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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 20 de septiembre de 2021

Cuento árabe para niños. "El niño huérfano". Lunes, 20 - Septiembre - 2021

"Ventana abierta"

El niño huérfano 

Cuento árabe para niños

Dicen que había un niño huérfano que vagaba solo por la tierra. Solo y triste. Porque ni los hombres ni los animales querían ocuparse de él, prestarle atención, ni disfrutar su compañía.

Erraba solo, y aunque estaba triste, no podía llorar. Las lágrimas aún no existían.

Llegó uno noche de esas luminosas gracias al resplandor de la luna. El niño, mientras caminaba, la miraba. Su brillo y su blancura eran maravillosas.

Hacia la mitad de la noche, la luna, que había estado observando al niño hasta entonces, se sentía conmovida por la tristeza del huérfano. Y bajó hasta él.

Le dijo:

¡Llora, pequeño! Te sentirás mucho mejor... Pero no dejes que las lágrimas toquen el suelo. Déjalas fluir sobre mí y yo me las llevaré al cielo.  

Entonces el niño hizo caso a la luna, y comenzó a llorar y a llorar. Y se sintió mucho mejor. Y así nacieron las primeras lágrimas, que cayeron sobre el rostro de la luna.

Y ahora, cada noche de luna llena, si miras al cielo, verás la luna, preciosa.

Y si te fijas en sus manchas, sabrás que son la marca de las primeras lágrimas de la tierra. Y que la luna, un día, consiguió calmar la tristeza de un niño.

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