"Ventana abierta"
Monseñor Asenjo agradece al
voluntariado cristiano su “trabajo sobresaliente” durante la pandemia
Nadie duda de que
Cáritas es hoy una de las organizaciones sociocaritativas más respetadas y
consolidadas de nuestro país. La ayuda y asistencia que esta institución
católica presta diariamente y de forma ininterrumpida a los más desfavorecidos
es innegable y admirable. Asimismo, otras entidades católicas como la Pastoral
Penitenciaria, las ONGs de los religiosos y religiosas o las Diputaciones de
Caridad de las Hermandades están demostrando durante esta pandemia que la
Iglesia está allí donde más la necesitan.
El Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, ha enviado una carta a
los voluntarios cristianos que hacen esto posible, agradeciéndoles su entrega
abnegada y animándoles a “seguir en la brecha”.
Después de enviar sendas
cartas a sacerdotes y religiosos, monjas contemplativas y seminaristas, en esta
ocasión monseñor Asenjo, también en nombre del Obispo auxiliar de la
Archidiócesis, ha hecho lo propio con un texto dedicado a los voluntarios
cristianos. “En estos días, me he acordado mucho de vosotros según me iban
llegando noticias de vuestro quehacer y de vuestro compromiso con los
necesitados”, escribe.
Don Juan José Asenjo reconoce
que “estamos viviendo semanas de muchísimo sufrimiento” y jornadas de miedo
“por nuestros ancianos, por los trabajadores que se quedan sin trabajo, por los
encarcelado y los que viven en la calle”. Al respecto, recuerda el mensaje del
papa Francisco del Domingo de Pascua, en el que invitaba a “no dejarnos llevar
por el egoísmo, sino a sentirnos como miembros de una única familia que se
sostienen mutuamente y que no dejan atrás a ninguno de los suyos”. Igualmente,
resalta la homilía del Pontífice pronunciada el Domingo de la Divina
Misericordia, en la que pedía “no consentir que nos golpee el peor de los
virus, el virus de la indiferencia”.
En esta línea, asegura el
Arzobispo, se mantienen los voluntarios cristianos, que creen que “en el mundo
globalizado no hay diferencias ni fronteras, todos somos iguales, frágiles e
igualmente valiosos”. Por ello, añade, “sois también conscientes de que el
futuro del mundo, que entre todos debemos construir, tiene que ser diferente,
el propio de quienes tienen idéntica dignidad como personas e hijos
de Dios”.
Un trabajo que continúa después de la pandemia
En su carta, monseñor Asenjo
destaca el “trabajo sobresaliente” de los voluntarios cristianos y les anima a
“seguir en la brecha”, pues “con el fin del aislamiento y la superación de la
epidemia, no va a acabar el sufrimiento de nuestro pueblo”. Asimismo, les insta
a ser “instrumentos humildes en las manos de Dios para aliviar el sufrimiento
del mundo”. “Con vuestro compromiso dais visibilidad a la misión samaritana de
la Iglesia. De forma casi silenciosa y anónima manifestáis de forma concreta y
palpable la ternura y la misericordia de Jesús, haciendo que la persona que
sufre se sienta amada”, refiere.
Finalmente, el Arzobispo
hispalense pone el acento en los empobrecidos, “los predilectos” de Jesús. Al
respecto, insiste a los voluntarios que “cuando servís a los necesitados,
servís al Señor. Cuando veis y tocáis a los pobres y enfermos estáis tocando la
carne de Cristo, tomando sobre vosotros el dolor de los que sufren”.
Consejos del Arzobispo
Monseñor Asenjo concluye su
carta ofreciendo una serie de consejos para estos voluntarios: “El primero es
que cuidéis la vida espiritual, en la que se templa nuestro servicio humilde y
gratuito. Sin una vida espiritual fuerte y vigorosa, sin la oración, la amistad
y la intimidad con el Señor, nuestro servicio a los pobres antes o después
terminará desvitalizándose o agostándose. El segundo es que cuidéis la genuina
identidad cristiana de Cáritas y de las demás instituciones en cuyo nombre
actuáis. No sois ONGs como las demás, sino instituciones urgidas por el amor de
Cristo (2 Cor 5,14). En este sentido, cuidad también la eclesialidad de vuestro
trabajo y la comunión con la Iglesia diocesana o parroquial”.
Y cierra su texto pidiendo a
Dios que “aliente y bendiga el compromiso fraterno” de tantos cristianos que
están ayudando a cumplir la “misión prioritaria de la Iglesia, que nunca debe
cansarse de ofrecer misericordia, estando siempre dispuesta a confortar y
servir”.
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