"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga
su vida por sus amigos.
Juan 15: 13
Dio su vida por su hermano
En enero de 2011, grandes tormentas azotaron el
estado de Queensland, en Australia. Los ríos transformados en impetuosos
torrentes provocaron graves inundaciones. Donna Rice estaba en el automóvil con
sus dos hijos, Jordan (13 años) y Blake (10 años), cuando su vehículo fue
rodeado por el agua y quedó inmovilizado. Alguien trató de ayudarlos. Por su
ubicación, Jordan era más fácil de alcanzar, por eso debía ser sacado primero,
pero insistió para que salvasen a su hermano menor antes que a él. En el
instante en que Blake fue sacado del peligro, una nueva ola arrasó el
automóvil. Jordan y su madre se ahogaron.
En los titulares de los periódicos se podía
leer: “Jordan murió por su hermano”. Este adolescente siempre había manifestado
gran amor por su hermano. Y lo demostró cuando no dudó en dar su vida por él.
Estos hechos conmovedores nos recuerdan a
Jesucristo, el buen Pastor que dio su vida por sus ovejas (Juan 10: 11). Por
amor, un amor imposible de comprender, tomó mi lugar bajo el juicio de Dios. Se
dejó crucificar para llevar el castigo que mis pecados merecían. Cuando exclamó
en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, no obtuvo
respuesta, nadie vino a rescatarlo (Salmo 22: 1-2). Desamparado por un
Dios santo que cargó sobre él el peso inmenso del pecado, dio su vida por todos
los que le tenderían la mano para ser salvos.
Tomar su mano es creer en lo que él hizo por
mí. Me liberó de mis pecados, de Satanás, quien me tenía cautivo, y de la
muerte eterna. Me dio la vida eterna, y estoy unido a él para siempre.
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