"Ventana abierta"
APOYO AL
DUELO. Durante esta epidemia de coronavirus
Por OME
1. Nos
ha llegado este coronavirus, de una amplia familia de virus que ha provocado
enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades respiratorias
graves, como pueden ser algunos casos de afectados por el virus COVID-19, sin
vacuna ni tratamiento curativo por el momento. Que no mata tanto como temíamos,
pero se propaga mucho más de lo que nos dijeron. La trágica realidad nos está
presentando multitud de personas contagiadas por todo el mundo, y son muchos
miles las personas que fallecen, algunas en nuestros entornos, en nuestras
familias, amistades y conocidos. En esta epidemia surge una situación
inesperada: no es posible la despedida, quedan imposibilitadas algunas
expresiones de cercanía habituales, quedan ideas de culpa, faltan muestras físicas
de apoyo, etc. Este aislamiento tan brutal deja a muchas personas, de pronto
alejadas e imposibilitadas del encuentro con sus familiares y amistades como
ocurre en muchísimas personas que quedan aisladas en su domicilio, o personas
ingresadas en hospitales, residencias, cárceles, etc. que pasan a tener
síntomas equiparables a los que acontecen en un duelo. Ahora bien, aunque no se
haya acompañado al familiar ingresado, no quiere decir que no se vaya a
acompañado en todo el proceso vital. Pero sí, demasiados cambios en tantas
áreas de nuestra vida, también en la manera de morir y en como despedimos a
nuestros muertos. Aun así, tenemos derecho a despedirnos ¿no?
Están surgiendo iniciativas con dispositivos organizados para mejorar el
estado de salud emocional de los y las afectadas por el coronavirus desde la
red de salud mental y en algunos centros de salud del Sistema Público de Salud,
Osakidetza en nuestro caso, en las diferentes provincias. También los colegios
de psicología, algunas asociaciones científicas y profesionales, así como
algunos gabinetes privados de terapia se están poniendo en marcha fórmulas de
consulta y atención a distancia a través de servicios de telepsicología (Skype,
videoconferencia, teléfono, etc.) por profesionales de la Salud Mental con
amplia formación especializada y notoria experiencia profesional. Será oportuna
la necesaria privacidad.
Precisamos pautas orientadoras ante las situaciones
de duelo por fallecimientos tras las enfermedades que produce
este virus o por otras enfermedades con final letal durante estos meses. La
pérdida de un ser querido es una circunstancia muy dolorosa que tememos
afrontar en nuestra vida. Circunstancia que necesita de un tiempo y de
afrontamiento para integrar y aceptarla. Eso es lo que llamamos “proceso del
duelo”. Pero disponemos de poco tiempo y los duelos serán muy diferentes a
otras épocas, en las que suelen ser de evolución larga, casi un año o más,
cuando la persona empieza a revivir ante los acontecimientos de su vida
cotidiana. Además, los acontecimientos de los momentos previos a la muerte y
los inmediatamente posteriores condicionan el desarrollo del proceso de duelo.
2. Duelo en tiempos del coronavirus.
Las etapas a recorrer con el paso del tiempo en el proceso de duelo son
esas fases de negación o estupor, de enfado, de negociación, de desorganización
o desesperanza, y de aceptación o reorganización, ya afrontando la situación
que se produjo y vemos reorganizar nuestra propia existencia. Aceptaremos la
realidad de la pérdida, con un tiempo de dolor y pena, con historias
compartidas, nos adaptaremos a un entorno donde el ser querido está ausente, a
quien recolocaremos emocionalmente mientras miramos hacia el futuro.
Hay factores que ayudan a superar el duelo y promueven la resiliencia, es
decir, la capacidad de reponerse de las adversidades. Son la confianza en la
gestión de las autoridades, el apoyo comunitario previo y la solidaridad de los
miembros de la comunidad. Todo ha de ser considerado para que, en esta
situación tan imprevista, donde hay malestares, como tristeza, ansiedad,
miedos, etc. que, en ocasiones, se manifiestan corporalmente, y con síntomas
que pudieran adquirir un carácter severo y de larga duración. Un duelo
complicado puede llevar a trastornos depresivos, perspectivas sombrías sobre el
futuro, pensamientos suicidas, trastornos del sueño y del apetito.
