"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
JESÚS CURA A UN HOMBRE DE LA MANO SECA
6 Sucedió que entró Jesús otro sábado en la
sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha
seca.
7 Estaban al acecho los
escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle.
8 Pero él, conociendo sus
pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: « Levántate y ponte ahí en
medio. » El, levantándose, se puso allí.
9 Entonces Jesús les dijo:
« Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal,
salvar una vida en vez de destruirla. »
10 Y mirando a todos ellos,
le dijo: « Extiende tu mano. » El lo hizo, y quedó restablecida su mano.
11 Ellos se ofuscaron, y
deliberaban entre sí qué harían a Jesús. (Lc. 6, 6-11)
En la sinagoga, en la Iglesia, lugar de
culto a Dios, están dos antagónicos: la misericordia y compasión de Jesús y el
corazón endurecido de los fariseos. Los dos enfrentados, porque estos últimos
están invadidos de envidia por las obras maravillosas que hace Jesús en favor
de los enfermos y de los más desfavorecidos y pobres. Los fariseos no pueden
hacer estas cosas porque su culto a Dios está vacío, vacío de obras de Amor. Y
Jesús, dándose cuenta de lo que pensaban, los provoca a conversión: “¿Qué está
permitido hacer el sábado, el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?”…
Y su mirada les pide una opción a favor del
hombre con la mano paralizada o en contra de su salud… Pero ellos callaron, no
querían responder porque sería dar la razón a las obras buenas de Jesús, sería
reconocerlo como el Enviado de Dios… Y a pesar de esto, Jesús cura, Jesús
restaura lo enfermo y salta por encima de los preceptos que sólo son humanos.
“Dios quiere misericordia y no sacrificios”, dones que sólo inflan al que los
ofrece, pero que no agradan a Dios.
El Señor siempre ha sido el Dios del perdón,
de la debilidad por la pobreza y fragilidad humana. Esto es lo que le conmueve
el Corazón de Padre. Nuestro Dios es un Dios compasivo y Jesús es igual que el
Padre.
Le dice al paralítico de una mano: “extiende
la mano” y al punto quedó restablecida… Los maestros de la Ley y los fariseos
se llenaron de ira… Jesús puede hacer muchas cosas con su poder y misericordia,
pero lo que no puede hacer, y su deseo bueno se estrella, es ablandar un
corazón endurecido, un corazón que sólo sabe de cumplir la Ley o de sus razones
y no ve que el mundo que le rodea le reclama ternura y cariño, amor y entrega…
¡Oh Jesús, nuestro corazón, en muchas
ocasiones no es así; ayuda a dulcificar nuestros sentimientos y que ellos vayan
acordes con nuestras obras! ¡Haznos sentir a lo vivo que somos pura debilidad,
para que amándonos en ella, como hace Dios con nosotros, acojamos las pobrezas
de los que nos rodean! ¡Y esto, si ni siquiera me piden ayuda! …
¡Adelantarme siempre con la
misericordia y el perdón!...
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