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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 4 de abril de 2020

LLEGA EL CORONAVIRUS: ¿QUÉ VALOR TIENE TU VIDA? Lunes, 30 - marzo - 2020

"Ventana abierta"


Archidiócesis de Sevilla

LLEGA EL CORONAVIRUS: ¿QUÉ VALOR TIENE TU VIDA?
IRENE Mª SOTO NOGUERO
LICENCIADA EN CIENCIAS RELIGIOSAS


HOY HE IDO A COMPRAR A LA PLAZA Y EL TEMA DE CONVERSACIÓN NO ERA OTRO QUE “EL CORONAVIRUS”…

La una comenta que “hay que ver cómo están en Madrid”; la otra que “qué miedo”; la de más allá “que si es que da diarrea (por lo del acopio de papel higiénico)”; su amiga: “anda, anda, que será como la gripe A, que al final nada de nada”; otra que se entera dice: “el problema es la gente mayor, (usted perdone)…”. Un señor que se agrega a la comidilla comenta: “pues la Bolsa no veas cómo está ¡que ruina!”.
Es algo que escapa a nuestro control y nos preocupa. Nadie lo dice abiertamente pero, de pronto, se ha hecho presente en el ambiente la conciencia de que somos mortales. Y de que a lo peor, la cosa no está tan lejos.
Como decía mi madre  “la vida no la tiene arrendada nadie”. Pero nos cuesta pensar en la muerte. ¿Te imaginas?
Sin embargo, reflexionaba yo sobre este asunto, a lo mejor es buen momento para tomarme en serio esta Cuaresma y recordar que “he de volver al polvo”.
Como cristiana, sé que la muerte es esa puerta que nos dará acceso a la presencia del Señor. Y Él preguntará por el amor, por cómo he respondido a Su oferta de intimidad amorosa.
Al mirar dentro de mí, veo que he de hacer un serio examen de conciencia. Para caer en la cuenta de qué valor le doy a la vida: según la viva aquí, según cómo responda al Señor, así será mi vida eterna. También sé que Él me quiere y que me puedo acoger a su insondable misericordia.
Tras ponerme frente a la muerte, a Él encomiendo mi vida. Y aunque no es políticamente correcto hablar de esto, se me vienen a la cabeza las plagas de Egipto o el cuarto sello del libro del Apocalipsis. Pero en manos de Dios todo es para bien.
Nuestro pastor, el Arzobispo Juan José Asenjo, con muy buen criterio, ha recomendado unas pautas para no dar alas a este mal que nos acecha, porque los cristianos hemos de cuidarnos para lo que Dios quiera de nosotros. Pero no me preocupo, porque acabo de poner mi vida en Sus manos.
A lo mejor esta pandemia del coronavirus es una fuente de gracia; como a mí, puede obligar a muchos a reflexionar sobre la muerte y sobre el valor de su vida. Y les invita a volver su corazón a nuestro Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor  (Sal 1, 2)

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