"Ventana abierta"
La importancia de los valores en la infancia
Los valores no se
enseñan, se transmiten. Y esto puedes hacerlo tanto con el ejemplo diario, como
narrando cuentos con valores donde
se deje ver la acción de poner en práctica el valor en distintas
circunstancias. Las historias no solo son narrativas entretenidas, sino que son
leyendas con enseñanzas para toda la vida. Los cuentos cortos con valores permiten
a los niños integrarse mejor en la sociedad, sociabilizar mejor con otros niños
y caminar sin traumas hacia un futuro lleno de esperanza, equilibrio y respeto.
Los cuentos
con valores para niños y niñas deben tener un vocabulario adaptado a
ellos sabiendo que, a partir de un año, ya nos encontraremos ante la edad
perfecta para comenzar a leer junto a los peques cuentos de este tipo.
Cualquier tipo de
cuento que transmita claramente un valor es
aconsejable, ya sean cuentos populares o cuentos originales, como los que
puedes encontrar en nuestra web. Lo importante es que ese cuento se adapte a la
edad del niño y a sus necesidades por etapas.
En los primeros tres años de vida es importante enseñar a los niños el valor de compartir,
la responsabilidad de recoger los juguetes o de no decir mentiras, por lo
que será muy divertido contar historias como Pinocho o Caperucita Roja en esta
etapa.
Cuando el niño/a ya tenga edad escolar, el valor de la amistad será probablemente uno de los más
importantes, así como el de la tolerancia, la igualdad, la empatía, la
confianza y/o la bondad. Será el momento adecuado de ayudar al niño a la niña a
integrarse en el mundo y a tener sus primeros contactos sociales. En esta etapa
escolar los prejuicios al conocer a alguien diferente son muy habituales, por
lo que los cuentos pueden llegar a tener un papel verdaderamente importante en
la concepción del mundo que se vaya haciendo el niño o niña en cuestión.
Transmite siempre valores positivos a tus peques, como el
valor de la tolerancia, que podemos ver en cuentos como Dumbo o El Patito Feo.
Cuando los niños ya estén integrados en la escuela, será
importante leerles otros cuentos de valores más complejos como la sinceridad, la valentía, el
agradecimiento, la unión familiar… o reforzar otros ya aprendidos como
pueda ser la responsabilidad, el esfuerzo o la amistad. El cuento de Los tres cerditos es muy
didáctico para que entiendan que el esfuerzo a largo plazo es el pilar de un
futuro digno.
Ya después, durante la adolescencia, no pierdas la
costumbre de leer en familia historias adaptadas a la edad en las cuales se
transmitan valores que les sean útiles para enfrentarse a sus nuevas etapas.
Con este tipo de lecturas se busca que refuercen su autoestima y la confianza
en sí mismos.
Y recuerda que, además de los cuentos cortos con valores más populares, siempre tienes la
oportunidad de crear tus propios cuentos de valores para niños y niñas. Seguro
que te divertirás mucho creándolos y tus niños escuchándolos.
Cuento para niños:
La mentira de María
Las mentiras no son
buenas, pero a veces nos podemos sentir tentados por decir una muy pequeña. Y
es que a veces las mentiras parece que pueden salvarnos de alguna que otra
regañina y sacarnos de problemas en unos segundos, facilitando así muchas
cosas, como por ejemplo el hecho de recibir regalos, dulces o mimos.
Pero lo que es verdaderamente cierto, amiguitos, es que
las mentiras tienen las patas muy cortas, y siempre se descubren y convierten
una pequeña situación incómoda en un problema muy grande, sin contar que a
menudo lastimamos a los demás al decir mentiras y ya nadie confía en nosotros
por engañar. Y esa dura lección fue la que tuvo que aprender una niña llamada
María, gracias a una terrible mentira que la metió un día en un problema muy
grande.
La
historia comienza en un día cualquiera en la escuela cuando María, que era muy
traviesa y le gustaba mucho hacerle bromas a sus compañeros, hizo que su amiga
Tania llorara, se enfadara con ella y le contara a la profesora su travesura.
Entonces la maestra habló con María seriamente y le dijo que llamara a sus
padres, que quería hablar con ellos al día siguiente en la escuela:
- Oh,
eso no podrá ser de momento -contestó María ideando una mentira para escapar
de la situación‑, mamá ha estado un poco delicada de salud y papá la tiene que
cuidar.
Inmediatamente
la maestra se preocupó y preguntó a María que era lo que tenía su madre:
- No
estoy muy segura, pero no puede levantarse de la cama y papá no puede dejarla,
solo para ir al trabajo– respondió María.
Al
día siguiente, a la hora de pasar lista, la maestra muy atentamente preguntó a
María si su madre ya se encontraba mejor, a lo que ella respondió:
- Muy
mal, no creo que pueda venir a la escuela estos días.
Una
respuesta que alarmó mucho a sus compañeros de clase, que fueron muy atentos
con ella colmándola de atenciones para animarla. A María la mentira le hacía
sentir un poco mal, pero en el fondo le gustaban mucho los dulces y los mimos,
por lo que no había mal que por bien no viniera y decidió mantener la mentira
durante bastante tiempo.
Al
igual que una bola de nieve rodando, cada vez la mentira se hacía más grande y
todos pensaban que la mamá de María estaba muy mal en casa, por lo que se
sentían muy preocupados por ella. Sin embargo, como siempre pasa con las
mentiras, finalmente la verdad salió a la luz el día que la maestra de María se
encontró con la mamá en el supermercado. Cuando la maestra de María
preguntó preocupada por su salud, la madre respondió:
- No he
estado enferma desde hace mucho tiempo… ¡estoy tan fuerte como un roble!
Aquella
frase dejó al descubierto la fatal mentira de María.
Al
día siguiente, y como siempre cuando se pasaba lista, la maestra preguntó por
su mamá a María y la niña contó lo mal que estaba, como venía haciendo desde
semanas atrás.
- ¿En
serio, María? – Preguntó la maestra muy molesta.
- Sí –
Respondió la niña algo confundida.
Tras
aquella respuesta la maestra se levantó y salió del salón. Cuando volvió la
sorpresa fue enorme para todos, pues la mamá de María entró en el aula detrás
de ella. Parecía muy disgustada, y en aquel momento la maestra aprovechó la
oportunidad para enseñarles una lección importante a todos:
- "Las mentiras
son malas y tienen las patas muy cortas. Lastiman a quienes más queremos y
terminan empeorando una situación, porque la verdad siempre sale a la luz, no
importa cuánto tarde".
Ningún
compañero se dio cuenta de lo que había pasado, pues pensaron que por fin la
mamá de María se había curado, pero aprendieron también aquel día que las
mentiras nunca son una buena opción.
María, por su parte, que sí sabía muy bien
de que hablaba su maestra, se acercó a pedir perdón a su mamá y a su profesora
al término de la clase comprometiéndose a no decir mentiras nunca más.
Aquel apuro había sido una lección suficiente para María, que vio en la cara de
su mamá la realidad de que lastimar a alguien con una mentira no vale nada la
pena.
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