"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre,
aunque no me conociste. Yo soy el Señor, y ninguno más hay; no hay Dios fuera
de mí.
Isaías 45: 4-5
Diste alabanza a dioses de plata y oro, de
bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al
Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Daniel 5: 23
El bebé perdido (1)
En China, al final del año 1989, en medio de la
nieve y del viento glacial, el evangelista Xi, vendedor de Biblias y
evangelios, caminaba de pueblo en pueblo en las colinas del Gansu. Al llegar al
último pueblo de su gira, rápidamente notó que algo iba mal. La gente estaba
fuera de sus casas, reunida en pequeños grupos.
- Buenos días a todos. Les traigo una buena
noticia.
- ¡Cállese, aquí solo tenemos malas noticias!
¡Hoy robaron un bebé!
El rapto de niños era frecuente en China:
bandas de ladrones robaban bebés en el campo para venderlos en la ciudad a
parejas ricas que no tenían hijos.
- ¿Podría ver a los padres?, preguntó el
evangelista.
- ¡Váyase, aquí no lo necesitamos!
- Por favor, quiero verlos, quizá pueda
ayudarlos.
Entonces lo llevaron a la cabaña de los
angustiados padres.
- Entiendo su tristeza, les dijo. Conozco a
alguien que puede ayudarles: Dios. Me gustaría pedirle por ustedes. Y empezó a
orar: Oh, Dios, tú que sabes todo, que puedes todo, te pedimos que nos traigas
al bebé desaparecido. Amén.
- ¡Cállese y váyase!, gritó el padre. Oramos a
nuestros dioses y no respondieron. ¿El suyo hará mejor? Y lo echaron
violentamente del pueblo.
(mañana continuará)
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