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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 4 de octubre de 2021

Conociendo a los animales: Mi perro me gruñe, me muerde, me ladra, me enseña los dientes… Lunes, 4 - Octubre - 2021

 "Ventana abierta"

Natura Canina

Mi perro me gruñe, me muerde, me ladra, me enseña los dientes…

Cuando un perro comienza a gruñír, a ladrar, a enseñar los dientes, a morder, etc., su carácter ha cambiado con comportamientos que no proceden y la convivencia se hace difícil, no nos queda otra más que poner todo nuestro empeño en recuperar el control. Como supongo que has llegado hasta aquí buscando una respuesta a la pregunta ¿por qué mi perro me gruñe, me muerde, me ladra, me enseña los dientes?, ya sea adulto, joven o cachorro, y la solución, aunque es un tema muy complejo y hay ocasiones en las que no queda más remedio que acudir a un profesional del comportamiento canino si la cosa se pone muy fea, estoy encantado de intentar ayudarte en este artículo.

Tanto si es un cachorro travieso y peleón, un perro joven guerrillero, como si es un perro adulto que ha perdido los modales, en este artículo vamos a ver dónde está el origen de estas conductas que tanto te preocupan y la manera de arreglarlo. Verás cómo una vez conozcas su origen, lo cual es imprescindible para tener un punto de partida, te resultará mucho más fácil encontrar la solución, e incluso que esta venga sola al seguir las pautas y los consejos que te voy a dar. Vamos a ver si damos en el clavo enseguida y se soluciona muy pronto.

Sobre los ladridos, los gruñidos y los mordiscos

Primero es bueno saber que los perros cuando se expresan, lejos de limitarse a enseñar los dientes, gruñir, ladrar y morder, utilizan mucha comunicación corporal, es el lenguaje no verbal. Esto significa que conocen de sobra la manera de comunicarte cuál es su estado de ánimo, qué es lo que quieren o no quieren, si les molesta que les quites su hueso, si quieren que te alejes o si les incomoda algo que les estás haciendo. Y todo esto lo hacen a través de su comunicación corporal, en ella utilizan «todo su cuerpo», desde la nariz hasta el rabo.

La capacidad de comunicarse de los perros

Todos sabemos que cuando un perro nos gruñe y nos enseña los dientes es porque está a punto de mordernos. Pero debemos observar cuáles son sus intenciones, porque no siempre tiene por qué ser así.

Si se trata de una provocación o una incitación al juego, muy propio de un perro al que le encanta jugar a lo bruto, a morder y pelear, es porque se ha emocionado en exceso y se ha descontrolado.

Si se trata de un «enfado», tal vez es porque se ha agotado su paciencia, ha dejado de utilizar las «señales de calma» (de las que te hablaré luego), pero todavía conserva las de «amenaza” y no ha pasado a la acción con un bocado directo como último recurso.

Es entonces cuando deberíamos (desde un punto de vista educacional) estarle agradecido porque todavía no ha perdido por completo «la capacidad de comunicarse», de acuerdo, nos está ladrando o gruñendo, pero no se ha lanzado a mordernos. Sé que esto es duro de digerir, pero a medida que leas el artículo, le encontrarás el sentido que tiene.

Las interferencias en la comunicación

Y como el tema de la comunicación en estos casos es más importante de lo que puedas llegar a imaginar, el primero de los muchos consejos que te voy a dar es que arregles el “canal de comunicación” que tienes con tu perr@.

Me explico, cuando te diriges a él dándole una explicación o una regañina, hay tantas “interferencias” que resulta muy difícil que consigas que se calme y te haga caso, bien porque no entiende el mensaje o bien porque no se lo «explicas» como toca.

Aunque pienses que nos vamos por las ramas, este artículo que te recomiendo que vuelvas luego a ver, es de suma importancia para que la comunicación con tu perro no tenga esas “interferencias” que provocan que siga haciendo lo que hace día tras día, sin que consigas ponerle solución:

¿Cómo conseguir que mi perro me entienda y me haga caso a la primera?