¿Cómo despedir a un ser querido sin velatorio ni
funeral? Los rituales funerarios en la época del coronavirus.
El duelo es un proceso de adaptación, un tiempo, que implica un ritual
para despedir a la persona que muere, que ya no está con nosotros/as, y
elaborar una situación en la que sabe a quién ha perdido, pero aún no sabe qué
ha perdido. Abrazamos y besamos a nuestros seres queridos, en compañía de
amistades y familiares y, por supuesto, estar cerca de la persona que perdemos,
velarla, verla, tocarla quizá, por última vez. Un ritual que es el inicio del
proceso de duelo, un recorrido doloroso. En algunos tanatorios, permiten, con
la distancia de seguridad y un límite de personas, realizar el velatorio; las
restricciones son severas (si la persona fallecida es por COVID-19, no se
permite la asistencia) y/o probablemente no le hayas podido dar una despedida
tradicional o como hubieras querido. Aun así, se pueden llevar a cabo
actuaciones para homenajear o despedir a tu ser querido: es posible leer una
carta, incluir un objeto en el ataúd, poner su canción preferida, etc. y
retransmitirlo por video o llamada. Proteger a través del aislamiento a los
mayores no implica aislarlos aún más emocionalmente. Dejémosles su pequeño
protagonismo, aún en la distancia. Habrá rituales de todo tipo, en un rápido
velatorio y en los momentos y días posteriores, dedicándose a escribir, una
especie de diario, cartas, dibujos, realizar grabaciones, recopilar
fotografías, mensajes desde las redes, colocación de objetos significativos,
aquel rincón que recuerde a la persona fallecida, minutos de silencio, una canción,
etc. Serán acciones de carga simbólica y emocional, que nos permiten conectar
con las emociones y el dolor, mientras ayudan a integrar lo sucedido.
En esta situación, el uso de las redes puede permitir dar voz y que quien
quiera pueda expresarse sobre lo que le gustaría hacer en una ceremonia
virtual. Aquí menores y mayores tienen su posibilidad para decir algo y
sentirse mejor. Un encuentro virtual en alguna plataforma online (Skype, Zoom,
realizar un grupo de WhatsApp, hacer una página web…) permite conectarse a la
familia y allegados.
En la pandemia por coronavirus todo es diferente.
La despedida no es posible, con esta pandemia el dolor intenso se ha
complicado por las normas de aislamiento del estado de alarma que impiden el
contacto físico habitual, falta la calidez del entorno, impidiendo la
socialización de procedimientos que han de realizarse en la soledad de una
vivienda. Tanatorios que restringen la asistencia de personas, sin abrir el
féretro, sin contacto físico con tus seres queridos, sin calor humano. Llega a
ser inhumano no poder abrazarse, no saludarse, no tener expresiones de afecto,
donde las emociones por la pérdida, nos lleva a vivencias de sentir que nos
desgarramos por dentro.
Las gestiones se realizan en soledad. Recoger las pertenencias del
familiar, no poder acudir o tener que asistir por separado al cementerio en un
proceso rápido, todo esto contribuye al inicio de un duelo complicado y sin
poder hacer un buen cierre con nuestros seres queridos. No obstante, podemos
sentirnos vinculados a la gente que queremos y nos quiere. El ánimo ha de estar
presente hacia personas y familias que pasen por un proceso de duelo durante el
aislamiento por la epidemia de coronavirus, sea por la pérdida de un familiar
por el coronavirus o por otras circunstancias, pero en este período de tiempo.
3. Orientaciones
para el proceso de Duelo.
Pudiera ser que ya antes del fallecimiento, cuando el pronóstico del
paciente sea desalentador, se recomiende iniciar a “tomar conciencia de la
realidad» e iniciar un proceso de despedida. En esos momentos los familiares
están afectados por las emociones, que si después no son trabajadas pueden
dejar heridas abiertas que condicionen de forma negativa el normal proceso del
duelo.
