa se
abría, y tras ella aparecía un joven degustando su desayuno; Mientras el
joven admiraba la belleza del jardín, siempre caían migajas de pan en la repisa
de la ventana.
El ruiseñor, pensando que el joven las dejaba a
propósito para él, degustaba las migajas, y así, creció un gran afecto
por aquel que se preocupaba en alimentarlo… aunque fuese con migajas.
Un día el joven se enamoró, pero al declararse
a su amada, esta le impuso una condición para retribuir su amor:
“Te amaré, si logras traerme la más linda rosa
roja de este jardín”
El joven recorrió todas las floristerías de la
ciudad, pero su búsqueda fue en vano…. No encontró ninguna rosa…y mucho menos
roja.
Triste y desolado, fue a pedir ayuda al
jardinero de su casa, el cual le dijo que podía obsequiarle con petunias y
violetas, con claveles y margaritas, con cualquiera de las flores… menos con
rosas rojas, pues en aquella estación era imposible, ya que estaban fuera de
temporada.
El ruiseñor, que había escuchado la
conversación, se quedó con una gran pena a causa de la desolación del joven, y
pensó que tenía que hacer algo para ayudar a su amigo y así conseguir esa flor.
Sin dudarlo un instante, el ruiseñor buscó al
Dios de las aves y le preguntó:
¿Como puedo conseguir esa extraña flor para mi
amigo?
Sí, tu puedes conseguir una rosa roja para tu
amigo, pero… el sacrificio es grande y podría costarte la vida -le respondió el
Dios-
El ruiseñor, pensando en su “benefactor” le
contestó:
No importa…. ¿Qué debo hacer?
Bien, tendrás que encaramarte a un rosal y allí
cantar la noche entera, sin parar. El esfuerzo es muy grande y, tu pecho puede
no aguantar…
Así lo haré, -respondió el ave- todo sea por la
felicidad de mi amigo!
Sucedió entonces que, cuando oscureció, el
ruiseñor se encaramó en medio de un rosal que quedaba enfrente de la ventana
del joven, y allí se puso a cantar su melodía más alegre, pues necesitaba
esmerarse en la creación de tan divina flor.
Al poco tiempo, una gran espina comenzó a
entrar en el pecho del ruiseñor, y cuanto más cantaba, más entraba la espina,
pero el ruiseñor no paró!
Continuó su canto, buscando la felicidad de un
amigo. Un canto que simbolizaba la gratitud y la amistad… Un canto de donación,
que incluía hasta de su propia vida!
A la mañana siguiente, cuando el joven abrió su
ventana, su mirada se posó delante de la más linda rosa roja jamás formada,
pues estaba pintada por la sangre del pobre ruiseñor.
Nunca el joven cuestionó el milagro, ni nunca
se preocupó; Recogió la rosa para entregársela a su amada, y al ver el cuerpo
inerte del pobre ruiseñor exclamó:
Qué estúpida ave! Teniendo tantos árboles en
donde cantar, vino a posarse justamente en medio de un rosal que tiene espinas.
Por lo menos ahora dormiré mejor, sin tener que escuchar su canto.
Es muy triste, pero
desgraciadamente es real como la vida misma…
Cada
uno da lo que tiene en el corazón…
Y
cada uno recibe con el corazón que tiene.
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