Las rabietas de los cachorros y los perros jovencitos

Como tal vez te haya traído hasta aquí el problema que tienes con tu cachorro, vamos primero con unos detalles. Con él debes tener una consideración especial aunque te muerda hasta la saciedad, claro, le duele la boca y necesita aliviar el dolor, y… ¿qué otra cosa hay mejor que tus manos o tu pies? También te gruñe y te ladra cuando te provoca reclamando juego, y si no lo consigue, lo hace con más intensidad cuando se revoluciona mucho y porque pierde el control, o cuando se frustra al ver que no le sigues el rollo.

Sería bueno que vieras lo que hago con tu cachorro o jovencito en las sesiones:

Educación y adiestramiento de Cachorros

El cachorro que te ha salido muy guerrillero y peleón

Si como he dicho antes, pierde fácilmente el control porque te ha salido guerrillero y peleón, debes graduar la intensidad de sus impulsos para que no se emocione demasiado. Cuando esto suceda, lo mejor es cortar el juego para que no «aprenda» lo divertido que es saciar sus ganas de «pelear».

En este caso te puede interesar este artículo del Blog, en el que te hablo sobre cómo evitar acabar en el botiquín constantemente, tanto si es cachorro, joven o adulto, ya que las pautas son las mismas para todos. Vuelve luego a echarle un vistazo.

¿Cómo jugar con mi perro para no acabar lleno de bocados y arañazos?

Y cuando tu perro es joven y tiene una rabieta juvenil

Bueno, él va desarrollando su carácter y lo hace muy rápido. Cuando no le apetece que por ejemplo le cures una herida, le peines, le quites algo que no es suyo o cualquier otra cosa que pueda darle rabia, debes ser firme para enseñarle ya de pequeño que las normas existen, pero amable a la vez para que comprenda que la disciplina no tiene por qué ser traumática. En este sentido hay que tener mucho cuidado con las rabietas de los perros y perras jóvenes que están en plena etapa de desarrollo hormonal (la adolescencia), porque lo que ahora es una rabieta juvenil, puede convertirse en un cabreo de perro adulto. También vamos a ver esto para que ese día no llegue nunca, y si llega, que sepas que hacer.

¡Espera!, para que la tarea de lo que te estoy exponiendo y seguiré haciendo en este artículo te resulte más fácil, de todo esto y muchas cosas más que te pueden ayudar con los problemas de comportamiento que tienes con tu peludo, te hablo en mi Libro: «¿Cómo tener un Perro obediente y educado? ».  También me gustaría que vieras mi Libro nuevo: «¿Cómo conseguir que mi perro me haga caso?», en el que trato, entre otros más temas, el problema de la agresividad tanto en casa como en la calle. En ellos comprobarás que conseguirlo no es tan difícil como te pueda parecer, tienes pautas y ejercicios expuestos de manera muy didáctica. Échales un vistazo porque el esfuerzo bien merece la pena.

Los tienes en:
PAPEL – KINDLE
PDF – ePub – MOBI

Un perro enfadado antes de morder siempre avisa

Aunque te cueste creerlo, si está cabreado antes de morder un perro «siempre avisa», pero claro, siempre y cuando tenga la cabecita bien amueblada, que lógicamente con los cachorros no es así. Bueno, lo hace hasta que llega el día en el que ya no utiliza las «señales de calma» ni tampoco las de «amenaza» y pasa a la acción, porque ha aprendido que por más que lo intenta no le sirven de nada, entonces deja de utilizarlas y pasa a morder directamente ahorrándose los preliminares.

Es entonces cuando tenemos delante un perro reactivo, que a la primera de cambio se enfurece y se descontrola lanzando bocados a quién se le cruce por su camino. Esto en la mayoría de los casos es «reactividad», por lo que no deberíamos considerar este comportamiento como agresividad en estado puro.