1- Con la familia. Hay que buscar momentos
para realizar rituales de despedida. Tener espacios
para hablar de
la persona fallecida, recordarla y compartir experiencias, observar fotos,
recordar actividades compartidas, etc. En suma, generar apoyo entre la familia.
Ahora, el núcleo familiar no va a poder juntarse, pero sí hablar por teléfono.
La imposibilidad de contacto físico se puede suplir por decir a la gente lo
importante que es para nosotros. Con conversaciones telefónicas donde aceptemos
lo que ha pasado y asumir lo importante que ha sido la persona fallecida para
uno mismo.
2- En soledad. Aceptar un cierto grado de distanciamiento emocional (no lloro, no me siento mal) como normal mientras se toma
conciencia del impacto por la pérdida. Escribir sobre el vínculo que se tuvo
con la persona que ya no está y cómo queremos que siga presente en nuestra
vida, cuales son mis sentimientos y emociones o qué necesito. Tenemos que
asumir que “estamos aislados pero no solos”. O aisladas.
3- De las cinco fases del duelo -negación, enfado, negociación, dolor o
depresión y aceptación-, en la última te despides de la persona fallecida
recolocándole en tu vida, en un nuevo lugar, con consciencia de que no está.
4- Autocuidados. Es clave mantener pautas de higiene corporal (duchas,
aseo, cambio de ropa, etc.), de la alimentación (comer e hidratarse
adecuadamente), hacer ejercicio físico o caminar por el
pasillo, el sueño organizado, horarios y
cuidados básicos de salud, actividades creativas (dibujar,
manualidades, cocinar, cuidar las plantas, ordenar…). Es un momento de gran
desequilibrio e impacto que precisa ser atendido.
5- Respetar, acompañar y normalizar las expresiones del duelo. Conductuales
(llanto, silencios, agitación, hiperactividad, etc.), emocionales (tristeza,
ansiedad, culpa, enfado, indiferencia…), físicos (hipotonía, falta de aire,
vacío en el estómago, falta de energía…) y espirituales (reflexiones sobre la
muerte, explicaciones, crisis de fe, etc.).
Es importante la validación de su mundo emocional. La emoción es el modo en el que
el organismo reacciona a la pérdida, por esto nos puede guiar hacia la salida
adecuada. La tristeza, el miedo, la rabia…, entre otras emociones posibles,
serán aceptadas e identificadas y no evitadas.
6- No recurrir a fármacos (si no es
muy necesario) que limiten la elaboración del duelo. No abusar de medicamentos
ni alcohol, para mitigar el dolor. Si se desborda, mejor recurrir a un
profesional disponible de forma telemática para acompañarte en tu proceso.
7- Es importante recordar a la persona que has perdido, como queda presente y
dar valor a lo que enseñó y transmitió, así como lo que llegaste a vivir con
esa persona en vida, sin sentirte culpable si no pudiste acompañarla al final,
pues has hecho lo posible.
8- Finalmente, se recomienda vida variada y saludable: ejercicio, alimentación sana,
actividades en familia. Cuidar los retos emocionales y relacionar lo que nos
plantea el duelo y aprender nuevas formas de acompañamiento entre nosotros
y la otra persona perdida. De mucho interés tener pautas para el día
a día (www.bizkaia.org) por ejemplo.
9- Es oportuno recordar que el duelo tiene dos partes para avanzar: el trabajo
emocional de ir aceptando poco a poco y, al tiempo, seguir
funcionando, distraerse frente a la tristeza, buscar actividades diversas, de momento en
casa, aceptando a la tristeza como compañera, con dolor que agota y lo siente
difícil de superar, todo ello sin prisa ni agobios.
10- Los actos de grupo hay que postergarlos a que todo esto pase,
pero puede haber más iniciativas. Cuando pase esta crisis sanitaria, quizá sea
oportuno hacer un acto especial como despedida pendiente, y coincida el entorno
cercano. O quizá ya no sea oportuno.
