"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Por la fe entendemos haber sido constituido el
universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que
no se veía.
Hebreos 11: 3
Que… os convirtáis al Dios vivo, que hizo el
cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.
Hechos 14: 15
Ante una pared
“(Dios) todo lo hizo hermoso en su tiempo… sin
que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio
hasta el fin” (Eclesiastés 3: 11). Investigadores y filósofos se cansan
elaborando hipótesis para explicar qué hizo Dios. Esas teorías tratan de
retroceder en el tiempo hasta unas mínimas fracciones de segundo después de esa
famosa “explosión”, el Big Bang, que sería el origen del universo. Curiosamente
es como si esas hipótesis chocasen contra una pared; ellas no pueden explicar
lo que sucedió justo en esos instantes.
El hombre no puede comprender la obra de Dios.
Para el creyente, ¡cuán elocuente es la Palabra
de Dios en su simplicidad! “Lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”
(versículo de hoy). “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis
1:1). “Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos” (Salmo 33: 6). “Los
cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus
manos” (Salmo 19: 1). ¡Qué majestuoso testimonio de sabiduría y de poder!
Pero, si lo único que está en juego es la razón del hombre, ese testimonio
permanecerá sin efecto, como cualquier otro conocimiento. Por su medio nos
revela no solo las obras de Dios, sino a Dios mismo, si lo recibimos por la fe.
¡Para el creyente ya no hay pared! Dios se
reveló no solo mediante la creación, sino aún mejor: en la persona de su Hijo
Jesucristo y a través de las Sagradas Escrituras, la Biblia.
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