No obstante, cualquier manera de manifestar la agresividad hay que ponerla bajo control y trabajarla de la manera más adecuada para conseguir extinguirla y que no tenga la «necesidad» de utilizarla, ni porque está furioso, ni porque está jugando a lo bruto y le ha dado un subidón de los suyos.

Que no tenga la necesidad de utilizar la agresividad

En este sentido te interesa dedicar unos minutos a este artículo del Blog en el que te hablo sobre:

El lenguaje de los perros. Las señales de calma, para saber de qué forma «te avisa» cuando algo no va bien, cuando algo le incomoda, o no le gusta… «y ya está al límite».

¿Qué hacer para que mi perro no me gruña, no me ladre, no me enseñe los dientes, no me muerda…?

Una de las cosas a tener muy en cuenta es que el aprendizaje es un factor muy determinante. Cuando un perro «aprende» que ladrar, enseñar los dientes, gruñir o morder son cosas que le funcionan, sin duda las utilizará para conseguir sus propósitos. Por eso, lo mejor es comenzar a educarle cuando más cachorro es para que estos comportamientos no formen parte de sus «estrategias» en un futuro muy cercano. Y si ya es un perro adulto con los comportamientos consolidados, cortalo de cuajo para que no se enquisten más.

No obstante, no debemos olvidar la genética que puede predisponer a un perro a tener un carácter “agrio”, pero vamos a ver un par de consideraciones imprescindibles, ya que el aprendizaje pesa más a la hora de moldear su carácter.

Si eres muy consentidor

Tenemos al perro que ha “aprendido” a perder el respeto y se ha convertido en un tirano con sus dueños. Esto sucede con aquel peludo al que se le consiente todo y más, se le mima, se le trata como a un niño, consigue sus caprichos, se le deja dormir en la habitación, o lo que es peor, en la cama. En fin, lo ha recibido todo y más, pero se ha olvidado lo más importante, la disciplina.

En este caso comenzarás a dejar de tratarle como a un niño, que evidentemente no lo es, y deberás dejar a un lado los criterios humanos. Deberás dejar de darle tooodas las explicaciones y de “razonar” con él acerca de lo mal que se porta. También deberás hacerle ver dónde están los límites y dónde acaban sus privilegios, sobre todo los que consigue a la fuerza o a base de rabietas. Trabajarás la obediencia básica que le vendrá muy bien, pero con refuerzo positivo, claro. «En este sentido mi libro te puede ayudar mucho, ¿lo has visto?»

Si eres muy estricto

Por otro lado tenemos el perro al que se le ha sometido demasiado con gritos, regañinas, castigos y órdenes severas. Sin lugar a dudas, si esto es así, la defensa de lo suyo y la rivalidad están muy presenes en su aprendizaje. La presión que recibe puede ser muy alta y hacer que se sienta agobiado e intimidado, máxime si tiene un carácter fuerte y no acepta un no por respuesta. ¿Qué aprende día a día?, que sus estrategias le funcionan, bien como defensa propia ante lo que considera una intimidación o como un reto al que se tiene que enfrentar para conservar su estatus o sus privilegios. Como consecuencia de esto último puede desarrollarse la protección de recursos, es decir, su espacio, su comida, su juguete, su hueso… También es frecuente que no se deje peinar, limpiar las orejas o curar una herida.

Un período de calma exento de riñas, gritos y castigos innecesarios

Bien, llegados a este extremo y si este es tu caso, me veo obligado a decirte que la riña, el grito y el castigo no te ayudan en absoluto como tal vez ya hayas comprobado. Ponen en marcha los mecanismos del «estrés», y este activa los instintos más básicos, “huir» o «luchar”, no le queda otra, esto es supervivencia. Cuando no tenga ganas de lío y pueda hacerlo huirá y evitará el conflicto, pero cuando se sienta presionado o acorralado «luchará», es decir te morderá.