4. Duelo en la Infancia
El Duelo en la infancia y la adolescencia tiene sus particularidades que
merece la pena conocer (https://www.cmb.eus/campana-cmb-camino-duelo-2017)) ¿Cómo explicar a los niños y
niñas la experiencia de la muerte y hacer frente a sus preguntas? ¿Cómo
informar estos menores y que sepan hacerlo en su clase? ¿Cómo dar la noticia de
la muerte de una persona querida a un niño o niña o adolescente? ¿Cómo elaboran
el duelo los menores, sean adolescentes o los niños y niñas?
– ¿Quién comunica
la pérdida? Por el padre, la madre o persona cercana o significativa.
– ¿Cuándo y dónde? Lo antes posible. En lugar
tranquilo y seguro (conocido para el niño/a).
– ¿Cómo? Evitar eufemismos, metáforas o equívocos (“se fue a un
sitio mejor”, “…ido al cielo”, “se ha quedado dormido”, “se ha ido”), decir de
forma clara que ha muerto y que no podéis volverle a ver, con tono de voz
cálido, interesándose por sus sentimientos y pensamientos sobre lo sucedido,
preguntando por sus dudas, recordando a la persona fallecida. ¡Ojo! que no
asocie que cuando alguien se ponga enfermo, se vaya a morir.
Explícale por qué ahora no hay contacto con otras personas importantes o
no habéis podido despediros de vuestro familiar que ha fallecido. Cuenta que a
sus amistades, profes y familiares que tanto queréis ya se lo diréis, pero que
ahora hay una enfermedad que podemos transmitir, por eso hay que tener mucha
higiene y quedarse en casa.
– ¿Qué actitudes prácticas?
Ayudarle a “darse cuenta de la pérdida, a “echarle de menos” (poder ir
funeral y rituales, echarle de menos en casa, etc.); apoyo emocional en casa,
en la familia y en un ámbito educativo sensible; ayudar a expresar emociones
como tristeza y rabia y sentimientos (culpa, vulnerabilidad hacia el mundo…) y
temor a que ocurra lo mismo a otros seres queridos o incertidumbre pensando en
“qué será de ellos”; no ocultar nuestros sentimientos en presencia de los niños
y niñas. Mientras tanto, dedicarle más tiempo a la infancia, proporcionar
compañía, atención y afecto, aumentar las muestras de cariño, escucharle… ¡Ah!
y que sepan que con quienes están en casa tienen el Super-Poder para protegerse.
No sorprendernos de que algunos niños y niñas muestren especial impacto
inicial, incluso que no quieran que se les hable del tema, mientras otros
muestren su preocupación. Con cambios en su comportamiento y ánimo. Puedes
decirles: «Si quieres hablar de eso, lo hacemos…”. Hay muchos recursos para
abordar la pérdida, la muerte, y el proceso de duelo en la infancia
localizables en libros, videos de YouTube, juegos, etc. que podemos explorar.
– ¿Qué reacomodación emocional ante la persona
fallecida?
El juego (y en estas
semanas se ha de jugar y estudiar mucho) es la principal actividad de
aprendizaje y desarrollo en la infancia, y también para la elaboración del
duelo. Por el juego trasladan todo su mundo interno y acomodan sus emociones;
Ayuda la recolocación de la persona fallecida, encontrar un lugar significativo
(el corazón, un árbol, un pájaro, su sitio preferido, una estrella u otro
objeto) que le ayude a sentirle y recordarle. Si hubiera niños/as y menores con
discapacidad, no necesitan ser excluidas de esa realidad que viven, han de ser
incluidas, escuchadas, cuidadas, acompañadas. Van a tener que vivir y superar
su situación difícil, a su manera, en estas semanas. Hay recomendaciones desde
diferentes instituciones:
https://www.copmadrid.org/web/img db/comunicados/2020/recomendaciones-psicologicas-para-explicar-a-niños-y-niñas-el-brote-de-coronavirus-covid-19-5e6b4d4b25373.pdf
5. Acompañar a Adolescentes
Hay guías sobre la adolescencia difundidas en estas fechas, con cuestiones
especialmente interesantes. Adaptarnos a la situación especial que estamos
viviendo, debido a la presencia del Covid-19, es difícil para todos/as, es normal
que nos cueste. Si a estos momentos le añadimos una pérdida familiar. Es normal
que en estos miembros jóvenes haya momentos donde decaiga el ánimo, haya
ansiedad, se recluyan en su habitación… De ahí la importancia del
acompañamiento y el respeto a sus emociones. Debemos saber escuchar sin juzgar.
