"Ventana abierta"
Francisco celebró con la Basílica
de San Pedro con apenas una docena de fieles y sin lavatorio
«¡Bravos
sacerdotes!»: emocionado recuerdo del Papa para todos ellos en un Jueves Santo
excepcional
El Papa celebró la Misa de la Cena del Señor
con la presencia únicamente de algunos fieles debido a la pandemia del
coronavirus / Fotos- Vatican Media
J. Lozano. ReligiónenLibertad
Papa
Francisco
Con una basílica de San Pedro vacía, con la
presencia tan sólo de un pequeño grupo de fieles, y sin el signo del lavatorio
de los pies, el Papa Francisco ha celebrado la Misa de la Cena del Señor
de este Jueves Santo, marcada inexorablemente por la pandemia de coronavirus
que azota al mundo.
Como ya era tradicional en el Pontificado de
Francisco, en esta ocasión no ha podido visitar ninguna cárcel en este día
e incluso en la mañana de este jueves tampoco se ha celebrado la Misa
Crismal. Una celebración excepcional en un tiempo excepcional.
En este día del Amor Fraterno quiso tener un
especial recuerdo para los sacerdotes. También hoy que se conmemora la
institución de la Eucaristía, el Santo Padre habló profundamente sobre este
ella y la comunión que durante este tiempo millones de cristianos no están
pudiendo recibir físicamente.
La importancia de la Eucaristía ahora que
muchos no pueden comulgar
“La realidad que hoy vivimos en esta
celebración el Señor quiere permanecer con nosotros en la Eucaristía, y
nosotros nos convertimos siempre en sagrario del Señor. Llevamos al Señor
con nosotros hasta el punto de que Él mismo nos dice que si no comemos su
Cuerpo y no bebemos su Sangre no entraremos en el Reino de los Cielos”, comenzó
el Papa. Además, destacó este “misterio” del Pan y el Vino pues en él, “el
Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros”.
Sobre el gesto de Jesús de lavar los pies a sus
discípulos el Papa habló del “servicio” y recordó que “para entrar en el
Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva. Que sea el siervo de
Dios, siervo de nosotros”.
Esto puede ser difícil de comprender, indicó el
Pontífice en esta basílica prácticamente vacía. Pero la realidad es que
–insistió- “si yo no dejo que el Señor sea mi servidor, que el Señor me lave,
que me haga crecer, que me perdona, no entraré en el Reino de los Cielos”.
Un recuerdo para los sacerdotes
En este día tan especial para los sacerdotes
quiso tener un recuerdo especial para todos ellos, en un momento en el que
muchos están perdiendo la vida por el coronavirus al atender espiritualmente a
enfermos y todo aquel que lo necesitase.
“Hoy querría estar cercano a los sacerdotes. A
todos los sacerdotes. Desde el más recientemente ordenado hasta el Papa. Todos
somos sacerdotes. Los obispos, todos. Hemos sido ungidos por el Señor. Ungidos
para hacer la Eucaristía, ungidos para servir”, dijo Francisco.
Insistió en que no podía “dejar pasar esta Misa
sin recordar a los sacerdotes. Los sacerdotes que ofrecen la vida por el Señor.
Sacerdotes que son los servidores. Estos días han muerto más de 60 aquí en
Italia atendiendo a los enfermos en los hospitales, también con los médicos,
los enfermeros, las enfermeras. Son los santos de la puerta de al lado. Sacerdotes
que sirviendo han dado la vida”.
"Bravos sacerdotes"
También quiso recordar a sacerdotes que están
en zonas más lejanas y remotas. Explicó que ha recibido una carta de un
sacerdote capellán de una cárcel lejana. “Narra cómo vive esta Semana Santa con
los detenidos. Un franciscano. Sacerdotes que van lejos para llevar el
Evangelio y mueren allí”, indicó.
También se acordó de los “párrocos rurales que
aquí son párrocos de cuatro, cinco…siete pueblos en la montaña, y van de uno a
otro. Que conocen a la gente. Una vez uno me decía que conocía el nombre de
toda la gente del pueblo. ‘¿De verdad?’, le decía yo. ‘Incluso los nombres de
los perros’. Conocía a todos. La cercanía sacerdotal. ¡Bravo! ¡Bravos
sacerdotes!”.
En el recorrido que fue haciendo durante su
homilía también quiso recordar a los sacerdotes “calumniados”.
"Estáis conmigo en el
altar"
“Muchas veces, sucede hoy, no pueden ir
por la calle porque les insultan con referencias al drama que hemos vivido con
el descubrimiento de sacerdotes que han hecho cosas malas. Algunos me decían
que no podían salir de casa con el clergyman porque les insultaban. Y ellos
continúan. Sacerdotes pecadores que junto a los obispos pecadores y al Papa
pecador no se olvidan de pedir perdón y aprenden a perdonar, porque ellos saben
que tienen necesidad de pedir perdón y de perdonar. Todos somos pecadores.
Sacerdotes que sufren alguna crisis, que no saben qué hacer. Que están en la
oscuridad”, afirmó.
Francisco dijo a todos ellos: “Hoy todos
vosotros, hermanos sacerdotes, estáis conmigo en el altar. Vosotros
consagrados. Sólo os digo una cosa: no seáis testarudos como Pedro. Dejaos
lavar los pies. El Señor es vuestro siervo, Él está cerca de vosotros para
daros la fuerza para lavar los pies. Y así con esta conciencia de necesidad de
ser lavado se hacen grandes perdonadores. Perdonad. Corazón grande de
generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como tú has
perdonado, serás perdonado. La misma medida. No tengáis miedo de perdonar”.
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