Por eso te propongo como plan de choque un “período de calma”. Consiste en dejar de someterle con constantes riñas, gritos y castigos que tanta presión le crean. Esto le bajará los niveles de estrés y le ayudará a recuperar el equilibrio, le ayudará a gestionar sus emociones tan básicas (la ira y el miedo), y dejará de tener la «necesidad» de defenderse o de rivalizar. Como ves es una cadena, una cosa lleva a la otra.

Sobre la defensa de recursos de los perros

Y sobre la defensa de recursos, cosa muy habitual y una de las causas principales de agresiones hogareñas, un perro que defiende sus recursos en casa como su hueso, su sitio privilegiado en el sofá, el juguete que le intentas quitar y un largo etcétera, como has visto antes, sin lugar a dudas no tiene la educación y una disciplina correcta que puede acabar con la pérdida del respeto de un miembro de la familia, ladrándole, gruñéndole o mordiéndole a la primera de cambio.

Pero cuando un perro aprende, porque le hemos enseñado, que no necesita defender nada, pues no tiene la necesidad de defender nada, valga la redundancia.

Una buena forma de conseguirlo es, por ejemplo, cada vez que le quieras quitar algo que no es suyo, decirle «suelta» y ofrecerle un trozo de comida (una chuche) a cambio diciéndole: «Mira lo que tengoooo». Entonces perderá el interés por su «posesión» y verá que soltarlo no es tan malo, porque tu intención es darle algo bueno a cambio en lugar de querérselo quitar y punto. «Es un acuerdo entre ambas partes». Sin ser consciente estás trabajando la obediencia con refuerzo positivo, él lo suelta y a cambio tiene su premio, en lugar de una regañina que lo pondrá más en guardia.

Este es otro de los temas que desarrollo a fondo en mi segundo Libro. ¿Lo has visto». También lo tienes en el Menú: MIS LIBROS.

Porque lo primero era evitar el conflicto

Volvemos con la comunicación por la importancia que tiene. Cuando un perro esta hasta el gorro de que le griten, que le increpen, que le incomoden, que le invadan, que le toquen las orejas, que le tiren de los pelos o tal vez que le quiten un trozo de comida de la boca (todo esto es muy frecuente cuando hay niños), antes de gruñir, enseñar los dientes o lanzar un bocado, ha utilizado con total seguridad más «señales de calma» de las que puedes ser capaz de imaginar, porque para él, evitar el conflicto, era más importante de lo que crees.

Atención a su lenguaje corporal

¿Cuántas veces al día has pillado a tu perro bostezando, chupándose la nariz, rascándose, andando muy despacio u olisqueando el suelo cuando le llamas con tono imperativo o te acercas enfadado directo hacia él? Tal vez incluso sentándose y dándote la espalda. También quizás jadeando con la lengua fuera sin haber hecho ejercicio o un rato sin querer mirarte a la cara. Esto son solo unos ejemplos de la manera que tiene de decirte «que te calmes», por eso se les llama «Señales de Calma», y las utiliza también con los otros perros para evitar conflictos y mostrar que todo va bien.

¿Has visto el artículo sobre «el lenguaje de los perros» que te he recomendado antes? Es muy interesante porque cuando un perro ha agotado todo su repertorio y tú no te has “calmado”, es él quien toma la directa y pasa a la acción… Tú te has llevado un mordisco y probablemente él una bronca.

Hay que equilibrar la balanza

Recuerda que tan malo es que te pierda el respeto despertando su lado tirano, como que te tenga miedo despertando la defensa propia. Tan malo es mimarlo y hacerlo un consentido sin imponer tu autoridad de forma coherente, como someterlo a una disciplina severa con la que se sienta amenazado o con necesidad de competir. Hay que equilibrar la balanza.

Muchas gracias.

Autor: Juanjo Andrés Ruiz 

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