En estos momentos excepcionales, pueden sentirse más aislados y conviene
observar ciertas pautas:
– La diferencia entre las expresiones emocionales del/a adolescente con
respecto a las del adulto es la intensidad con la que son experimentadas y
vivenciadas, por lo que su comunicación es más fuerte que los adultos.
Otros/as, ahogarán su expresión, manifestando un enfado interiorizado.
– Se les informará en todo momento, por sus personas
cercanas, de la situación y evolución con respecto a sus familiares o seres
queridos. Explicándoles como están, por qué no se le puede visitar, y/o en caso
de fallecimiento, acompañar o velar. Incluirles en la toma de decisiones.
– Importante que los adolescentes puedan saber cómo seguir en contacto con las personas que quieren y a
las que no pueden ver por la situación actual, bien porque están hospitalizadas
o por la situación de confinamiento. Buscar la manera de mantener el contacto.
– Quizá estén haciendo muchas preguntas, sientan rabia, frustración,
impotencia… Por ello, es importante acompañar y
transmitirles, que estamos ahí, aunque no haya respuesta para todas sus
preguntas. Compartir los sentimientos permitirá buscar otras maneras para estar
tranquilos/as.
– Tener en cuenta su opinión, que sientan que los tenemos en consideración.
Incluirles en las actividades que pongamos en marcha para estar en contacto con
nuestros familiares ingresados. Asimismo, también en los rituales que decidamos
elaborar si se produce el fallecimiento.
– No ocultarles lo que sentimos, no nos escondamos para
llorar. Propiciar la expresión de
emociones y el uso de recursos
expresivos que ellos manejen para hacerlo: música, escritura, dibujo,
videos…Respetar sus tiempos y no mantenernos ni muy cerca, ni muy lejos de
ellos.
– Propiciemos diálogos
abiertos en familia donde unos y otros expresemos
nuestro sentir ante la situación, sin juicios, ni descalificaciones.
Tratémosles como nos hubiera gustado que nos trataran a nosotros a su edad,
hablándoles de nuestra experiencia a sus años.
– Intentar mantener una rutina diaria, que no se abandonen ni
abandonarnos nosotros. Dar alguna responsabilidad en la casa, da seguridad, un
cierto orden y les hace sentirse útiles.
– Evitar que se obsesionen con el tema y que estén
sobreexpuestos a mensajes de lo ocurrido por la prensa y las redes. Proponer momentos “modo avión”, y desconectar de
todo.
– Igual que los adultos, en la adolescencia necesitan momentos y espacios íntimos para conectar con su
dolor y para desconectar de él, a veces necesitando la evitación para sobrellevarlo.
– Evitar comentarios inapropiados, que alimenten su rabia,
venganza, miedo o victimismo. Evitar frases como: “ahora debes ser fuerte” o
“no llores, ya eres un hombre/mujer”.
– Si mostrara conductas
desadaptativas o consumo de ciertas sustancias. Incluso conductas de
riesgo o ideación de muerte o suicida, prestar mayor atención. Si solos no
podemos, buscar ayuda en los recursos online o telefónicos que se han puesto a
disposición de la ciudadanía.
– Pongámonos en contacto con
su tutor/a o maestros/as para explicarles la situación y entre todos
consensuar cómo llevar durante estos días las tareas de clases sin excesiva
presión.
– Este período es una
oportunidad de conocernos
mejor los puntos de vista, opiniones, intereses,
etc. Le ayudamos con los miedos que puedan tener, por ejemplo, a olvidar al
fallecido/a.
Nuestra actitud ante la
muerte en estos días será un hermoso, aunque duro aprendizaje.
