"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
SE TRAE LA LUZ PARA QUE ALUMBRE
21 Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?
22 Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.
23 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
24 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces.
25 Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.» (Mc. 4, 21-25)
La Palabra de Jesús nos habla aquí de la Luz. Y es que Jesús se ha definido como luz: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Es que, antes de la venida de Cristo a nuestra tierra: “el pueblo que caminaba en tinieblas, vio una luz grande; habitaba en tierra y en sombra de muerte, y una luz les brilló”. (Is. 9,1). Isaías lo predijo para la llegada del Mesías y en Jesús se cumplió exactamente...
Por esto, una noticia tan sorprendente, no quiso Dios que quedará escondida en algunos pocos, o en ciertas partes de la tierra... “A toda ella, alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje”... Es verdad que, “este misterio de la venida de Cristo al mundo, estaba escondido desde siglos y generaciones, pero ahora ha sido revelado”, en la hora de Dios que, coincide con la plenitud de su misericordia, para derramarse sobre toda carne...
Dios no quiso guardarse la Luz, que es Cristo, celosamente para Sí, sino que, porque Dios es Amor, éste no puede menos de difundirse en todo lo que su bondad ha revestido de este Amor. Pero también es la Vida: “en Él, estaba la Vida y esta Vida, era la Luz de los hombres”, que nos dice el apóstol Juan: en él, la Luz y la Vida, son la misma realidad. Tenemos Vida, en tanto que nuestra vida está iluminada por “las buenas obras que el Padre determinó que realizáramos”. Dios está en este nuestro itinerario de la vida y tiene mayor interés que nosotros en que “seamos Luz en el Señor” y todo el que nos contemple reciba nuestros destellos y claridad…
Es verdad que, algunas veces, nos topamos con personas que no son transparentes, sino como “oscuras”. Y es que, lo propio de la luz es atravesar y no dejar nada oculto… Pues para éstos, también Cristo ha venido como Luz: “nos visitó el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte”... Desde la venida de Cristo, Él penetra todo y a todos... Y esto, en medio de un mundo siempre en lucha de Luz-tinieblas... Pero nunca éstas pueden ahogar la Luz, como el sol que nace de lo alto destierra todas las sombras…
Y concluye Jesús su predicación, hablándonos de esta paradoja: “al que tiene, se le dará; y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene”... ¿Cómo es esto posible?: si seguimos con la meditación de la Luz, se comprende bien: quien está muy iluminado y sus obras de la luz los acompañan, siempre desearán más luz en su vida y llegarán a parecerse en todo a Cristo, Luz del Mundo... Pero al que se mueve en un mundo de oscuridad y tinieblas, sus obras malas los acompañan, y no desearán la luz...
¡Qué Dios nos libre de parecernos a estos hermanos nuestros!... ¡Sólo la misericordia de Dios los puede arropar en su desnudez! ...
¡Que así sea Señor!, ¡Tú, todo bondad y compasión!...
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