"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 5: 8
El casco
“Irónico. En plena caravana en Nueva York, en
la que varios motociclistas protestaban contra una ley que los obligaba a usar
cascos, uno de los manifestantes murió al caer de su vehículo y golpearse la
cabeza contra el pavimento”, informó un diario.
“La víctima conducía su potente máquina. Al
frenar, el motociclista de 55 años
perdió el control de su moto y fue expulsado por encima del manubrio. Como era
de esperarse, la policía aseguró que el hombre hubiera podido sobrevivir al
accidente si hubiera tenido en cuenta una sencilla consigna: llevar puesto un
casco”.
Esta noticia revela la insensatez del ser
humano ante ciertas normas y reglamentos que fueron promulgados para proteger
nuestra vida. Y cuando pensamos en nuestra alma, surge la pregunta: ¿Cuál es la
protección que tenemos ante la velocidad de este mundo, que cada día avanza por
caminos escabrosos y curvas peligrosas, lo cual nos hace sentir la fragilidad
de nuestra vida? Nuestra protección es entregar toda nuestra vida en las manos
de Dios.
Desde hace casi 2000 años se está anunciando la
Buena Nueva de Dios, el mensaje de salvación: “Cree en el señor Jesucristo, y
serás salvo” (Hechos 16: 31).
El Señor Jesucristo es paciente, no quiere que
ninguno se pierda. Hoy todavía le da la oportunidad para reconocer que ha
vivido lejos de él, para pedirle perdón por sus pecados y así ser salvo
eternamente.
Los que hemos depositado nuestra confianza en Jesucristo, somos exhortados a usar “el yelmo de la salvación” (Efesios 6: 17). Es la conciencia y el gozo de la perfecta salvación en Cristo, que Satanás no puede quitar.
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