6. Tratamiento a distancia del Duelo.
Con la actual tecnología y llevado a cabo por profesionales, es posible.
La terapia online permite
que el o la paciente se sienta más cómodo y seguro pues está interactuando
desde su casa, un lugar protegido. Su profesional tiene acceso directo a
informaciones sobre el ambiente en el que se desenvuelve el paciente. Con un
objetivo claro: ayudar en esta situación de aislamiento a convivir con el
posible dolor y a disminuirlo, manteniendo el recuerdo del ser querido,
colaborar para conservar fuerzas para, al salir del aislamiento, poder mirar el
futuro; y ser la garantía de que no está solo.
Tanto la red de salud mental de Osakidetza como los colegios de psicología
de cada provincia y algunos gabinetes de terapia han habilitado esta opción,
para quienes no se sientan adecuadamente.
Ventajas
de este tipo de intervención:
• Representa un apoyo más inmediato, y es útil en la situación de
emergencia que vivimos.
• Garantía de confidencialidad, de soporte, y con un medio de conexión
accesible: teléfono, correo-e, Skype, soporte online, etc.
• Puede actuar como un puente en períodos críticos, a la espera del inicio
de un tratamiento, si fuera necesario, en condiciones más normalizadas.
• Es útil como enfoque preventivo, para informar, asesorar, sostener y
acompañar a las personas, dándoles herramientas de control en su gestión del dolor,
pudiendo así reducir los problemas, antes de que provoquen síndromes más
complicados, con riesgo de cronificación o cualquier otra expresión
desadaptativa del proceso de duelo (autolesiones, consumo excesivo de
psicofármacos, somatizaciones, etc.).
En
intervenciones telefónicas y/o chat:
• La ausencia de contacto visual aumenta el anonimato, lo que facilita dar
información íntima sin aún haber creado vínculo, pues hay menos barreras que en
un medio cara a cara;
• El tiempo de respuesta aumenta la capacidad de reflexión y la
opción de introspección; escribir sobre los conflictos ayuda a «separarse» de
los problemas y favorece su abordaje.
• Nos ha dado el permiso, entramos en la casa particular de alguien y
preguntaremos si es el momento adecuado, en qué momento prefiere que la
conversación se tenga, etc.
• La sesión siempre está disponible para quien sea paciente (en el chat,
permanece escrita; y en la intervención de audio, se puede grabar). Quien sea
terapeuta, tras la sesión, puede releer el texto y reflexionar sobre aspectos a
los que no ha prestado atención en la sesión.
• La «presencia virtual» favorece la expresión de los problemas al
disminuir la resistencia.
7. El proceso M.A.R. para elaboración del
Duelo.
El Movimiento hacia el Agradecido Recuerdo (M.A.R.), es un diseño
psicológico que contempla distintas áreas (emocional, intelectual, corporal,
etc.) con una visión de la persona y sus relaciones, siendo de aplicación
individual, familiar o grupal, para ayudar en la elaboración del duelo, un
proceso de adaptación emocional tras cualquier pérdida, donde el final no es el
olvido sino el agradecido recuerdo. En este caso nos situamos ante un ingreso y
fallecimiento inesperado en el marco de esta pandemia de gran afectación
social, que ha imposibilitado las despedidas con cierta humanidad, con cercanía
afectiva.
Situaremos este sencillo método en 4 días, como 4 fases, desde un abordaje
familiar o individual, que favorece el sentido de pertenencia. Nos apoyamos en
la escritura de cartas.
Día 1: El desconcierto emocional y el malestar general se vivencian.
– Haremos un recorrido del pasado al presente. A cada miembro se le pide
que escriba una carta a la persona fallecida, reflejando momentos
significativos, en primera persona, con anécdotas o situaciones importantes,
diciendo “como me siento” y “te quiero”.
– Por la tarde la familia se reúne en el salón, dejando un asiento libre
con una foto u objeto de la persona fallecida. Será el asiento del ausente.
Cada cual leerá su carta mientras el resto escucha, siente y comparte. Cada
cual expresa en voz alta como cree que se sentiría la persona fallecida ante
esos escritos.
