"Ventana abierta"
El niño huérfano
Cuento árabe para niños
Dicen que había un niño huérfano que vagaba
solo por la tierra. Solo y triste. Porque ni los hombres ni los animales
querían ocuparse de él, prestarle atención, ni disfrutar su compañía.
Erraba solo, y aunque estaba triste, no podía
llorar. Las lágrimas aún no existían.
Llegó uno noche de esas luminosas gracias al resplandor de la luna. El niño, mientras caminaba, la miraba. Su
brillo y su blancura eran maravillosas.
Hacia la mitad de la noche, la luna, que había
estado observando al niño hasta entonces, se sentía conmovida por la tristeza
del huérfano. Y bajó hasta él.
Le dijo:
¡Llora, pequeño! Te sentirás mucho mejor... Pero no dejes que las lágrimas toquen el suelo. Déjalas fluir sobre mí y yo me las llevaré al cielo.
Entonces el niño hizo
caso a la luna, y comenzó a llorar y a llorar. Y se sintió mucho mejor. Y así
nacieron las primeras lágrimas, que cayeron
sobre el rostro de la luna.
Y ahora, cada noche
de luna llena, si miras al cielo, verás la luna, preciosa.
Y si te fijas en sus manchas, sabrás que son la marca de las primeras lágrimas de la tierra. Y que la luna, un día, consiguió calmar la tristeza de un niño.
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