Día 2: El perdón, despojados de sentimientos de culpa.
– Cada cual escribe otra carta a la persona fallecida, con los
sentimientos de culpa que tiene respecto a él. Aquel día, aquella situación,
aquel olvido, despiste, desconsideración, falta de respeto, poco caso… También
describo algunas situaciones con las que disfrutó: tal comida, conversación,
espectáculo, paseo o actividad.
– Por la tarde, como el día anterior, vuelven a juntarse en el salón, de
nuevo con silla del ausente. Leerán las cartas de las culpas… con final
pidiéndole el perdón tras decirle que no pretendían dañarle. Comentarios sobre
como creen que el ausente hubiera reaccionado. Después, se queman las cartas en
un recipiente o se rompe en trozos muy pequeños. Un “buenas noches” a la
persona fallecida, un “hasta mañana”.
Día 3: Contigo aprendí.
Trasmisión de valores, enseñanzas…
– Otra carta en primera persona, sobre lo que aprendí de él o ella.
Reflejando lo positivo: Recuerdo tu
generosidad, tu humor, tu entrega a los demás, tu aprecio a la naturaleza,
siempre disponible para los demás… por ejemplo.
– Nueva reunión por la tarde, en igual disposición, y de nuevo las
lecturas de cada cual, seguidas de como se sentiría la fallecida al escucharlo.
Y despedida hasta el día siguiente.
Día 4: El Agradecimiento.
– Una carta de agradecimiento y reflejando comentarios hacia la persona
fallecida con generosidad.
– Por la tarde, reunión y lecturas hacia quien está ausente. Conversación
sobre cómo se sentiría, etc. Después cada miembro hará un dibujo de
agradecimiento hacia quien ha fallecido, escribiendo “gracias” y un “hasta
siempre”.
Según lo apuntado ha participado una familia, pero si algún miembro no
desea hacerlo no hay problema. El proceso de duelo es algo muy personal,
individual en una colectividad que puede ser la familia o su entorno vecinal o
también laboral o… El proceso del duelo es muy complejo y depende de muchos
factores sociales e individuales. Por eso este método puede ser utilizado en
una familia (permite mayor flujo en la comunicación, mayor feedback) o por una
sola persona.
Tras el desenlace de esta pandemia, podrán arrojar las cenizas, realizar
alguna ceremonia o un acto de recuerdo que permita el acercamiento de mayor
número de personas, de la familia y también de sus entornos.
Referencias
– Alarcón E, Prieto P, Cabrera CE, Rey P, García N, Robles M, Montejo M,
Vega N, Plaza G. (2020). Guía para las personas que sufren una
pérdida en tiempos del coronavirus (COVID-19).
– Artaraz B, Sierra E, González F, García JA, Blanco V,
Landa V. (2017). Guía sobre el duelo
en la infancia y la adolescencia. Campaña «El Camino del Duelo», 2017.
Colegio Médicos Bizkaia.
– Colegio de Psicología de Bizkaia (2020). Pautas psicológicas para el día a día. Bilbao.
– Colegio Oficial de
Psicología de Madrid (2020). Recomendaciones psicológicas para explicar a
niños y niñas el brote de coronavirus-COVID 19.
– Esquerda M, Agustí
A. (2012). El niño ante la muerte. Cómo acompañar a
chicos y adolescentes que han perdido un ser querido. Ed. Milenio.
– Moriconi V, Barbero
J. (2020). Guía de Acompañamiento al Duelo. COVID-19. Colegio Oficial de Psicología
de Madrid. Marzo 2020.
– Odriozola C (2020). Coronavirus y Duelo: 4 etapas y afrontar la situación de aislamiento. Canal de Youtube: https://cutt.ly/Ver-en-el-canal-de-Carlos-Odriozola
28-3-2020
– Perea P (2020). Duelo en tiempos del coronavirus. Despedir a un ser querido sin
velatorio ni funeral. ¿Cómo hacerlo? Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía
Oriental.
Esta
Guía de APOYO AL DUELO durante esta epidemia de coronavirus se editó en Bilbao,
el 31-3-2020.
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